jueves, 16 de febrero de 2012

Niños índigo: ¿problemáticos o superdotados?


 Descripción de la imagen: cara de un niño con un gorro de lana de colores
Se afirma que estos pequeños están en el mundo para realizar el pasaje a una etapa evolutiva superior, que son el nexo hacia una humanidad mucho mejor. Por otro lado, se asevera que las mismas características que los hacen excepcionales, en realidad son el resultado de una patología o una serie de ellas que deben tratarse. ¿A quién creerle?
Los diferentes Más allá de que, en realidad, todos somos diferentes por donde se nos mire, algunos son más distintos que otros, desde la óptica colectiva. Los distintos y variados aspectos que presenta la discapacidad y su calificación no permanecen incólumes en la historia, sino que van cambiando con el tiempo, siguiendo los variados modelos filosóficos y políticos (en sentido amplio) que impregnan cada época. Así, Esparta se deshacían de los imperfectos; en algunos momentos los locos fueron visionarios, en otros, terminaron encerrados en mazmorras tenebrosas; los amputados eran condenados a la mendicidad; a los que presentaban enfermedades deformantes se los abandonaba a la buena de Dios (en los hospicios e instituciones de caridad), etc. Estas y otras formas de encarar las diferencias hoy en día nos escandalizan, pero no han desaparecido del todo.
Por el contrario, generan polémicas y discusiones que revelan que la cuestión, lejos de estar saldada y que se acepte a cada uno por lo que es, produce acciones y reacciones muy dispares. Los índigo como seres superiores De la mano de lo que se conoce como New Age, tendencia filosófica con raíces orientales y que ha prendido con bastante fuerza entre los sectores económicamente más elevados en occidente, se genera una sucesión de cuestionamientos acerca de las concepciones de lo que ellos denominan medicina “tradicional”, abogando a favor de las que apostrofan como “alternativas”.
Ello lleva a que no solo se ponga en duda la eficacia de la acción de la ciencia médica (que tiene sus agujeros negros), sino también la concepción de lo que es salud-enfermedad y las formas de combatir la morbilidad.
Desde esta perspectiva, desde hace unas décadas se viene hablando de que buena parte de los niños diagnosticados como padecientes de TGD, ADD, ADHD, TEA, TOD, TOC, bipolaridad y otras alteraciones del comportamiento no serían tales, cuestión que, es bueno aclararlo, no sólo ponen en tela de juicio los seguidores de estas corrientes de la Nueva Era, sino que también señalan muchos profesionales del campo de las ciencias de la salud. Lo que tiene de novedoso y diferente es que para los adscriptos a este nuevo tiempo buen número de esos pequeños no solo no padecerían de ningún tipo de enfermedad discapacitante sino que, por el contrario, serían una especie de paso superior en la historia de la evolución humana, al menos en el plano espiritual.
El concepto de “niños índigo” parece provenir de un libro editado en 1982, Understanding Your Life Trough Color (Comprendiendo tu vida a través del color), de Nancy Ann Tape, quien afirma que es capaz de percibir el aura de las personas. La misma autora dice que el 20% de los niños menores de 10 años y el 17% de los de más de esa edad y hasta los 17 tienen tal condición. En su página, la psíquica y cinestésica afirma que los índigo son el puente hacia el futuro. Expresa en el sitio que dedicó a estos niños: “Los Índigo traen cambios en cada nivel de la experiencia humana a través de su tarea universal: globalizar la humanidad mediante la tecnología…
La tecnología es una habilidad innata en ellos; los celulares son extensiones de su cuerpo”. El nombre proviene de que, para Tape, el aura de estos pequeños es de tal color. Según esta investigadora psíquica, las características principales que los distinguen es que son relajados y espontáneos, aman la comida chatarra, poseen mucha energía, se aburren en la escuela, se distraen fácilmente, pueden ejecutar muchas tareas sin esfuerzo y no les importan las reglas sociales. Siguiendo con la descubridora, presenta a algunos famosos que tienen esa condición: Barack Obama, Tiger Woods, Rafael Correa, Mark Zukerberg (el creador de Facebook) y otros que, fuera de los EE.UU., quizás no sean tan conocidos. A su vez, la psicóloga transpersonal venezolana María Dolores Paoli, va un poco más allá: afirma que el 80% de los niños ya son índigo, solo que las características no se hallan activadas en todos ellos. Pero lo más sorprendente es su siguiente aseveración:“Científicamente ya estamos obteniendo confirmación del cambio que aportan estos niños, manifestándose en la activación de 4 códigos más en el ADN…Pareciera que estamos ante la evidencia de una mutación, del nacimiento de una nueva raza humana que llegará a su pleno florecimiento en la nueva Edad de Oro en este nuevo milenio”. 
