jueves, 11 de junio de 2009

Desafiaron su discapacidad por el sueño de ser maestros


Un antes y un después. De sacarse los miedos, de animarse a más, de ganar en independencia, de compartir y hasta de lo que significa comprarse el primer cuaderno para ir a la universidad. De esos desafíos hablan. De ser ellos quienes incluyan a los demás. Porque las diferencias con las que dicen que convivían, pasaron a segundo plano. Su objetivo ahora es otro: crear conciencia. ¿Cómo? Enseñando.

Son nueve los jóvenes con discapacidades intelectuales que egresaron como educadores ambientales.Tienen entre 18 y 30 años y ahora son maestros. Trabajan dando charlas y prácticas de 40 minutos sobre los cuidados ecológicos en escuelas públicas y privadas de la Ciudad de Buenos Aires y el conurbano bonaerense. Ya capacitaron a 992 alumnos y más de 42 autoridades escolares e hicieron 37 exposiciones en empresas y eventos como la Feria del Libro. Les enseñan cómo separar la basura para reciclar, a apagar las luces, a no dejar la canilla abierta, a reutilizar las hojas, entre otras cosas.

"Ser profesora es un gran cambio. Es dar un paso hacia el futuro, me encanta enseñar sobre el medio ambiente", dijo Juliana Carcar, de 30 años, una de las egresadas. "Me ayudó a ser una persona integrada con la sociedad y el mundo", enfatizó Pedro Molina, de 24. También se recibieron Jazmín Valenzuela, Vanina Goldfinger, Lucrecia Tronconi, May Bacigalupo, Santiago Chiappe, Lía Zvetelman y Facundo Benedit.

El título de reconocimiento lo otorgó la organización Cascos Verdes (www.cascosverdes.org) a través de la Universidad Católica Argentina y la Universidad de San Andrés que les prestan las aulas y los laboratorios para que los profesionales de Psicología, Educación e Ingeniería ambiental de distintas universidades dicten las clases.

Todos los miércoles a la tarde, los nueve egresados iban a estas universidades para capacitarse. El primer año vieron ecología, la Tierra y la vida y "las tres R" (Reducir, Re usar, Reciclar), y en el segundo, la importancia y el ahorro del agua y la energía. Fue el único curso que no tuvo deserción.

El proyecto surgió en 2006 y hoy participan 42 alumnos. "Ser educador ambiental tiene que ver con compartir, con la conciencia, con la inclusión social", aseguró Javier Ureta, fundador de Cascos Verdes. Y contó que los alumnos a quienes capacitan los miran y los escuchan con atención porque también aprenden sobre un nuevo modo de actuar y de tomarse la vida.

1 comentario:

  1. Verónica:
    felicitaciones por tan abundante material. Te comento que yo también soy educador ambiental en la Universidad donde doy clases. Lamentablemente es una materia electiva y pocos estudiantes se han motivado a participar en mis cursos. Sin embargo, no hay que desmayar. Y sobre la determinación de estos muchachos entre 18 y 30 años, no hay más que felicitarles desde aquí Caracas, Venezuela

    José manuel

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