miércoles, 3 de junio de 2009

Zooterapia


La zooterapia es una metodología con un extenso historial de desarrollo en nuestro país y en el mundo. Se trata de una práctica que involucra a los animales en la prevención y tratamiento de ciertas patologías humanas, tanto físicas como psíquicas. Una de las aplicaciones más destacadas de los programas de zooterapia está dirigida a las personas con discapacidad, especialmente a los niños y los adultos mayores. En la medida en que estas prácticas se han expandido surgió también un debate y el análisis propuesto por organizaciones dedicadas a difundir y promover los derechos de los animales. Muchas de ellas hacen hincapié en una serie de cuidados y prevenciones que deben tenerse en cuenta para que estas terapias no constituyan un abuso para con los animales; otras directamente ven como no ético el uso de los animales para las tareas de rehabilitación o recreación.
Se entienden bajo el nombre de zooterapias aquellos tratamientos terapéuticos asistidos por animales, dirigidos a personas con afecciones crónicas, minusvalías físicas o psíquicas, neurodegenerativas, traumatológicas, problemas de comportamiento y otras afecciones discapacitantes.
Pero para comprender la base del abordaje realizado en las zooterapias es necesario primero establecer que las mismas trabajan con ciertos fenómenos que tiene como campo de acción el sistema nervioso central (SNC), específicamente el sistema límbico del cerebro, que es el encargado de coordinar el componente emocional de nuestra conducta. Se ha demostrado en distintos estudios que la visualización y el contacto con la naturaleza induce la liberación de endorfinas en este nivel del SNC, promoviendo sensaciones de placidez y bienestar que ayudan a disminuir las tensiones y gratifican los procesos mentales y sensoperceptivos. Esto sucede con cualquier integrante de la naturaleza (paisaje, mar, río, brisa, sol), cada uno es un estímulo capaz de inducir esta sensación, pero son los componentes de la naturaleza con los que podemos interactuar directamente, es decir los animales, aquellos que podrían llevar estos efectos a un plano potenciado.
Sí las experiencias de alegría, serenidad, optimismo e interacción resultantes de las experiencias de zooterapia alientan la recuperación orgánica de muchas patologías o traumas donde los procesos mentales y psicosomáticos tienen gran y positiva influencia.
Un ejemplo de ello es el caso de las zooterapias caninas, como la que es llevada a cabo en el Hospital “Pedro Elizalde” de la Ciudad de Buenos Aires; allí los animales ayudan a reflejar con su conducta la del niño que juega o interactúa con él, visibilizando una estrategia para arribar a la problemática y a un futuro programa de estímulos para el paciente.
En cuanto al tratamiento con niños con discapacidad, por ejemplo motoras, las zooterapias basan su estrategia en el juego y el vínculo afectivo desarrollado entre el niño y el perro, estimulando la percepción del otro, la interacción y el dar y recibir, como también estimular la motricidad. Hoy en día, las prácticas de zooterapia son plenamente aceptadas y promovidas en diversos centros de salud tanto públicos como privados y en distintos ámbitos universitarios, donde se siguen estudiando sus beneficios.
Sin embargo, son también numerosas las organizaciones y profesionales que piden cautela a la hora de embarcarse en estos tratamientos, para prevenir posibles abusos que vulneren los derechos de los animales, muchas veces esclavizados y maltratados. Animales como Prozac viviente Este último es el caso del Dr. Charles Danten, graduado en Ciencias de la Agricultura y Ciencia Veterinaria en Francia. Danten fue durante 20 años veterinario en su propia clínica de Montreal, asistiendo también en su práctica a animales de granja y zoológicos. Hasta que, tomando conocimiento del crecimiento de ciertos aspectos indeseables de la relación humano-animal, decidió vender su clínica y abandonar su profesión para dedicar su energía a mejorar las relaciones entre los seres humanos y los animales, especialmente los considerados “mascotas”. El Dr. Danten es además autor del best seller, “Un Vétérinaire en colère” (Veterinario enojado) donde expone su crítica, entre otras prácticas y costumbres, hacia las zooterapias. En su artículo titulado “Los animales son Prozac viviente”, Danten denuncia una carencia de rigor científico respecto a estas experimentaciones y advierte sobre un esclavismo animal. Según Danten, una investigación británica ha comentado que la carencia de rigor parece ser un defecto común en la investigación veterinaria. “Mis opiniones sobre zooterapia encolerizaron a muchos lectores. Si utilizamos animales para hacer nuestras vidas más hermosas o alegres, ejercitar, satisfacer una necesidad neurótica, o montar una cierta imagen que tenemos de una familia feliz, estamos practicando una cierta forma de zooterapia.
La idea de la terapia animal asistida fue inventada en los años 60 por un siquiatra de Nueva York llamado Boris Levinson, se puede por lo tanto definir simplemente como la interacción con un animal doméstico. No es algo reservado para los ancianos o personas con discapacidad. De hecho, el 50 a 60% de la población de países occidentales ricos la practica a diario”, sentencia. Danten también sostiene que existe un gigantesco mercado alentado con la complicidad de muchos veterinarios para generar una dependencia enfermiza hacia la adquisición de mascotas, lo cual no permite desarrollar un sano vínculo entre seres humanos y animales. “Pseudociencia es la palabra adecuada para la zooterapia, un paliativo pobre para la fiebre pero no para la enfermedad.
El predominio de animales domésticos en sociedades ricas, industrializadas es, de hecho, uno de muchos indicadores de problemas sociales importantes. Los animales se están utilizando como Prozac viviente, una clase de tranquilizante para enfrentar las enfermedades crónicas de la vida en una sociedad decadente. Al contrario de atender los problemas humanos, los hace aún peores. ¿Si los animales domésticos son tan buenos para nosotros por qué el 70% de sus dueños se deshacen de ellos en el plazo de 2 años?”, desafía Danten. Los duros argumentos del veterinario francés apuntan a desnudar el foco de una grave problemática que se desarrolla en las ciudades modernas. La sobrepoblación de animales domésticos trae aparejadas, entre otras lamentables consecuencias, el abandono de los mismos, accidentes, hacinamiento, violencia hacia los animales y ataques hacia humanos, siendo las víctimas comunes niños y ancianos.
