lunes, 30 de noviembre de 2015

Síndrome de Prader Willi: presente y futuro


Descripto por primera vez en 1956, este síndrome se ubica dentro de las enfermedades raras. Se trata de una condición genética y congénita, en la cual la falencia se halla en el cromosoma 15. Su tratamiento se basa, en la actualidad, en aliviar los síntomas, aunque se halla en curso un número importante de investigaciones que apuntan a mejorar los procedimientos terapéuticos, pero también otros que intentan revertir sus consecuencias.

Situación
Ubicado dentro de las enfermedades raras, el síndrome de Prader Willi (SPW) debe su nombre a los apellidos de dos de los médicos que postularon su existencia hace poco menos de seis décadas, los pediatras suizos Andrea Prader y Heinrich Willi, dejando de lado en su denominación a un tercero, Alexis Labhart, de origen ruso y residente en Suiza, quien también contribuyó a su descripción.
Entra en esta categoría porque su incidencia entre los nacidos vivos abarca, según distintas fuentes, a 1 de cada 10 a 30.000.
Se trata de una enfermedad congénita, raramente hereditaria y que se expresa por igual entre mujeres y varones, aunque algunos estudios postulan que afecta más al género femenino. Tampoco se reporta que la proveniencia étnica tenga incidencia en su manifestación.

Síndrome genético
Los estudios que se realizaron respecto de su causa revelaron que se trata de un problema que se ubica en una región del cromosoma 15, que, por ello, se nomina como de Prader Willi.
Usualmente, los pares cromosómicos se reciben uno del lado materno y otro del paterno, mostrándose uno activo y el otro inactivado.
En este caso, el SPW se presenta cuando el cromosoma paterno se halla incompleto (70% de los casos) o porque, en lugar de poseer uno de cada uno, los dos pertenecen a la madre (25%) y en ambas instancias, el gen que se halla inactivo es el que proviene de la herencia materna. Son más infrecuentes los casos de traslocación, esto es cuando, aparece una secuencia perteneciente a otro gen adosado al 15, cuando se deben a otras mutaciones o en aquellos otros en que el error consiste en que el gen inactivo es el paterno. Estos problemas se producen aleatoriamente, a veces provenientes de errores en la formación de los espermatozoides o los óvulos y en otras ocasiones en las primeras etapas del desarrollo embrionario. Son muy raras las familias que tienen un antecedente previo de alguna otra persona con igual condición y su transmisión hereditaria resulta muy inusual, sobre todo teniendo en cuenta que una de las características distintivas del SPW es una alta probabilidad de que los sujetos afectados sean infértiles.
La ausencia de algunos genes o su mal funcionamiento causan la sintomatología propia del Síndrome, porque descompensan la producción de las diversas sustancias, principalmente proteínas, lo que deriva en un funcionamiento celular que difiere del usual y esperable.

Principales síntomas y complicaciones
Las primeras características que se observan es que son niños que nacen con bajo peso y se advierte en ellos flacidez (hipotonía).
Esto conlleva que en los primeros tiempos suelan presentarse problemas en la alimentación, debido a las dificultades para la succión y la deglución que muestran los bebés, lo que resulta en que muchos no logren la ganancia de peso usual en los pequeños, sino que esta se retrasa, y manifiestan otros problemas psicomotrices.
Otro inconveniente que comienza a revelarse con el transcurso del tiempo es que sus portadores tienen retraso mental, que normalmente va de leve a moderado, y que también afecta las posibilidades de aprendizaje y las del lenguaje.
Asimismo, se asocia el Síndrome con problemas conductuales, cuya forma más habitual de expresión consiste en arrebatos de ira y obstinación.
En lo que hace a los factores sexuales, su desarrollo en este sentido suele ser pobre, lo que causa que un buen número de estas personas sean infértiles. En el caso de los varones, es común que los testículos no se desarrollen completamente o que no se produzca su descenso.
El aspecto físico también presenta ciertas características propias, siendo las más comunes la corta estatura, la presencia de ojos almendrados, las manos y los pies pequeños en relación con el cuerpo y la estrechez del cráneo en la zona bifrontal, así como es frecuente que exista estrabismo, osteoporosis, ecoliosis, nistagmus (movimientos involuntarios de los ojos), hipotermia
La pigmentación escasa en piel y cabello es otro indicio de su existencia.
También son frecuentes problemas relacionados con el sueño, como la apnea o la somnolencia en momentos inusuales.
Pero el aspecto más representativo de este síndrome es que, superada la etapa de los problemas relacionados con la incorporación de alimentos, comienza a suceder todo lo contrario.
En efecto, en edad temprana (entre los 12 meses y los 6 años de vida) comienza a parecer la hiperfagia, que no es otra cosa sino la necesidad de comer constantemente en forma compulsiva. Pareciera que nunca llegan a la saciedad.
La consecuencia inmediata de ello es que, si no se los controla, se produce un aumento de peso desmedido. De por sí, la existencia de sobrepeso es un inconveniente, pero a ella se adiciona que, como consecuencia, muchas de estas personas desarrollan diabetes de tipo 2 y problemas cardíacos que muchas veces aparecen en el resto de la población a edades avanzadas, pero que en este colectivo irrumpen en la juventud.
Otro inconveniente asociado es que resulta muy frecuente que, por la voracidad y la velocidad con la que comen se produzcan atragantamientos que los propios sujetos no pueden resolver sin ayuda.
También como consecuencia de la ingesta desmedida suelen presentarse problemas óseos y existe en ellos una tendencia a la hipertensión arterial.
En sí, el SPW no compromete las expectativas de vida de las personas, pero las derivaciones del descontrol alimenticio suele implicar el riesgo del acortamiento de la existencia.
Como ocurre con todos los síndromes y las enfermedades, su expresión varía para cada sujeto.