Por su parte, un cuestionario en otro sitio web para establecer si un niño es o no índigo, da lo que serían sus 20 características principales:
1. ¿Vino su hijo al mundo con un sentido de realeza y actúa como tal?
2. ¿Tiene un sentimiento de merecer estar aquí y ahora?
3. ¿Tiene un evidente sentido de identidad?
4. ¿Tiene dificultades con la disciplina y la autoridad?
5. ¿Se rehúsa a hacer ciertas cosas que se le ordenan?
6. ¿Es para su hijo una tortura esperar haciendo colas?
7. ¿Se siente frustrado hacia sistemas estructurados y rutinarios que requieren poca creatividad?
8. ¿Encuentra mejores maneras de hacer las cosas que las que les sugieren en la casa o la escuela?
9. ¿Es su hijo un inconformista?
10. ¿Se rehúsa a responder a la manipulación o el manejo mediante el uso de la culpa?
11. ¿Se aburre fácilmente con las tareas que se le asignan?
12. ¿Tiene síntomas de Desorden de Atención o hiperactividad?
13. ¿Muestra capacidad intuitiva?
14. ¿Es particularmente creativo?
15. ¿Demuestra empatía o preocupación por los demás?
16. ¿Desarrolló pensamiento abstracto a muy temprana edad?
17. ¿Es muy inteligente y/o dotado?
18. ¿Ha descubierto su hijo la disposición a soñar despierto?
19. ¿Tiene su hijo una mirada profunda y sabia?
20. ¿Manifiesta pensamientos o conceptos espirituales con naturalidad? 10 respuestas afirmativas, es probable que lo sea; 15 o más, casi seguro. Otros creyentes señalan que, además de las estructuras de carácter señaladas, poseen cualidades casi superhumanas, como la telepatía, una estructura cerebral diferente, clarividencia y poderes de sanación, entre otros. Por otro lado, y siguiendo a la creadora del concepto, los niños índigo se dividen en cuatro categorías, según lo que serán en el futuro:
 1. Humanistas: están destinados a trabajar con las personas (médicos, profesores, comerciantes, ejecutivos, políticos, etc.). Son hiperactivos, muy sociables, se distraen con facilidad, olvidadizos, torpes y lectores consecuentes.
2. Conceptuales: les interesan más los proyectos que las personas (arquitectos, ingenieros, militares, diseñadores, etc.). Suelen ser hábiles, controladores (sobre todo con los padres en la niñez) y tienden a la adicción, por lo cual es necesario estar atentos en la adolescencia en cuanto a las drogas.
3. Artistas: su característica principal es la sensibilidad, por lo cual son muy creativos y, dentro de cada especialidad que aborden, se dedicarán a aquello que demande mayor imaginación. 4. Interdimensionales: suelen ser más altos que los anteriores y se consigna que son los que portan las nuevas filosofías y una espiritualidad novedosa. 
Pueden resultar jactanciosos. Si bien comparten, siempre desde estas teorías, muchas características con los niños cristal, la diferencia principal entre unos y otros es que mientras los índigo provocan la disrupción de las estructuras, los cristal son los pacificadores, los que buscan establecer la armonía, aunque en un nivel de conciencia más elevado.
Es decir que sus tareas serían complementarias, aunque para muchos no quede muy clara la separación entre ambos niños transformadores. Los niños índigo: ¿una mentira? En la vereda opuesta se sitúa la ciencia más formal y tradicional, pero también muchos de los que la critican.
