miércoles, 12 de mayo de 2010

Erotismo: ¿existe el “lado sexy” de la discapacidad?


A partir de distintos proyectos artísticos y sociales recientes, el erotismo en las personas con discapacidad ha vuelto a ser un tema presente en los medios de comunicación. Sin embargo, la mayor parte de las líneas editoriales y la visión parcial con que se enfoca este tema tan complejo, logran una síntesis que en vez de expandir la percepción sobre el amplio universo de la sexualidad y la sensualidad, empobrecen sus perspectivas y cierran la posibilidad de debates serios y profundos. ¿Por qué el arte es capaz de sintetizar en una imagen determinadas impresiones que aún no podemos abordar con la palabra o la acción? ¿Existe en estas experiencias el riesgo de reproducir una mirada de lo erótico adaptada al imaginario dominante?
En el año 2006, El Cisne publicó un informe especial* donde, a través de los ensayos fotográficos de dos artistas, se indagó acerca del erotismo como un espacio de afirmación en las personas con discapacidad. Ambos artistas, cuyos trabajos se realizaron en países y tiempos diferentes, coincidían, sin embargo, con sus investigaciones, en demostrar que los cuerpos de la diferencia también pueden reconocerse desde su potencial sensual, donde los cánones establecidos de belleza y erotismo no lograban disminuir su gracia y vitalidad diversas, expresivas, plenas.
Casualmente, o no, hace apenas unos días y en el marco de la IV Edición del Festival de Artes Integradas Escenamobile de España, los mismos fotógrafos, Rasso Bruckert (de Alemania) y Belinda Mason (de Australia) fueron convocados para realizar una muestra conjunta nutrida por una treintena de fotografías que integraron la exposición “Erotismo y discapacidad”.
Con la finalidad de plantear un debate sobre el concepto de belleza, las fotografías conformaron un amplio set de desnudos eróticos de personas portadoras de mutilaciones o discapacidades físicas y mentales, solas o con sus parejas, para desmontar prejuicios y tabúes mostrando la realidad erótica y sensual de las personas con discapacidad.
Si bien la exposición se enfocó en cuestionar los mitos e ideas imperantes acerca de la belleza que nos muestran la televisión y la publicidad o las tendencias estéticas de moda, bajo titulares como “Exposición fotográfica muestra el lado sexy de la discapacidad” o reproduciendo gacetillas textualmente, sin animarse a realizar una propia mirada, el tratamiento mediático de la muestra traicionó de alguna manera este objetivo al parcializar o simplificar su espíritu e impedir un debate serio.
¿Es realmente más fácil encontrar el “lado sexy” de los cuerpos de las personas con discapacidad y recortarlos, en vez de permitir que nuestra percepción se amplíe y enriquezca en una diversidad cada vez mayor, donde los individuos son valorados en su totalidad? Quizás el cambio radique en un pequeño giro de la mirada, un viraje que logran experiencias como la de estos artistas, que con una simple imagen logran derribar la comodidad de nuestro mirar condicionado para ponernos de frente a muchos interrogantes.
Ahora bien, existe otro desafío, mucho más sutil: ¿Pueden estas experiencias de ruptura correr el riesgo de contradecirse a sí mismas cuando desde los cuerpos de la diferencia reproducen una mirada de lo erótico adaptada al imaginario dominante? Si observamos detenidamente, algunas de las fotografías del Festival Escenamobile se sirven de estos cuerpos para escenificar “realidades” donde en pocas ocasiones se puede percibir una organicidad o una correspondencia entre los modelos y sus poses; o incluso dónde las personas con discapacidad (encarnando lo diverso) están sujetas a roles y situaciones machistas, que resaltan parcialidades en armonía con los valores estéticos generales o como meros objetos.
Quizá llegó el momento en donde ya no alcanza sólo con incluir a los diferentes en los ámbitos vedados, sino que esa incursión se corresponda con una verdadero empoderamiento, sin parámetros legitimadores que remitan hacia el imaginario de la “normalidad”.
Fantasías caleidoscópicas
“Siempre he estado orgullosa, incluso en medio de las prótesis, del dolor, de mis formas retorcidas, y la falta de piernas. Siempre me ha gustado sonreír. Siempre sentí atractivo por mostrarme. Por amarme. Por quererme”. Con estas palabras, Leandra Migotto Certeza, una periodista brasileña con una notoria discapacidad motriz que afectó seriamente su crecimiento, da la bienvenida a un osado proyecto fotográfico y literario, donde a modo de ensayo incursiona en su propio potencial erótico.