Diagnóstico
Como sucede con todas las dolencias, los primeros signos de alerta provienen de la observación de las características físicas y sintomáticas típicas.
En una segunda instancia, existen ciertos indicadores que aparecen en las pruebas de laboratorio que suelen incrementar la sospecha de su ocurrencia, tales como:
- Tolerancia anormal a la glucosa.
- Nivel de hormona insulina en la sangre por encima de lo normal.
- Bajo nivel de oxígeno en la sangre.
- Respuesta insuficiente al factor de liberación de hormona luteinizante.
En la mayor parte de las oportunidades, lo que termina de confirmar el diagnóstico es la realización de una prueba genética en la que se comprueben las anomalías referidas al cromosoma 15.

Tratamiento
No existe cura para el síndrome. Lo que se busca es mejorar sus síntomas.
El objetivo principal a este respecto es intentar controlar la ingesta compulsiva y el consiguiente aumento de peso, lo que no siempre resulta fácil, puesto que no existen medicamentos efectivos que logren reducirla. Por ello se recomienda que todos aquellos que estén cercanos a estas personas aúnen esfuerzos en controlarlas, dado que muy frecuentemente suelen guardar o robar comida e, incluso, llegan a ingerir elementos no comestibles.
Respecto de los problemas de hipotonía, que decrece después del primer año de vida, pero que continúa estando presente, se recomienda la ejercitación, lo que redundará en la mejora de la condición física y la agilidad, al tiempo que disminuye la grasa corporal e incrementa el vigor.
En los EE.UU. se recomienda el suministro de la hormona del crecimiento, que está autorizada por las autoridades sanitarias para el tratamiento de los síntomas del síndrome, y que, según se pregona, además de contribuir a realizar los objetivos que brinda la actividad física, cuando es suministrada a edades tempranas, ayuda a incrementar la talla y sirve como forma de prevenir los problemas óseos, aunque no todos los especialistas concuerdan con ello, sobre todo porque se corre el riesgo del incremento de la apnea del sueño, lo que implicaría la necesidad de un control periódico a ese respecto. Este tratamiento tiende a establecerse como un estándar, aunque es necesario adecuar las dosis y controlar sus efectos secundarios, entre los cuales se hallan la posibilidad de hinchazón y dolor en las articulaciones, retención de líquidos y resistencia a la insulina cuando se suministra por períodos breves.
Sus consecuencias en tratamientos prolongados pueden exacerbar algunos de los síntomas del SPW, tales como aumentar el riesgo de desarrollar diabetes, arritmia cardiaca, problemas para controlar el peso y otros como deformaciones óseas y pérdida de elasticidad en la piel.
También se postula que es posible, en algunos casos, corregir las deficiencias de producción de hormonas sexuales en la pubertad recurriendo a la hormonoterapia.

