miércoles, 24 de agosto de 2011

Adolescencia y discapacidad mental, ¿por qué aumenta la incidencia?

Un reciente informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) reveló que el 45% de las personas afectadas por un trastorno mental, como la depresión, el trastorno bipolar o el abuso de alcohol, tienen apenas entre 10 y 24 años, siendo la principal causa de discapacidad entre los jóvenes de todo el mundo. La falta de proyectos de vida, la hostilidad del sistema social, el consumo de tabaco y otras drogas, la falta de actividad física, el aumento de la presión arterial, la mala alimentación y la obesidad podrían ser causantes de fenómeno que crece y preocupa.
Un dramático informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicado recientemente por la red mundial de información médica “The Lancet”, alerta sobre el daño causado por las enfermedades mentales en los adolescentes, convirtiéndose en la primera causa de discapacidad juvenil.
El organismo de Naciones Unidas llegó a esta conclusión luego de chequear los datos del “Estudio Global de Enfermedades” realizado en 2004, con el objetivo de dimensionar los causantes de discapacidad y pérdida de años de vida en todo el mundo. Cotejando dicha investigación, los profesionales a cargo descubrieron que en la adolescencia existen más enfermedades que causan discapacidad a largo plazo que aquellas que provocarían la muerte.
Profundizando en el estudio, la OMS detectó que en esta franja etárea la principal causa de discapacidad son las enfermedades neuropsiquiátricas como la depresión, la esquizofrenia y el trastorno bipolar.
Con una incidencia del 45 % de la población juvenil, las dolencias psiquiátricas superarían a los accidentes de tránsito y a las enfermedades infecciosas en tanto a la generación de secuelas discapacitantes.
Para la OMS estas alarmantes estadísticas podrían tener su base en el hecho de que los adolescentes han quedado relegados en los programas de salud debido a que los sistemas de salud son "un grupo de edad que siempre se ha considerado sano".
Ya en el año 2008, la Encuesta Nacional de Salud de España advirtió que el 22,1% de los ciudadanos de entre 4 y 15 años presentaban riesgos de mala salud mental y esto llevó al Ministerio de Sanidad a calificar estos datos como “una señal de alarma fina”.
El informe de la OMS hace mención además a diversos factores de riesgo que por lo general comienzan en la adolescencia: “el consumo de tabaco, la falta de actividad física, el aumento de la presión arterial, el sobrepeso y la obesidad”.
A estas problemáticas se suman toda una serie de factores socio-ambientales propios de la época como la virtualidad de los vínculos, la desestructuración familiar, las presiones escolares y sociales, los modelos ficticios a alcanzar, la falta de estímulo y proyectos de vida o la imposibilidad de realizar sus sueños e independizarse al terminar los estudios.
Todo este juego de tensiones y frustraciones que encuentran en el adolescente, atravesado por diversos cambios hormonales y de personalidad, un marco ideal para dispararse, terminarían creando círculos viciosos que ponen a los jóvenes en contacto con situaciones de riesgo para su integridad física y psicológica.
Para los profesionales de la salud mental, es de suma importancia el poder detectar a tiempo los primeros síntomas de estas condiciones y actuar preventivamente con los adolescentes que se encuentren en riesgo ya sea por factores familiares, genéticos o contextuales.
A continuación veremos los cuadros generales de los principales trastornos que vulneran la experiencia de la adolescencia, sus causas y sus posibles abordajes.
Depresión juvenilLa depresión adolescente no sería tan fácil de diagnosticar porque el comportamiento normal de los adolescentes está marcado por altibajos anímicos.
Estos estados de ánimo pueden alternar en períodos de horas o días. Pero si el estado de ánimo deprimido persiste, el rendimiento escolar se vuelve inestable, las relaciones familiares y sociales se vuelven caóticas o el joven queda atrapado en el abuso de sustancias y otros comportamientos negativos, el conjunto puede indicar un episodio depresivo grave.
Debido a que la depresión es un trastorno emocional complejo, se desconoce la causa exacta, aunque la experiencia psiquiátrica ha demostrado que ciertos factores biológicos y emocionales aumentan las probabilidades de que una persona desarrolle la enfermedad. La depresión parece ser hereditaria en algunas familias, ya que se ha demostrado que los factores genéticos probablemente juegan un papel protagónico. Aunque también ciertos rasgos de personalidad y determinadas tensiones ambientales parecen estar vinculados con el desarrollo de la enfermedad. Lo más probable es que una combinación de varios factores sea lo que finalmente conduzca al desarrollo de un trastorno depresivo o a un episodio.
