jueves, 17 de noviembre de 2016

Osteopatía: ventajas y desventajas de su utilización en discapacidad

Hace casi un siglo y medio que esta forma terapéutica se inició. Reconocida en algunas latitudes y recelada en muchas otras, concibe al ser humano como una unidad, por lo que postula que cualquier afección repercute sobre el todo. Consiste en técnicas diagnósticas y de manipulación del cuerpo que restablecen la funcionalidad sin recurrir ni a medicamentos ni a formas de curación cruentas. Trata muchas dolencias y condiciones, aunque no todas. Y, como a toda terapia alternativa, se le hacen objeciones.

La lucha entre las “ciencias médicas duras” y las terapias alternativas parece ser un continuo sin fin.
Las primeras acusan a las segundas de la inexistencia de datos científicamente comprobados según los protocolos propios de cada disciplina, mientras que las otras recurren a los testimonios de aquellos que han sido tratados con éxito para refutar las acusaciones y demostrar sus beneficios.
En medio de la disputa nos hallamos los usuarios-pacientes, que escuchamos los argumentos de uno y otro lado, sin saber bien a quiénes creerles, si a la data de la ciencia establecida o a aquella otra que se mueve por los bordes y que promete resultados menos cruentos y más “naturales”, sin abusar de medicamentos que, además de caros, tienen sus consecuencias sobre nuestro cuerpo.
Uno podría pensar que las opciones alternativas son novedosas, pero usualmente no es así, sino que se trata de técnicas y procedimientos que, en algunos casos, datan de tiempos ancestrales o, cuando menos, llevan muchísimos años intentando que se reconozcan sus postulados y se las integre al circuito terapéutico establecido, sin lograrlo del todo.
La Osteopatía es una de ellas, que lleva poco menos de un siglo y medio desde que se postulara y que crece en la consideración de doctos y profanos.

Breve historia
Se considera al norteamericanoAndrew Taylor Still (1828-1917) como el padre de esta práctica.
Recibido como médico en Missouri, sus biógrafos explican que al poco tiempo de comenzar su ejercicio profesional comenzó a recelar de los métodos terapéuticos de su época, que, como mayormente ocurre hoy en día, se basaban principalmente en el suministro de medicamentos, a los que consideró como tóxicos y productores de daños en el organismo, más allá de que eventualmente subsanaran la patología específica.
Un hecho luctuoso terminó por inclinarlo a buscar una salida alternativa para la cura: hacia 1864 sus tres hijos fallecieron en medio de una epidemia de meningitis, ante lo cual sus conocimientos académicos no le sirvieron de ayuda para salvarlos.
Ello lo determinó a tratar de hallar otras formas terapéuticas que fueran más eficaces, lo que lo llevó a experimentar con el magnetismo y el mesmerismo (por su promotor, Franz Antón Mesmer), esta última una doctrina que hace eclosión en el siglo XVIII y que se basa en la creencia de que existe un éter invisible o fuerza natural que atraviesa los cuerpos de todos los individuos, llenándolos de vitalidad y con poderes curativos.
Pero sus conocimientos de anatomía lo decidieron a buscar otro camino, quizá basado en las antiguas prácticas de los aborígenes Shawnee de su país, que eran expertos en la manipulación de los huesos del cuerpo.
Fue así que en 1874, tras años de estudio y práctica, difundió su teoría, la Osteopatía, la cual considera al esqueleto como mucho más que una simple estructura que sostiene al ser humano, afirmando que no se trata solamente de un sostén (como se creía por entonces), sino que tenía una función vital respecto de la condición sanitaria del individuo.
Lo que llamó la atención fue que él pudiera resolver el caso de un niño de cuatro años que padecía de disentería hemorrágica, que había sido desahuciado por el conocimiento médico de entonces y que Still trató con su nuevo método, lo que le valió cierto reconocimiento y llevó a que años después, en 1892, se fundara la Escuela Americana de Osteopatía en Missouri (actual Colegio Kirksville de Medicina Osteopática), donde se formaron muchos profesionales que no solamente difundieron la Osteopatía por todo EE.UU., sino que, a su vez, condujera a que se conociera en otras latitudes, al punto que ya en 1917, uno de sus discípulos, J. M. Littlejohn, fundara la British School of Osteopathy, que funciona prósperamente todavía en Londres, así como otros fueron sentando raíces en prácticamente todos los países del mundo. En Argentina, la primera institución, el Instituto Argentino de Osteopatía, se estableció recién en 1992.
Tanto Still como Littlejohn, los dos referentes históricos más importantes, publicaron varios libros, que pueden conseguirse en castellano en diversos formatos a través de la web.