Investigaciones
Actualmente, se hallan en curso varias investigaciones sobre el síndrome que intentan desentrañar los misterios de su aparición, al tiempo que proveer mejores criterios diagnósticos, tratamientos menos agresivos y costosos y más eficientes e incluso los que tienen como meta prevenirlo y revertirlo.
Uno de ellos, denominado “Regulador de receptores de ghrelina y serotonina por SNORD115”, se lleva a cabo en la Universidad de Kentucky y parte de las sugerencias de estudios anteriores de que la pérdida de estas dos sustancias que se hallan presentes en ácido ribonucleico son las causantes principales de los problemas relacionados con el crecimiento y otros síntomas asociados en SPW. La meta final es comprobar si es posible introducir formas sintéticas de este ácido completas para activar la producción normal de la hormona del crecimiento.
Otro, que se desarrolla en Francia, en la Universidad de Toulouse, está orientado a tratar de comprender cómo se desenvuelve la percepción de los rostros en el primer mes de vida de los niños que tienen el síndrome, porque los investigadores sospechan que el pobre interés que estos infantes demuestran respecto del entorno puede tener injerencia determinante en el desencadenamiento de los problemas conductuales usuales en estas personas. La meta final es lograr elaborar, una vez obtenidos los resultados de esta primera etapa, estrategias que permitan una intervención temprana y eficaz en mejorar las habilidades sociales y de conducta.
La investigación que lleva el nombre de “Reactivación del locus del PWS vía disrupción del complejo de silenciamiento ZNF274”, con sede en la Universidad de Connecticut, parte del hecho de que en aquellos casos mayoritarios en que el síndrome se debe a las falencias del cromosoma paterno, existe la posibilidad, al menos en teoría, de activación del materno, que se halla sin compromiso. Miembros del mismo laboratorio han hallado un componente del mecanismo que inactiva, la proteína ZNF274. El propósito de este grupo de investigadores es, en un primer momento, destruir esta proteína en células madres de piel con SPW para que se active el materno, para en un paso siguiente hacer lo propio en animales de laboratorio y comprobar si y en qué medida este procedimiento atempera los síntomas. En caso de resultar positiva la experiencia, ello derivará en que se pase a hacer lo propio con seres humanos.
“La Ghrelina: ¿es perjudicial, benéfica o sin consecuencias en el Síndrome de PraderWilli?”, objeto de trabajo de un grupo investigador de la Universidad de Texas, parte de la constatación de que los niveles de la hormona de referencia resultan en valores altos en los afectados por el síndrome. Con ello buscan revelar si, como se afirma, esta hormona podría tratarse de un elemento central en el apetito desmedido que muestran estas personas. Si se confirmara que ello es así, esto abriría el campo para posteriores estudios que permitieran reducir los niveles de Ghrelina, con lo cual sería posible controlar el síntoma más perjudicial que presenta el síndrome.
Estas pocas investigaciones sintéticamente reseñadas dan cuenta del interés que despierta el síndrome en la comunidad científica y son solamente una muestra de otras muchas que se encuentran en distintas etapas evolutivas y que abarcan estudios sobre determinados genes que se sospecha que tienen incidencia, métodos para realizar diagnósticos más certeros, que apuntan a un conocimiento más pleno, que intentan dar cuenta de las causas y otras que buscan atenuar los síntomas.

Palabras finales
Resulta muy alentador que, pese a tratarse de una enfermedad rara, el SPW concite tanta atención de los investigadores.
Ello no implica que vaya a haber resultados espectaculares en el corto plazo, sobre todo teniendo en cuenta que muchos de estos trabajos se hallan en las primeras etapas de desarrollo.
Mientras se espera que ellos fructifiquen, el control respecto del peso de estas personas, la comprensión, la buena predisposición y el afecto hacen que su calidad de vida pueda ser muchísimo mejor.


Algunas fuentes:
- http://www.fpwr.org/prader-willi-syndrome-research/
- http://www.pwsausa.org/conditions-resembling-pws
- http://www.nlm.nih.gov/medlineplus/spanish/ency/article/001605.htm
- http://www.praderwilliar.com.ar/
- http://www.pharmiweb.com/pressreleases/pressrel.asp?ROW_ID=111611#.VcPFqrVSVsn
- https://www.clinicaltrials.gov/ct2/results?term=prader+willi &Search=Search
- http://www.orpha.net/consor/cgi-bin/OC_Exp.php?Lng=ES&Expert=739
- http://ghr.nlm.nih.gov/condition/prader-willi-syndrome
- http://www.nhs.uk/conditions/prader-willi-syndrome/Pages/Introduction.aspx

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