viernes, 2 de noviembre de 2012

Argentina inicia en Tandil un estudio para conformar su propio mapa del ACV


 El año que viene comienza el primer estudio epidemiológico para determinar cuántas personas sufren accidentes cerebrovasculares en un período determinado en la Argentina. El trabajo, que finalizará en abril de 2015, permitirá conocer mucho más sobre los factores de riesgo, las características genéticas, el perfil y el pronóstico de los pacientes. Es la segunda causa de muerte y la primera de discapacidad permanente en el mundo.
El ACV, que produce la pérdida de funciones cerebrales por la interrupción del flujo sanguíneo al cerebro, aqueja tanto a hombres como mujeres, y aunque la edad promedio de los afectados ronda los 65 años, hay cada vez más jóvenes que la padecen.
La investigación que permitirá tener una "radiografía" del ACV en el país está comandada por dos profesionales del extranjero, de Estados Unidos y Canadá, y dos de la Argentina pertenecientes al Instituto de Neurología Cognitiva: el neurólogo Luciano Sposato y la cardióloga Cecilia Bahit.
Para la recopilación de datos se eligió a la ciudad bonaerense de Tandil, situada a 375 kilómetros de Capital Federal. "Es una población de casi 130 mil habitantes, un número ideal para emprender esta tarea, y además todos los médicos están comprometidos con este objetivo por lo que nos pareció que era un lugar adecuado", explicó Sposato a La Capital.
Un estudio piloto que se realizó durante dos meses permite presumir que en 24 meses unas 750 personas sufrirán un ACV en esa población, con distintos grados de secuelas. "No sólo evaluaremos los casos de aquellos que lleguen a la guardia médica después del episodio sino también de los que no recurran en forma inmediata a la consulta médica. Está previsto que se revisen los certificados de defunción e intentaremos obtener información a través de las familias de los fallecidos sobre la situación previa de salud de esos pacientes", remarcó Sposato.
Cecilia Bahit, médica cardióloga de la ciudad de Rosario, y una de las investigadoras principales del estudio, explicó que son muy pocos los trabajos que existen en Latinoamérica sobre las características del ACV en sus pobladores y que ninguno de los trabajos importantes incluyó hasta el momento a los argentinos.
También se realizarán subestudios que intentarán precisar "qué pasa con los pacientes que desarrollan fibrilación auricular en las horas posteriores al episodio de ACV y que impacto tienen los trastornos respiratorios del sueño, ya que sabemos que hay una cierta relación", detalló la especialista.
Bahit destacó que es relevante que "la gente conozca cuáles son los factores de riesgo del accidente cerebrovascular". La hipertensión, la diabetes, el tabaquismo y la dislipidemia (alteración en el metabolismo de los lípidos) son "factores modificables" y que resulta "imprescindible tomar conciencia de los riesgos que implican para la salud, aunque la persona sea joven", enfatizó.
Por otra parte, Sposato puso el acento en conocer los síntomas del ACV, que no se presentan necesariamente del mismo modo en todos los pacientes: "Cualquier pérdida de la sensibilidad en alguna parte del cuerpo, dificultades para ver (como una cortina en el ojo) o para pronunciar palabras, o un dolor de cabeza fuerte de aparición repentina ameritan que la persona concurra de forma inmediata a un centro médico".
La demora en la llegada al hospital es una de las causas que empeoran el pronóstico de quienes sufren un ACV y que incluso puede provocarles la muerte. "Por cada dos minutos que pasan se mueren millones de neuronas; los médicos tienen que actuar cuánto antes para destrabar el bloqueo que produce el accidente cerebrovascular o detener la hemorragia", explicó Bahit.
La accesibilidad a los centros de salud es otro de los aspectos vitales. Sólo uno de cada cuatro afectados llega a tiempo al hospital y la misma proporción muere en el año posterior al ataque, muchas veces porque los médicos no logran intervenir a tiempo.
Fuente: La capital

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