“La depresión se está presentando cada vez a más temprana edad y con mayor frecuencia acompañada generalmente de otros trastornos, lo que toma por sorpresa a los padres y a la sociedad. Faltan psiquiatras especializados; se abusa de los medicamentos; se abandona con frecuencia la terapia”, sostiene María Teresa Villafrade, periodista chilena, quien en un informe especial para el periódico La Tercera, advirtió que la depresión es considerada la principal causa de suicidio en Chile, y la segunda causa de muerte en adolescentes después de los accidentes de tránsito.
La Dra. Gail Gross, reconocida experta norteamericana, autora y profesora especializada en la educación de menores con problemas de comportamiento y desarrollo, comenta en un artículo que uno de cada cinco adolescentes en Estados Unidos tiene depresión clínica, y menos del 30% reciben la terapia adecuada. Para Gross, la depresión adolescente es a veces difícil de distinguir de otros problemas psicológicos co-mo la ansiedad o déficit de atención. Por lo tanto, es importante conocer las señales. Con la detección temprana, la depresión es uno de los trastornos más fácil de remediar.
En México el panorama no parece diferir. Según los resultados de la Encuesta Nacional de Epidemiología Psiquiátrica realizada en 2009, se supo que 2 millones de personas tuvieron un episodio depresivo grave antes de los 18 años.
Si bien se podría pensar que en países latinoamericanos, donde las problemáticas sociales pueden crear condiciones adversas para la calidad de vida de las personas, otros estudios realizados en países desarrollados también presentaron cifras preocupantes. En el año 2007, tres estudios sucesivos realizados con aproximadamente 15.000 jóvenes, reveló que de los adolescentes de entre 12 y 18 años, el 9% de los varones y el 22% de las chicas, mostraron signos de depresión y ansiedad -tres veces más que en 1993-. “Para los adolescentes de más edad, los niveles son incluso mayores: 14% entre los chicos y 35% entre las chicas de 17 a 18 años. Los estudios demostraron además que los hijos de padres profesionales que están en una situación relativamente acomodada suelen correr más riesgos de depresión que los demás, reconociendo que los estudiantes franceses están entre los más estresados de Europa.
El estrés en la escuela o en los hogares está vinculado a su vez con el incremento en el consumo excesivo de alcohol de los adolescentes en Francia.
Según el informe “El suicidio de niños y adolescentes en Europa: un grave problema de salud pública (2008)”, el 15% de los adolescentes que han tenido una tentativa de suicidio son reincidentes y el 75% no son hospitalizados. Estos porcentajes llevaron a diagramar programas para poder hacer frente a una situación subestimada.
En este sentido, los profesionales señalan la importancia de la prevención, especialmente en el ámbito familiar, teniendo en cuenta la aparición de las siguientes conductas de alarma:
- Conducta agitada.
- Apatía.
- Cambio en la personalidad.
- Cambios en el apetito acompañado de las fluctuaciones del peso.
- Trastornos de la alimentación.
- Cambios en los patrones de sueño.
- Conducta destructiva (daño a sí mismo o a otros, autolesiones).
- Fatiga.
- Abuso de alcohol o drogas.
- Irritabilidad.
- Falta de energía y concentración.
- Baja autoestima y sentimientos de inutilidad.
- Tristeza.
- Culpabilidad o ansiedad extremas.
- Sensibilidad a la crítica.
- Hablar de la muerte y el suicidio.
- Retirada del contacto social.
- Bajo rendimiento escolar.
Según estos signos, y ante la sospecha de un posible cuadro depresivo, se aconseja en primer lugar acudir inmediatamente a una consulta terapéutica y reforzar el diálogo familiar. Hablar y escuchar al adolescente, alentarlo para involucrarlo en actividades positivas y cuidar bien de sí mismo, ser justo cuando se trata de disciplinarlo y dar un buen ejemplo respecto al cuidado personal y a cómo obtener ayuda ante las dificultades puede colaborar mucho con el proceso de salida y en la prevención.
Para reforzar el cuidado preventivo también se recomienda observar los siguientes ítems:
- Fomentar hábitos alimenticios saludables. Con demasiada frecuencia, un adolescente que se le da demasiada libertad en la selección de alimentos, opta por comer comida chatarra. Esto puede dar lugar a deficiencias nutricionales que pueden, a su vez, convertirse en un factor de riesgo para la depresión.
- Incentivar la participación en deportes, clubes y otras actividades extracurriculares con el fin de construir un fuerte grupo de apoyo de amigos.
- Ponderar y promover las facultades del joven, motivando su autoestima.
- Escucharlo con atención, haciéndole saber que usted está allí para acompañarlo y apuntalarlo si algo está mal.
- Promover el descanso y el acostarse temprano. Un estudio publicado en la revista Sleep en enero de 2010 encontró que los adolescentes que se acuestan temprano fueron significativamente menos propensos a experimentar la depresión.
