jueves, 12 de noviembre de 2009

Domótica y robótica:La tecnología al servicio de la vida independiente

Una de las mayores aspiraciones de las personas discapacitadas es poder valerse plenamente por sí mismas, es decir, realizar todas las tareas domésticas que el resto hace casi sin darse cuenta y que implican una gran dificultad para quienes tienen algún impedimento. Los avances de la tecnología asistiva cada vez producen desarrollos que tienden a que esa aspiración pueda cumplirse. Así, la robótica y la domótica, a través de prótesis, órtesis y hábitats inteligentes ponen a disposición de quienes puedan pagarlos (al menos por ahora) una serie de dispositivos, algunos de los cuales son brevemente reseñados.
Cuando se habla de domótica y robótica, inmediatamente tendemos a asociar estas palabras con la ciencia ficción, es decir, con lo que normalmente se suele pensar que es la imaginación más o menos delirante de algún escritor, como, por citar a algunos, Bradbury, Sturgeon y Asimov.
Sin embargo, estos términos aluden a ayudas de tipo electrónico y/o mecánico para la realización de tareas, en general, que se utilizan por ejemplo en la industria automotriz, en la electrónica y en una larga serie de industrias para realizar tareas codificadas en secuencias, tales como el montaje de automóviles, la producción de circuitos integrados, etc., y a la posibilidad de incorporar elementos informáticos y tecnológicos a los hogares.
El temor atávico del reemplazo del hombre por máquinas parte de la Revolución Industrial, y no es del todo infundado. De hecho, las horas-hombre que se necesitaban para producir un tejido, por dar un ejemplo, antes y después de la implementación de medios mecánicos caen cada vez más, según los desarrollos que la técnica va realizando día a día.
Las grandes industrias, con sus tecnologías de punta, necesitan mucho menos personal para la elaboración de sus productos que las medianas y las pequeñas, que suelen contar con una aparatología no tan avanzada y medios de producción más “humanos”.
También es cierto que la robótica ha contribuido a hacer menos penosa la situación de los trabajadores al realizar las máquinas las labores más tediosas, peligrosas y contaminantes, fuentes de discapacidad y muerte.
La aplicación de estas disciplinas a la discapacidad resulta una manera cada vez más eficaz de paliar los déficits orgánicos, de movilidad y por amputaciones, por medio de prótesis que suplen las funciones perdidas o las dificultades y entornos que pueden ser comandados por medio de un centro de control que permita ordenar y realizar tareas de otro modo imposibles de llevar a cabo. Solemos pensar a los robots como los de “La guerra de las galaxias”, con formas antropomórficas y un cierto grado de inteligencia.
Por ahora, según las noticias que llegan de todo el mundo, lejos de poder tomar decisiones, los robots “inteligentes” no hacen más que desplazarse sin chocar contra obstáculos, entonar canciones a pedido, realizar tareas repetitivas y otra serie de proezas de similar entidad.
Robótica y discapacidad
La evolución de las prótesis y de las órtesis ha acompañado el desarrollo tecnológico de otros campos. De la vieja imagen del pirata con pata de palo, pasando por las piernas ortopédicas rígidas, hemos llegado a las actuales, que permiten movimientos muy similares a los reales.
Lo mismo ocurre con los miembros superiores. Touch Bionics, una empresa escocesa, ha presentado una mano biónica completamente funcional, que puede ser controlada por la mente y los músculos de la persona.
El dispositivo recoge las señales eléctricas que generan los músculos, llamadas mioeléctricas, por medio de electrodos colocados sobre la piel, que son procesados para que la mano se mueva,
El único requisito es que el usuario aprenda a enviar las señales pertinentes a su mano mecánica, lo que lleva un tiempo de entrenamiento.
La prótesis es capaz de reproducir la mayor parte de los movimientos que realiza una de carne y hueso, incluida la motricidad fina. El aparato se llama I-Limb Hand y tiene un costo de 18.000 dólares.
También hay un desarrollo similar en Japón. Siguiendo con la biónica, en la Universidad Johns Hopkins de Baltimore, EE.UU., se halla en plena investigación un ojo electrónico que permitiría la recuperación de la vista a algunos pacientes ciegos.
Como es sabido, el ojo humano transforma las señales luminosas en impulsos eléctricos que el cerebro se encarga de decodificar.
Las células oculares son las que realizan el pasaje lumínico. Algunas personas pierden paulatinamente la visión por distintos problemas relacionados con estas células, mientras que las conexiones al cerebro por medio del nervio óptico se hallan en perfecto estado.
Aun en etapa experimental, este dispositivo consta de un chip y una minicámara de video, que reemplazaría la función de las células del ojo dañadas y estimularía las que todavía conservan sus funciones.
Recién comienzan los experimentos y se cree que en los inicios la visión no será tan nítida como la natural, aunque sí lo suficiente como para reconocer formas de objetos y rostros, pero no se descarta que la información que se vaya recogiendo sirva para perfeccionar el ojo biónico. Algunos pronostican que el tiempo que puede llevar al cerebro reconocer las imágenes enviadas puede ser muy largo para algunas personas y que requerirá un entrenamiento intensivo de quienes lo porten. Las sillas de ruedas son una de las ayudas con que los discapacitados motrices cuentan a la hora de desplazarse.