Principios de la Osteopatía
La Osteopatía tiene una concepción holística del ser humano, esto es, lo considera como un todo interrelacionado y armónico, por lo cual es posible intervenir en el cuerpo sin necesidad de acceder al órgano enfermo.
Para algunos cultores de esta técnica, se basa en cuatro principios, mientras que para otros ellos son cinco. En esta última postura se enrola la Escuela Argentina de Osteopatía, cuyos preceptos tomamos como guía.
El primer principio es el de la interrelación estructura-función.
Desde esta perspectiva, todos y cada uno de los componentes del cuerpo forman un conjunto estructural y diversos subconjuntos, que, a su vez, cumplen diversas funciones. Estructura y función se hallan interrelacionadas, por lo cual, si la primera no está en buenas condiciones y completa, el organismo no podrá funcionar correctamente. Y también resulta a la inversa: el malfuncionamiento determina problemas estructurales.
El segundo alude a que el cuerpo es una unidad. Por ello, los estímulos que recibe repercuten no solamente en la parte directamente afectada, sino que se expanden hacia la totalidad.
Por ello, la afectación de una parte resuena en el todo, porque es posible que se desencadene un efecto en cascada, esto es, que la afectación de un determinado sector de la estructura tenga consecuencias en otros. Ello es así porque el organismo todo responde ante una patología integralmente.
El tercer precepto indica que la vida es movimiento. Todas las partes son dinámicas y no estáticas con respecto a las otras. Desde las estructuras más densas, como los huesos, hasta las menos (músculos, por ejemplo), como los diversos fluidos, se mueven e interactúan. Cuando el movimiento se altera o se interrumpe es cuando aparece la dolencia o la enfermedad. El movimiento es una condición vital inherente a la salud.
El cuarto postulado refiere a la homeostasis. El cuerpo tiende a estabilizarse ante cualquier disrupción que afecte su normalidad naturalmente. Ello ayuda a que, tras las intervenciones pertinentes, el organismo busque recomponerse.
La quinta ley es la de la arteria. Sostienen los osteópatas que si la circulación sanguínea es apropiada, la enfermedad no puede establecerse, puesto que por el torrente sanguíneo circulan los elementos inmunitarios que lo impiden.
Cuando el flujo normal se ve afectado es cuando se instalan los padecimientos, dificultando las posibilidades de defensa.
En rigor, el mismo principio se aplica respecto de todos los demás fluidos del cuerpo.

Diagnóstico y tratamiento
Los osteópatas son profesionales de la salud que tienen una formación de al menos cinco a seis años para lograr su habilitación y cuya matrícula consta en los registros que las instituciones rectoras de la práctica en cada país llevan actualizados.
El diagnóstico se lleva a cabo en forma muy similar a la de cualquier otra.
Lo primero que se estudia es la historia clínica de la persona, puesto que cada una presenta rasgos diversos.
Desde esta perspectiva, se toman en cuenta diferentes factores, como los psicológicos, los rasgos genéticos, los antecedentes familiares, la postura, etc., tras lo cual se procede a palpar al paciente y a realizar distintos tests de movilidad, entre otras técnicas, para establecer el origen de la dolencia y las particularidades del individuo y así determinar el curso de acción pertinente.
Un punto que resaltan los seguidores de esta práctica es que no se trata de suprimir o enmascarar síntomas, como sucede con algunos medicamentos, puesto que se apunta a la causa y no a los efectos, puesto que ello, más que beneficiar, perjudica.
Se deja en claro que lo que se considera lesión osteopática es distinto de la concepción que sobre ello tiene la Medicina tradicional, puesto que no tiene que ver con fracturas, rupturas, cortes, ulceraciones u otras marcas físicas, sino que a lo que alude es a un problema de disfunción de un determinado órgano o sistema, que no suele aparecer ni en las técnicas de imágenes y que puede pasar desapercibido en los distintos análisis clínicos, pero que un osteópata correctamente formado puede detectar a través de la palpación.
Otro aspecto que marcan es que mediante sus técnicas pueden evitar que las disfunciones se transformen en crónicas y discapacitantes.
Por ello, a través de delicados movimientos y manipulaciones del cuerpo mediante diversas técnicas que se dirigen no solamente a mejorar la posición de los huesos, sino que también estimulan la correcta circulación de los diversos fluidos, respetando tejidos, se busca restablecer el equilibrio perdido y mejorar la condición sanitaria del paciente, usualmente sin la intervención de medicamentos.
Precisamente por la suavidad de sus maniobras, pueden acceder a esta disciplina personas de todas las edades y estados, incluso las embarazadas.
Las sesiones tienen una duración de aproximadamente una hora y se repiten cada tres semanas o menos, según la condición del paciente y del problema que lo aqueje.
Entre otros problemas de salud que pueden tratarse con la Osteopatía, según quienes la practican, se señalan: dolores de cabeza de distinto tipo (neuralgia de Arnold, algia vascular de la cara, neuralgia trigeminal, cefaleas de origen digestivo, visual, menstrual, jaquecas sin causa aparente, etc.); problemas otorrinolaringológicos (rinitis, sinusitis, dolor de garganta, anginas y otitis repetitivas, zumbidos de oído, enfermedad de Meniere, disminución de gusto, olfato, audición, etc.), los pulmonares (bronquitis, tos, disnea, asma, enfisema y otros); del aparato cardiocirculatorio; digestivos; renales y urinarios; los que afectan los órganos sexuales; endócrinos; calambres, cansancio crónico, fatiga, insomnio y trastornos del sueño, vértigo, trastornos post operatorios; dolores articulares; artrosis; lesiones tales como esguinces, luxaciones y desgarros; lordosis, escoliosis, cifosis que cursan con dolor; algunos lo proponen como un método alternativo para tratar problemas de conducta, y otras.
En los casos de discapacidad que impliquen trastornos orgánicos, esto es, cuando existe destrucción de parte del sistema nervioso, los propios osteópatas condicionan su utilidad al grado de compromiso, es decir, cuanto mayor sea la pérdida, menor será su efectividad. En cambio, cuando los problemas sean funcionales, indican que la utilización de sus técnicas da excelentes resultados.
A su vez, advierten que no intervienen ante enfermedades graves en su fase aguda o terminal y ponen como ejemplo cáncer, esclerosis múltiple y poliartritis aguda, entre otras.
Asimismo, tampoco actúan ante sospecha de fractura, puesto que no es conveniente la manipulación y tampoco cuando el paciente experimenta dolor ante ella. Lo mismo ocurre ante una reducción completa de la movilidad.