- Fijar tiempos prudentes para la exposición en horas a Internet. La Academia de Pediatría de Estados Unidos advirtió recientemente que navegar durante mucho tiempo por redes sociales como Facebook puede ocasionar depresión a los adolescentes. “En opinión de la doctora Gwenn O’Keeffe, Facebook representa un ambiente de socialización particularmente difícil de transitar para adolescentes con problemas de autoestima”.
Al respecto del vínculo depresión/Internet, el científico Vijay Mittal, del departamento de Psicología de la Universidad Emory (Atlanta, EEUU), comprobó que los adolescentes con trastornos esquizotípicos de la personalidad (TEP), como los que padecen otros problemas mentales, dedican poco tiempo a las relaciones sociales pero, a cambio, pasan más tiempo en chats, redes sociales o en juegos on-line en comparación con el resto de los adolescentes. De ahí la importancia del cuidado y las pautas de utilización de la Red.
Trastorno bipolarLa depresión y el trastorno bipolar representan la primera causa de suicidio en adolescentes en todo el mundo. Esta dolencia se caracteriza por la presencia de desviaciones extremas del ánimo y se denomina de esta manera porque oscila desde el polo de la manía al polo de la depresión.
El trastorno bipolar sería causado por un desequilibrio bioquímico del cerebro; sin embargo se estima que si uno o ambos padres tienen un desorden bipolar, hay mayor probabilidad de que los hijos desarrollen el desorden. Del mismo modo si en la historia familiar existiera el abuso de drogas o del alcohol también puede establecerse una relación. A su vez, el Dr. Timothy Wilens, director de servicios de abuso de sustancias en Psicofarmacología pediátrica del Hospital general de Massachussets (MGH) declaró que “ser” bipolar y además adolescente, es un factor de riesgo para el abuso de sustancias.
Con el aumento del número de adolescentes diagnosticados, para los especialistas es urgente que se puedan conocer los síntomas y alertas específicos del trastorno para poder trabajar temprana o preventivamente.
El diagnóstico del Trastorno Bipolar en los niños y adolescentes es complejo y conlleva la observación cuidadosa durante un largo período de tiempo. Una evaluación minuciosa por un psiquiatra de niños y adolescentes puede ayudar a identificar la dolencia y comenzar el tratamiento.
El problema para alcanzar un diagnóstico a tiempo en adolescentes es que muchos padres al observar un comportamiento anormal en sus hijos, lo atribuyen a una “fase de la adolescencia” que va a pasar. Y aunque esto puede ser el caso para la mayoría de los adolescentes, para quienes sufren de enfermedades mentales ser diagnosticados y tratados tan pronto como sea posible es esencial.
Según el Instituto Nacional de Salud Mental de los Estados Unidos, aunque algunos niños tienen síntomas suaves entre los 10 a 12 años, los signos del trastorno bipolar, la depresión severa y la esquizofrenia suele llamar la atención alrededor de 17 a 22 años. Los expertos en salud mental creen que esta coincidencia temporal se desencadena por cambios en el cerebro. Sin embargo, los síntomas también pueden ser exacerbados por el estrés.
Algunos de los signos a tener en cuenta:
- Aislamiento y retraimiento social.
- Reacción exagerada ante determinadas situaciones.
- Indiferencia y falta de motivación.
- Pronunciada ansiedad o temor.
- Deterioro de las calificaciones o del desempeño laboral. Este cambio será notable, ya que la mayoría de los niños que tienen trastornos mentales son estudiantes muy buenos.
- Dormir muy poco o demasiado.
- Uso excesivo de alcohol o drogas.
- Cambios de humor severos: usualmente se siente demasiado contento o tonto, o demasiado irritable, enfadado, agitado o agresivo.
- Aumento de energía desmedido, poder seguir durante días sin dormir y sin sentirse cansado.
- Hablar excesivamente: el adolescente no deja de hablar, habla muy rápido, cambia de tema constantemente y no permite que lo interrumpan.
- Comportamiento arriesgado repetitivo.
- Disminución en la capacidad para disfrutar de sus actividades preferidas.
Los adolescentes con Trastorno Bipolar pueden ser tratados efectivamente. El tratamiento para el Desorden Bipolar incluye por lo general la educación e información del paciente y a su familia acerca de la enfermedad, el uso de medicamentos estabilizadores del humor y la psicoterapia. Los medicamentos estabilizadores del humor a menudo reducen el número y la severidad de los episodios maníacos y ayudan también a prevenir la depresión. La psicoterapia ayuda al adolescente a comprenderse a sí mismo, a adaptarse al estrés, a rehacer su autoestima y a mejorar sus relaciones.