Es verdad que las opiniones del especialista francés pueden resultar extremas para el común de la sociedad, sin embargo muchas son las personas que han desarrollado estudios al respecto y son empáticos con sus teorías.
Consideraciones de los grupos proteccionistas En cuanto a las organizaciones que trabajan en la promoción y el respeto por los derechos de los animales, las opiniones están divididas. Existe una facción que piensa que utilizar a animales en cualquier forma para el exclusivo beneficio humano constituye una práctica especista que mantiene un sistema de dependencia y esclavitud que debe ser modificado. Yolanda Morales es licenciada en Ciencias Políticas y de la Administración Pública y activista española sobre los derechos de los animales. Consultada acerca de la utilización de terapias asistidas con animales, Morales concluye que el fin no justifica los medios. “En cuanto a los animales, la actual lucha igualitarista parte del hecho de que también ellos son dignos de respeto, no ya por la ‘utilidad’ o ‘beneficio’ que puedan aportar, sino por el valor inherente que poseen como individuos capaces de sentir. El rechazo al especismo y la defensa del abolicionismo como táctica a través de la que defender el respeto hacia los otros animales, se fundamenta en la idea de que la única característica relevante para ser digno de consideración moral, no es otra sino la posesión de la mencionada capacidad.
A pesar de los intentos por justificar la utilización de miembros de otras especies en base a argumentos centrados en la posesión de otras capacidades, éstos no han afrontado el tema con la seriedad que requiere teniendo en cuenta especialmente a las dramáticas cifras, referentes al número de individuos que se ven afectados”.
Sin embargo, otras asociaciones admiten que existen muchos espacios de zooterapias donde animales domésticos como perros y gatos no reciben un entrenamiento esclavizante, sino que desde sus propias improntas y el amor y cuidado de los coordinadores se generan vínculos de mutuo beneficio con los pacientes, y no habría nada objetable en ello. De todos modos se oponen a programas que utilizan simios o delfines con los obvios problemas de confinamiento fuera de sus hábitats naturales o en el caso de animales domésticos que sean explotados trabajando sin descanso por las personas con discapacidad, desmejorando su calidad de vida. Muchas de estas asociaciones incluso recuperan animales de las calles y luego de curarlos y de evaluar sus tendencias naturales los reinsertan socialmente en geriátricos y hospitales. Desde esta mirada se estima que existen muchos animales que fueron modificados por el hombre desde hace cientos o miles de años para que compartan con nosotros en muchos niveles, y profundizar en esa interacción podría resultar hasta beneficioso, aun para el propio animal. Para Charles Danten esto quedaría completamente al margen en el caso de la crianza de ciertas razas de mascotas por moda, mercado o por ser consideradas compañías especiales para niños o para asistir en terapias. “La combinación de malos genes (la endogamia y los sistemas de reproducción intensiva), una dieta mala, las condiciones de vida agotadoras, los defectos anatómicos y la ignorancia pueden acortar dramáticamente la esperanza de vida de animales domésticos. Algunos estudios conducidos en los años 70 y 80 (curiosamente nunca repetidos desde entonces) han demostrado que solamente el 5% de la población general de gatos y de perros podrían llegar a vivir 12 años (65 años humanos) y que solamente el 15% de los caballos de montar podrían vivir 15 años. Estos números son absolutamente sorprendentes dado que los perros pueden vivir fácilmente 20 años, los gatos 25 y los caballos 40”, afirma.
El deseo detrás de la experiencia Lo cierto es que difícilmente un animal condicionado por una tarea impuesta contra su voluntad o maltratado pueda resultar un buen estímulo dentro de una terapia, y pueda construirse junto con él un vínculo sano y duradero. Estos son puntos que las familias deben tener en cuenta a la hora de abordar una zooterapia. Como también es cierto que muchas veces son los propios animales quienes se acercan espontáneamente hacia personas con ciertas patologías o problemáticas en búsqueda de un vínculo.
¿Cuál será entonces el equilibrio que permita que ambos mundos entren en comunión sin que esto implique un perjuicio para nadie?
Quizás haya que sondear en los propios motores que nos impulsan hacia la interacción con animales.
Las nuevas indagaciones éticas nos ubican frente a nuevos desafíos para los que, al no tener un ejercicio previo en lo social, sólo podemos guiarnos por la intuición y por la empatía.
¿Sentimos lo mismo al observar el vuelo de los pájaros o el canto de las gaviotas en la playa que al observar a un mono detrás de las rejas de un zoológico? Seguramente no, y seguramente aquí se encuentre la clave para empezar a reflexionar cuál de las dos imágenes puede ser realmente sanadora y estimulante para el ser humano y generar una realidad que les permita a los niños con discapacidad desarrollarse y realizarse en un mundo sin sometimientos y con amoroso cuidado hacia todos sus componentes. -
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2 comentarios:

  1. Parece que las zooterapias con delfines funciona muy bien. Alguien tiene algún caso de ejemplo

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  2. Hola! Tenés idea dónde puedo ir con mi perro labrador para que se integre con niños para trabajar no solo con discapacidad, tambien con niños sanos y ancianos. Somos de Rosario.
    Muchas gracias.
    Natalia y Tom.

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