Ellas también han mutado con el tiempo y en la actualidad las hay muy sofisticadas, ligeras, con motor, etc. Un grupo de investigadores de la Universidad Hispalense de Sevilla, España, que forman el grupo “Robótica y Tecnología de Computadores Aplicada a la Rehabilitación” dependiente de la Escuela Superior Técnica de Ingeniería Informática se basaron el en concepto de “Inteligencia Ambiental” para incorporar un navegador a estos vehículos.
Parten de crear espacios en los cuales los usuarios interactúan con los sistemas presentes en el entorno a partir de sensores, sistemas de vigilancia y de comunicación, sobre todo en los denominados edificios inteligentes.
Esta silla capta las señales ambientales producidas por los aparatos existentes en el ambiente por medio de una computadora y las transmite a una pantalla, en la cual la persona recibirá distintos tipos de información, como, por ejemplo, si un ascensor está fuera de servicio, si el pasillo está obstruido o si la puerta por la que intenta pasar es demasiado estrecha.
Por supuesto que quien controla la circulación es el ser humano, pero el “navegador” le informará sobre los peligros o problemas con que puede encontrarse con tiempo suficiente como para tomar la decisión correcta sin sobresaltos. Domótica para discapacitados La palabra “domótica” es una mixtura de domus (en latín, “casa”) y robótica (del checo robota = eclavo). Consiste en la integración al hábitat humano de elementos tecnológicos asociados con la computación, la electrónica y la mecánica, agrupados en forma sistemática.
Asociada con lo que se concibe como vivienda inteligente, la domótica fue concebida como una manera de tener un control total sobre el ambiente hogareño o de trabajo y el súmmum del confort.
Así, por medio de un simple comando de voz o a través de un panel, de un control remoto o algún aparato similar, el habitante de ese lugar puede prender o apagar la luz, variar su intensidad, subir y bajar persianas, abrir y cerrar puertas, manejar todos los aparatos, regular la temperatura del ambiente.
También los sensores ubicados en puntos estratégicos permiten detectar fugas de gas, prevenir sobre robos por medio de alarmas, activar luces de emergencia en caso de corte de suministro eléctrico, etc. Realmente, el uso de este sistema en todas las viviendas y en los ámbitos laborales y de esparcimiento parece ser más una invocación al sedentarismo, mal típico de nuestra época, que una mejora sustancial de la calidad de vida.
Sin embargo, todo ello aplicado al hábitat de un discapacitado, puede proveerlo de una autonomía casi total, aun cuando sus movimientos sean muy reducidos. Inclusive hay sensores de caídas que alertan a vecinos o allegados cuando alguien que no puede incorporarse por sus medios se cae; camas que ayudan a levantarse a los que tienen dificultades; baños cuyas instalaciones se activan por voz, presión o mínimos movimientos, etc.
Final De las 2.176.123 personas que detectó la Encuesta Nacional de Personas con Discapacidad, llevada a cabo entre 2002 y el primer semestre de 2003, 674.164 padecían una discapacidad motora, 170.163 de las cuales implicaban a los miembros inferiores y superiores. 314.423 padecían problemas de visión.
Es decir que casi 1.000.000 de personas podrían beneficiarse con los productos de la domótica y la robótica para mejorar su calidad de vida sólo en nuestro país. El problema es que los costos de estos aparatos son prohibitivos. De hecho, la mayoría de los desarrollos sólo se ofrecen a sectores de la población de altísimos ingresos, aunque existen alternativas que, aunque no sean tan espectaculares, cumplen el cometido de suplir las deficiencias.
El Instituto Nacional de Tecnología Industrial, por ejemplo, con la concurrencia de 100 escuelas técnicas de todo el país, acaba de lanzar un proyecto de fabricación personalizada de aparatos no tan vistosos ni sofisticados a bajo costo; incluso en una segunda etapa se planea fabricar miembros ortopédicos.
De todas maneras, sabemos que los productos de la tecnología tienden a bajar sus precios en la medida en que su producción se hace masiva.
Quizás en un futuro no muy lejano sean accesibles para todos y tal vez las obras sociales, las prepagas o el mismo Estado se hagan cargo del total o de parte del costo de estas herramientas fundamentales para mejorar la calidad de vida y la autonomía de los discapacitados, aunque si la domótica y la robótica han dejado de serlo, lograr que estas instituciones inviertan en ello parece el nuevo tema de la ciencia ficción.
Ronaldo Pellegrini

1 comentario:

  1. Muchos elementos no son difíciles de construir, pero no hay empresas que quieran hacerlo. Para nosotros es muy fácil abrir la puerta de un auto con un control remoto. Ese mismo elemento le permitiría a un discapacitado motriz abrirle la puerta a una visita y hasta a un servicio de emergencias. Muchas elementos están, solo hay que adaptarlos adecuadamente.

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