La primera objeción que se les hace es que ni hay cromosomas supernumerarios ni la estructura cerebral difiere de la del resto de la humanidad. Con la cautela que amerita cualquier aseveración científica, señalan que, al menos hasta el momento, no existe estudio alguno que respalde tal teoría, la que, por lo tanto, debe descartarse de plano.“Aunque la pseudociencia no acepta la metodología científica como un modo de producir conocimiento confiable, por otro lado, justo para aparentar validez, usa indiscriminadamente terminología científica y habla fácilmente de campo electromagnético, quinta dimensión, energía, o efecto cuántico.
Usa ‘científicamente’ sin entender lo que quiere decir. Propone procesos como ‘ADN mejorado’ sin que nadie entienda, ni haya un proceso biológico conocido, para saber qué se quiere decir con esto. Y también usa el ‘podría ser’”, afirma el físico uruguayo Daniel Altschuler, catedrático de la Universidad de Puerto Rico.
Tampoco las afirmaciones acerca de los porcentajes de niños con esa condición halla sustento fáctico alguno y parece hasta un contrasentido afirmar que el 80% de los niños son índigo, pero la mayor parte de ellos sin activar. ¿Cómo puede corroborarse?
Es más, ni siquiera, como señalan los detractores de la coloración de los niños, la cifra conservadora del 20 o el 17% de la creadora del concepto tiene una base fáctica, por lo que bien podría ser que el 99,9 o el 0% de los pequeños lo sean y, sin pruebas confiables, cualquier aseveración puede resultar cierta, aunque más probablemente sea falsa o, al menos, errónea. Por otro lado, los defensores a ultranza de la diagnosticación liberal de TGD, ADD y todas las demás patologías similares concuerdan en apuntar que aquellas cualidades que se pregonan como fundamento del carácter excepcional de estos niños no son otra cosa que patologías probadas, que desaparecen o se atenúan ante la medicación y/o los tratamientos usuales.
A su vez, los que critican el diagnóstico fácil y la medicación presta, coinciden en que estos pequeños, lejos de tratarse de seres excepcionales, son niños que portan algún tipo de patología, sea psicológica, psiquiátrica o del orden que sea y que consentirlos y poco menos que adorarlos, como proponen las corrientes New Age, lejos de beneficiarlos, los perjudica. Otro punto que sostienen los detractores de esta concepción es que es moneda corriente que muchos padres que no asimilan bien tener un hijo con algún tipo de problema serio (discapacidad, problemas de conducta, etc.) tienden a entrar en una posición reactiva mediante la cual terminan por sobrevaluar la condición de este, como una forma de negación de la existencia de un problema.
Esto, a su vez, es aprovechado por especuladores o retroalimenta teorías peregrinas sin base fáctica que conjugan creencias y negocios que, por ser calmantes de la ansiedad y por valorizar lo que otros desvalorizan por medio de la discriminación, encuentran adeptos que hallan alivio al saber que su niño no solo no tiene problemas sino que es un ser excepcional.  
Cierre Sostenemos una vez más que todo niño es excepcional, aunque no en el sentido supermánico. Son únicos por ser lo que son y nada más. Malabaristas astrológicos, lunáticos, medicadores compulsivos y psicologistas se disputan el campo de la problemática psicoemocional de los niños. ¿A quién creerle? Es toda una pregunta. La respuesta no es sencilla.
Tal vez deba decidirse en el caso a caso. Es obvio que la posición que se sustenta en estas líneas no aboga por darle entidad a lo “índigo” y que tampoco adscribe al diagnóstico estandarizado y mucho menos a la universalización de la medicación como solución a los problemas, aunque no se abomina de ésta cuando sea estrictamente necesaria. Queda en cada uno buscar el camino que sea mejor, pero lo que nunca hay que perder de vista es que lo que escojamos no ha de tener como resultado tranquilizarnos, sino que nuestro niño esté mejor.
  Ronaldo Pellegrini ronaldopelle@yahoo.com.ar 

No hay comentarios:

Publicar un comentario