Leandra es una acreditada referente del colectivo de personas con discapacidad en su país, además de reportera de la Red SACI, columnista de la Agencia Inclusive y la Revista Sentidos, activista en derechos humanos de la ONG Conectas y voluntaria de la Asociación Brasileira de Osteogénesis Imperfecta.
El proyecto que Leandra encarna junto a la fotógrafa Vera Albuquerque se titula “Fantasías Caleidoscópicas, cuerpos diferentes, miradas reflejadas”, y se trata de una investigación en equipo que busca retratar la imagen (la mayor parte de las veces, prejuiciosa) que la sociedad tiene de la sexualidad de las personas con discapacidad, a través de: un ensayo fotográfico sensual, una exposición itinerante, dos publicaciones y charlas interactivas sobre salud sexual en instituciones educativas y centros culturales de Brasil y otros países interesados en el proyecto.
Para la fotógrafa, este proyecto cuestiona los patrones de belleza instituidos por los medios de comunicación o por la moral dominante, resaltando la posibilidad de una democratización del placer, una igualdad de los derechos sexuales, una disposición de las mentes y de los corazones contra los juicios previos y los preconceptos.
Por su parte, la periodista y activista señala que dar voz a estas imágenes (donde además participan distintos colectivos marginalizados) es importante en cuanto registro fotográfico, pues el enfoque central del proyecto está en el arte y en la educación como agentes de transformación de la realidad, aliados a la palabra, como testimonio de un poder capaz de cambiar a la sociedad.
Siendo mucho más que una mera muestra sobre arte y erotismo, Fantasías Caleidoscópicas reúne una reivindicación social, un proyecto educativo y, por sobre todo, un ejemplo de vida, donde Leandra comparte testimonios pocas veces manifestados en sociedad por parte de una mujer con discapacidad. “Conocí otras bocas, probé otros gustos, sentí otros perfumes, toqué otras pieles, conocí otros cuerpos. Pero siempre de personas con alguna condición física diferente de lo que la sociedad nos impone como patrón. Fueron experiencias únicas y muy significativas para mi madurez sexual. Me enamoré bastante, pero siempre en procura de algo más allá del deseo carnal. Viví intensamente cada fantasía sexual y experimenté muchas sensaciones deliciosas… Pero todo fue hecho siempre a escondidas. En el fondo no me asumía. No asumía que tenía un cuerpo preparado para seducir. No me imaginaba junto a alguien que no tuviera una discapacidad física”, comparte Leandra en el site de sus Fantasías Caleidoscópicas.
Para Leandra, este proyecto ayudará a la sociedad en general a derribar los límites de su percepción de lo bello y lo deseable, pero por sobre todo permitirá a las familias de las personas con discapacidad considerarlos y respetarlos como seres sexuales. “Lo más difícil todavía es mostrar a mi familia que ya crecí. Que no soy una niña y menos asexuada. Cuando comencé mi última relación escuché comentarios terribles que me rasgaban por dentro. Las personas que más amo en la vida no creían que yo pudiese ser, simplemente, feliz. ¿Por qué será que los padres de las personas con discapacidad no aceptan que sus hijos tienen sexualidad? ¿Por qué será tan doloroso para ellos asumir que sus hijos pueden ser felices realizándose en la cama (en el sofá, en el suelo, en la escalera, en el ascensor…) con sus cuerpos, simplemente diferentes? Espero que un día, todos aprendan que la simetría y la perfección fueron conceptos creados por ellos mismos, por lo tanto, pueden ser destruidos en cualquier momento”.
