sábado, 11 de abril de 2015

Un try al centro del corazón

 Hay más de 35 chicos con síndrome de Down que participan de un programa de rugby inclusivo."Los chicos tienen un lugar de pertenencia dentro del club, es de integración social y deportiva de familias", aseguró Daniel Fernández, su fundador.
En un día otoñal, “Crónica” compartió la cálida mañana con Daniel Fernández, fundador de Rugby Inclusivo, una entidad que tiene sus pilares en la “integración social y deportiva de familias con chicos con síndrome de Down”.
La actividad se desarrolla en el Club Banco Hipotecario Rugby y es, sin dudas, una propuesta única. Netamente es un espacio para chicos, chicas y familiares, como necesita cualquiera persona para crecer: aprendiendo y jugando en un ambiente sano. Haciendo un deporte que al principio capaz parece violento, pero tiene muchos valores, como lo es compartir y respetarse.
“Al principio teníamos chicos que venían y no se integraban ni a la ronda y hoy están insertados dentro del grupo, participando de todas las actividades”, comenzó contando Daniel fundador, profesor y padre deJoaquín, un pequeño de 11 años.
Cabe destacar la importancia para el desarrollo de estos jóvenes que se los puede observar felices, activos, corriendo y riendo en esta iniciativa que comenzó su quinta temporada. Además, de los encuentros participa gente de todas las edades. La integración es tal que los propios jóvenes que juegan en la primera pasan a saludarlos y se conocen todos por sus nombres.
Otro de los objetivos que persiguen estas personas -que trabajan sin fines de lucro- “es que tengan un lugar de pertenencia dentro del club, que puedan ser reconocidos y moverse libremente”. Sin dudas, algo que se percibe fácilmente, es que aquí no existen las barreras. Esto les permite desarrollarse en otro espacio diferente a sus terapias, la escuela y su casa.
“Nosotros tenemos como misión que vengan la mayor cantidad de chicos posible”, dice Fernández, quien recuerda: “cuando arrancamos eran dos chicos, ahora hay más de 35 familias”. Y al mismo tiempo, siete de estos son hermanos de adolescentes que realizan deportes en otras instalaciones del lugar. “La idea es que ellos puedan venir toda la vida al club y si lo hacen en familia, mejor”.
Vale aclarar que los chicos no pagan cuota, y que todo se hace entre el grupo de personas que trabaja junto al fundador, que son alrededor de 10 profesionales en distintas áreas, y la colaboración de los familiares que quieren aportar. El deporte es solamente el medio. Si bien existe un tercer tiempo, en donde todos se juntan a comer y descansar para tomar algo, es un tema social. “Si hace frío tenemos la posibilidad de hacer actividades bajo techo, como bailes de disfraces u otras cosas”. Los nenes asisten con muchas ganas y llegan desde diferentes localidades de la provincia. “Queremos que sientan que esta es su segunda casa”. Un lugar en donde ganan todos y “están todos invitados”, cerró el creador de esta iniciativa.

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