EsquizofreniaDe acuerdo con la Alianza Nacional para la Investigación sobre la Esquizofrenia y Depresión (NARSAD) de los Estados Unidos, la esquizofrenia es un trastorno cerebral grave que hace que sea difícil para una persona percibir la diferencia entre experiencias reales e irreales, pensar de manera lógica, tener respuestas emocionales y comportarse normalmente en situaciones sociales, y también puede tener dificultad para recordar, hablar y comportarse adecuadamente.
Debido a que los adolescentes sufren de una variedad de cambios hormonales, los padres a menudo reciben un diagnóstico equivocado, donde se confunde a la dolencia con un trastorno de conducta o de oposición desafiante.
“La edad típica de inicio de la esquizofrenia es la adolescencia o la adultez temprana”, afirma Russell Scheffer, psicólogo clínico de la Universidad Southwestern Medical Center en Dallas, Texas. “El inicio de la psicosis es típicamente en la adolescencia o en los primeros años de la vida adulta. Antes de la aparición de la psicosis clara, a menudo hay un período de declive en el funcionamiento en situaciones sociales y la escuela”.
Cuando esta condición no es diagnosticada correctamente o tratada a tiempo, puede empeorar progresivamente. Por esta razón, es importante que los padres busquen la atención de un profesional de salud mental a principios de los años de adolescencia, si es que pueden ver signos comprometedores.
Un equipo de la Universidad de California, Los Ángeles, comunicó que existen cinco factores clave que pueden ayudar a predecir si un adolescente desarrollará esquizofrenia. Para los autores de esta investigación publicada en “Archives of General Psychiatry”, “determinar el riesgo de desarrollar la enfermedad mental en chicos jóvenes es tan posible como calcular su riesgo de diabetes o enfermedad cardíaca, y en consecuencia, abre la posibilidad de tomar medidas preventivas y de tratarla precozmente”.
El estudio llevó a cabo el seguimiento de 291 adolescentes con alto riesgo de desarrollar esquizofrenia durante dos años y medio y sufrían síntomas no específicos, como paranoia, comunicación desorganizada y pensamientos inusuales que son signo del inicio de la enfermedad.
Los autores citaron cinco características que incrementaron marcadamente la probabilidad de desarrollar la enfermedad: riesgo genético de esquizofrenia combinado con un reciente declive funcional; altos niveles de pensamientos inusuales; más paranoia/sospecha; más empeoramiento social; e historia actual o pasada de abuso de sustancias. “Entre los adolescentes que presentaban dos o tres de estas características, el 68-80% desarrollaron la enfermedad”.
Algunos especialistas sostienen que el signo más importante de la esquizofrenia en los adolescentes es el olvido y la pérdida de memoria. En los casos más severos pueden no reconocer los lugares donde se encuentran o incluso olvidar los nombres de las personas y su relación con ellos, u olvidarse de tomar elementos importantes a la hora de salir de casa como teléfonos móviles o dinero. Otro signo severo es la aparición de alucinaciones y oír voces irreales.
Otros aspectos a tener en cuenta por los padres son las dificultades para diferenciar la realidad de los sueños o la creencia de que las historias de televisión son similares a las situaciones de su vida.
El miedo y la ansiedad parecen rodean al adolescente con esquizofrenia todo el tiempo, ya sea solos o acompañados.
Como regla general, cuando los adolescentes son diagnosticados tempranamente, los medicamentos y la terapia son una forma exitosa de tratamiento que pueden mejorar notablemente la calidad de vida.
La OMS ha resaltado que la adolescencia y la juventud son períodos cruciales para la calidad de vida porque en esta etapa se establecen serios factores de riesgo para algunas enfermedades mentales y otros problemas de salud que pueden afectar seriamente el futuro de las personas.
La información adecuada, las campañas de apoyo y la acción clara de los gobiernos para crear planes de atención específicos para adolescentes son fundamentales para enfocar los esfuerzos en la prevención de los factores de riesgo que causan discapacidad mental en los jóvenes.
Teniendo en cuenta la gran influencia de los factores ambientales y la calidad de vida que se les brinda a los adolescentes, inmersos en una falta de atención generalizada pero con tremendas cargas y presiones, es necesario también replantear las prioridades y trabajar precisamente en la mejora de las condiciones que rodean la experiencia que implica ser adolescente hoy.

Fuentes:
- BBC Mundo/ Salud.
- María Teresa Villafrade / Depresión en adolescentes. Una cruz que no llega sola (artículo publicado en la revista “Mujer” del diario “La Tercera”, Chile).
- teenagerstoday.com
- aacap.org American Academy of Child Adolescent Psychiatry.

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