En este proyecto no hay espacios para la complacencia de una mirada segura de sus búsquedas, anquilosada dentro de patrones establecidos. Cada imagen, cada testimonio ironiza sobre los parámetros de lo aceptado y abre una brecha para la reflexión seria y comprometida acerca del daño que los preconceptos generan en la sociedad y la propia persona que los sostiene. “Es terrible sentir que los prejuicios todavía están tan arraigados. Existen varios pésimos profesionales de la salud que, simplemente, ignoran la sexualidad de las personas con discapacidad. Yo misma sufrí una agresión tan intensa que nunca va a cicatrizar. A los 18 años, fui obligada a visitar a una ginecóloga amiga de mi familia. Una mujer amarga, estúpida y totalmente antiética. Incrustó un libro de anatomía en mi cara, me trató como una niña y me dijo que yo no tenía derecho de usar mi cuerpo para nada. Me prohibió tener relaciones sexuales, y luego -mirándome a los ojos y apuntando con el dedo a mi nariz- que yo no podía hacer nada con mi cuerpo sin antes hablar con alguien de mi familia. Además de todo esto tuvo cara para preguntarme si ya había tenido novio. Quiso saber, en detalles, todo lo que yo había hecho con él. Me obligó a contar todo. No respondió ninguna de las preguntas que le hice. No esclareció ninguna duda. No me informó sobre métodos anticonceptivos ni sobre enfermedades de transmisión sexual. Y lo peor de todo es que se negó a examinarme”.
Vera Albuquerque y Leandra Migotto Certeza han asumido sin dudas un proyecto verdaderamente integral y esclarecedor acerca de la sexualidad y el erotismo en las personas con discapacidad, que no sólo permitirá abrir este espacio vedado hacia la sociedad en general, sino que por sobre todo servirá como inspiración a muchas personas con diversidad de condiciones físicas y sensoriales para auto-explorar el variado universo de su sexualidad.
“La idea es decir a una sociedad anestesiada (esperamos que no esté ‘en coma’) con la dictadura de la belleza ideal, de la perfección, de los cuerpos saludables y bien torneados, de las formas esbeltas, que la seducción, las fantasías, los amores, las pasiones y la sensualidad están en la diversidad de cuerpos, miradas, perfumes, gestos, colores, formas, tamaños, palabras, texturas, sonidos y sentimientos, caleidoscópicamente humanos”, concluye Leandra.
Pecados inválidos
Otra experiencia reciente que, imbuida del mismo espíritu, traslada estos interrogantes y afirmaciones al campo de las artes escénicas es “Pecados inválidos” (Sins Invalid), un proyecto norteamericano de teatro especializado en temáticas de diversidad sexual y discapacidad que ha sabido ir mas allá de la imagen parcial, para recrear la realidad dinámica y rica de la sexualidad y la afectividad de las minorías.
Pecados inválidos reúne diferentes colectivos de personas con discapacidad, afrodescendientes y con diversas elecciones sexuales, es decir, comunidades históricamente marginadas en el discurso social. Las performances del grupo se celebran desde hace ya cuatro años en el teatro Brava de San Francisco y cuentan con doce artistas con discapacidad.
A través de un conjunto de sketches, monólogos, danza y performance, el trabajo de la compañía explora variados temas de sexualidad, la corporalidad y el cuerpo con discapacidad en particular.
Concebido y dirigido también por personas con discapacidad afrodescendientes, este colectivo artístico desarrolla y presenta trabajos de vanguardia donde son impugnados paradigmas normativos de lo "bello" y "sexy", ofreciendo a cambio una visión de la belleza y la sexualidad donde están incluidos todos los individuos y las comunidades. Para el equipo es indispensable elaborar y presentar un trabajo de gran valor artístico que explore la sexualidad y el no-cuerpo normativo “con el fin de representar a todas nuestras comunidades y desafiar a errores de percepción dominante sobre las personas con discapacidad”.
Fundado en 2006 por Patty Berne y LeRoy Franklin Moore Jr., la compañía define la discapacidad en términos generales para incluir a personas con discapacidades físicas, personas que pertenecen a una minoría sensorial, personas con discapacidades emocionales, con problemas cognitivos y con enfermedades crónicas o graves. “Entendemos que la experiencia de la discapacidad se puede producir dentro de todos los ámbitos de la vida, por eso tratamos de incluir en estas obras a todas las minorías cuyos cuerpos no se ajustan a nuestra cultura bajo nociones de ‘normales’ o ‘funcionales’”.
Moore y Berne, son dos veteranos activistas con discapacidad que se sentían frustrados con la tendencia de muchos a considerar a las personas con discapacidad como asexuales, desviados o indeseables. “Queríamos hacer frente a la desconexión entre lo que sabemos de la verdad acerca de nuestra belleza y lo que el mundo parece creer, que somos menos deseables y que deben compadecerse de nosotros", explica Berne.