Diferencias entre Fisioterapia, Quiropráctica y Osteopatía
Aunque pueden confundirse, estas tres formas terapéuticas tienen sus diferencias.
La Fisioterapia, según la OMS, es: “la ciencia del tratamiento a través de: medios físicos,ejercicioterapéutico, masoterapiayelectroterapia. Además, la fisioterapia incluye la ejecución de pruebas eléctricas y manuales para determinar el valor de la afectación y fuerza muscular, pruebas para determinar las capacidades funcionales, la amplitud del movimiento articular y medidas de la capacidad vital, así como ayudas diagnósticas para el control de la evolución”.
Por su lado, la Quiropráctica, si bien recurre a maniobras sobre el cuerpo del paciente, lo hace fundamentalmente sobre el sistema musculoesquelético y con especial referencia a la columna vertebral, en la creencia de que los trastornos en esta región son los que afectan la salud general y que operando sobre ella se logra recuperar el estado óptimo.
La Osteopatía, si bien comparte con la anterior la creencia en los beneficios de la manipulación y la importancia de la parte ósea al respecto, también pone la mira sobre los fluidos corporales y ambas recurren a diferentes técnicas.

Las refutaciones a la Osteopatía
Decíamos al comenzar que existe una querella constante entre la medicina establecida y la alternativa.
A este respecto, aunque la Osteopatía tiene amplia difusión en los EE.UU., donde existe el reconocimiento a nivel de licenciatura y se encuentran 19 universidades que forman osteópatas, se halla en crecimiento en Australia (hay tres instituciones que brindan títulos oficiales), tiene reconocimiento pleno en Gran Bretaña y en algunos cantones suizos, en el resto de Europa se la sigue mirando con cierto recelo, tal como ocurre en la mayor parte de América Latina.
Salvo en los territorios mencionados, en el mejor de los casos, se la tolera como una disciplina auxiliar.
Pero la parte más dura de los profesionales en Medicina la catalogan como una pseudociencia que se basa en principios médicos que corresponden a una concepción antigua de lo que es el organismo (holismo, homeostasis, creencia absoluta en la capacidad de la sangre para curar, etc.).
Por otro lado, si bien reconocen que sus efectos mayoritariamente no son dañinos (pueden producir cansancio temporal, mialgias, dolores en el cuello, dolor de cabeza, dolor torácico, sensaciones alteradas, etc.), algunos otros pueden ser muy serios, como los accidentes vertebrobasilares (una serie de condiciones que cortan el suministro de sangre a la parte posterior del cerebro), fracturas vertebrales y costales, las hernias de disco, entre otras.
Pero quizás la crítica mayor es que, al aplicar estos procedimientos, que suelen extenderse durante mucho tiempo (varias sesiones que pueden llevar meses), se perjudica la salud de los pacientes, puesto que se demora la aplicación de los tratamientos necesarios para establecerla.

Palabras finales
Teniendo en cuenta que hasta sus detractores reconocen que, bien empleada y por personas idóneas, como cualquier técnica terapéutica, no produce daño, quizás pueda ser una alternativa a otros tratamientos, cuando ellos no dan resultado.
Una cuestión a tener en cuenta es que aun sus propios cultores explican que la Osteopatía (en realidad, ninguna terapia) no hace milagros sino que simplemente interviene donde puede intervenir y con las herramientas que posee.
La duda de por qué, tras tan larga trayectoria, no termina de imponerse, mientras que, por otro lado, gana terreno en la consideración de muchos de quienes se han sometido a sus prácticas, seguramente no permite dilucidar su efectividad.

Fuentes:

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