Este proyecto es mucho más que una declaración sobre el sexo y la discapacidad, más allá de la cuestión específica de la “sexualidad diferente”, a través de las performances buscan refutar toda una serie de nociones convencionales acerca de lo que es normal, lo que es bello y lo que es sensual. En lugar de la aceptada convención de que el sexo y la belleza se limitan a las personas jóvenes, delgadas y ágiles, Sins Invalid ofrece “una visión de la belleza y la sexualidad, donde están incluidos todos los individuos y las comunidades”, a través de la afirmación de que todos somos sexuales, sensuales y atractivos, independientemente de la edad, la forma del cuerpo o el color de la piel.
De ahí que además de las propuestas artísticas, esta iniciativa también ofrece actividades educativas y de concientización a través de talleres en una variedad de organizaciones entre las que se cuentan la National Sexuality Resource Center, la National Gay and Lesbian Task Force, el City College de San Francisco, la universidad de Notre Dame y el National Arts Festival gay.
Pecados inválidos se ha comprometido también con la justicia social y económica para todas las personas con discapacidad en refugios para indigentes, en las calles, con víctimas de desastres ecológicos y pacientes de hospitales psiquiátricos, intentando ir “más allá de los derechos individuales, hacia los derechos humanos colectivos”.
Según sus directores y fundadores, cada una de las puestas y talleres apuntan a promover oportunidades de liderazgo para las personas con discapacidad dentro de las comunidades con las que trabajan y en el más amplio movimiento por la justicia social. Como también proporcionar un apoyo y compromiso político para con artistas emergentes y establecidos con discapacidad, para desarrollar y presentar obras de peso para una amplia audiencia.
Al igual que en Fantasías Caleidoscópicas, Sins Invalid es una experiencia de ruptura que no se contenta con el hecho artístico, sino que busca plasmarse en la realidad como un modelo de debate dinámico, que trabaje la reflexión e intervenga directamente en las problemáticas más urgentes, como la salud sexual y psicológica y los derechos humanos.
Reeducarse y reeducar
En el libro “Discapacidad y vida sexual, la erótica del encuentro”, de la especialista Felicidad Martínez Sola, Eugenio Amezúa, director de estudios de postgrado de Sexología de la Universidad de Alcalá de Henares afirma que “dejar de lado la erótica equivale a una pérdida irremplazable para la comprensión de las relaciones de los sexos. Los encuentros no son encuentros de genitales sino puesta en común de deseos que, por sexuados, llevan consigo sus genitales como otros complementos”.
Por lo tanto, y como manifestó Leandra Migotto Certeza, el primer paso para poder transformar la visión entumecida de la sociedad respecto a estos temas, sería habilitar espacios donde las propias personas con discapacidad puedan salirse de los parámetros establecidos de lo bello y lo erótico para descubrirse y ser valorados desde la única e irrepetible manifestación de su propia eroticidad.
Esto ya está siendo llevado adelante por distintas experiencias de orientación socio-afectiva-sexual que brindan herramientas de prevención, cuidado y conocimiento para desarrollar una sexualidad plena. Estas alternativas permiten, además, eliminar concepciones erróneas, como el vincular la sexualidad exclusivamente con “sexo-genitalidad-reproducción”, ya que la experiencia erótica puede alcanzarse a través de distintas formas donde ni siquiera es necesario que intervengan los genitales. La sexualidad y el erotismo comprenden una expresión integral del ser donde permanecen integrados los aspectos biológicos, psicoafectivos, biográficos y socioculturales.
Tomando la vanguardia en este sentido, la Confederación de Personas con Discapacidad Física y Orgánica de la Comunidad Valenciana (COCEMFE-CV, España) comenzó este verano a impartir cursos muy concretos y útiles sobre sexualidad a personas con discapacidad, donde los alumnos pueden incrementar conocimientos sobre sexo y erotismo que les son de muchísima ayuda a la hora de mantener relaciones sexuales.
Según un comunicado de la prestigiosa organización COCEMFE, durante todo el 2010 estas clases estarán incluidas en el Programa de Educación Sexual de la entidad, y en el que también se contendrán charlas, coloquios y talleres vivenciales para "conocer nuestro cuerpo, aceptar nuestra sexualidad y el desarrollo de la erótica".
Además de los talleres, se llevarán adelante reuniones conocidas popularmente como “tuppersex”, donde a través de instructivos y charlas se compartirán los avances en materias de ayudas sexuales, como "un instrumento práctico para ampliar los conocimientos sobre sexo y erotismo, en las que se podrá oler, tocar, saborear distintos productos".
La Confederación notificó que en breve pondrá en marcha el Programa para las más de 85 asociaciones de toda la Comunidad Valenciana, contando par ello con la financiación de la Consellería de Bienestar Social, lo cual habla de una decisión política respaldando una necesidad social que involucra al 10% de la sociedad.
En Latinoamérica, un ejemplo similar lo encontramos en la organización mexicana Geishad (Grupo Educativo Interdisciplinario en Sexualidad Humana y Atención a la Discapacidad), especializada en consolidar programas de intervención profesional -educativa y clínica- para atender problemas sexuales y de pareja dirigida a personas con cualquier tipo de discapacidad. Además, Geishad coordina la Maestría en Discapacidad y Sexualidad impartida en convenio con el Instituto Mexicano de Sexología y realiza diversos cursos para poblaciones y grupos especiales, como profesores, médicos, psicólogos, profesionales que trabajan con personas con discapacidad, niñas y niños, adolescentes, adultos, parejas, personas con discapacidad de todas las edades y público en general que, no reuniendo los requisitos formales para cursar la Maestría, deseen educación de la sexualidad. Sabiendo de la capacidad transformadora del arte, Geishad también cuenta con un programa permanente de actividades culturales y recreativas.
El objetivo principal de esta ONG es promover y realizar investigaciones científicas y producción de materiales didácticos en el campo de la sexología y el trabajo inter, trans y multidisciplinario en discapacidad, como también divulgar los resultados de dicha investigación y procurar la superación personal a través de la enseñanza, capacitación y actualización de niños, niñas, jóvenes; padres de familia, profesionistas de cualquier ramo y primordialmente de personas con discapacidad física, mental o social.
Entre una amplia variedad de talleres y cursos brindados con tales fines, Geishad brinda capacitación indispensable como “Sexualidad y Síndrome de Down”, “Entrenamiento funcional (para personas con discapacidad)”, “Sexualidad en niños y adolescentes con discapacidad”, “Manejo de cavidad oral en personas con daño neurológico”, “Mujer, discapacidad y sexualidad”, “La expresión corporal creativa en la discapacidad”, “VIH, SIDA y discapacidad” y “Paternidad y discapacidad (para personas con discapacidad)”.
Con estas herramientas tan concretas, las personas con diversidad funcional pueden comenzar no sólo a trabajar con su estima, sino afirmarse creativamente en el campo de su vida afectiva y sexual. Con lo cual, será mucho más fácil desarrollar su autonomía social y comenzar a provocar un cambio en la percepción general, ya que se integrarán a sus comunidades como individuos que conocen sus capacidad, saben lo que quieren y pueden manifestarse en los vínculos desde sus particularidades, sin sentirse menos.
Debiera no ser necesario decir que, lejos de un puro instinto más o menos refinado y ligado a la reproducción, la sexualidad y lo erótico están íntimamente relacionados con las fuerzas del pensar, que aportan a los vínculos impulsos creativos, de alteridad y de afirmación personal en el encuentro con el otro. Pero aunque esto pueda afirmarse, lejos todavía está de convertirse en una realidad palpable para todos.
Por fortuna, estas experiencias recientes y pioneras, ligadas tanto a lo creativo como a lo clínico y social, respaldadas por profesionales y organizaciones serias, de gran trayectoria, nos invitan a animarnos a transgredir nuestros propios límites, para enriquecernos también en el imaginario de lo diverso.
Ya que la misma sociedad que nos niega la posibilidad de expandirnos en una percepción enriquecida de lo erótico nos impone cotidianamente y a través de los medios el consumo de lo erótico como ligado a lo pornográfico, las prácticas machistas, la mercantilización del cuerpo y la falta de elección.
Los cuerpos de la diferencia, en oposición, nos invitan a la libertad, nos invitan a la aceptación creativa, a asumirnos como un entramado de pluralidades que nos permite ser, dejando atrás el temor a manifestarnos plenos, y entregarnos a las fuerzas arrolladoras de la fantasía, ese germen que tanto tiene que ver con los procesos de construcción del conocimiento, y cuya potencia es tan inconmensurable, que se expresa también a través de la sexualidad, el erotismo y la vitalidad.



Luis Eduardo Martínez



martinez_luiseduardo @yahoo.com.ar
* “Erotismo y sensualidad como espacio de afirmación personal”/ Luis Eduardo Martínez.

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