sábado, 18 de julio de 2015

Ensambla y arregla computadoras a pesar de que nació sin brazos


 Sus limitaciones no fueron impedimento para estudiar. También escribe con fluidez y desentornilla cualquier CPU. Es un ejemplo de lucha contra las adversidades. Ahora está a la espera de trabajo.
EJEMPLO DE VIDA. Gilberto Santiesteban es un experto en reparar computadoras. Lo hace con una habilidad que sorprende.
Precisiones
TRABAJO. Si en su empresa hay trabajo para un ensamblador de computadores llame a Gilberto Santiesteban al teléfono 570- 2596. Y si su computadora tiene problemas no dude en requerir sus servicios. 
CORREO. Si quiere escribirle puede hacerlo a su email personal: santis79@hotmail.com Gilberto Santiesteban le contestará a la brevedad posible. También acepta la comunicación de personas que quieran ser sus amigos.


UN HOMBRE DECIDIDO A TRIUNFAR • Sus limitaciones no fueron impedimento para estudiar. 
• También escribe con fluidez y desentornilla con rapidez cualquier CPU. 
• Es un ejemplo de lucha contra las adversidades • Ahora está a la espera de trabajo.

Luis Arriola.
Las manos de Gilberto Santiesteban son sus pies. Con ellos escribe y ensambla con precisión computadoras. Desde Pentium 3 y 4 hasta modelos Celeron.
Cuando niño le preguntaban qué quería ser de grande y él no podía responder con claridad. Sabía que le gustaba el mundo de la informática, pero a esa edad no podía canalizar su interés.
Recién cuando acabó el colegio su vocación se afianzó con mayor claridad y decidió estudiar ensamblaje de computadoras.
El número uno
Desde un principio se propuso ser el mejor de su clase. Luego de un año de estudios y de constantes prácticas se graduó como técnico en computación e informática.
“Me he dedicado al ensamblaje. Formateo las computadoras, las arreglo, las destapo y las vuelvo a tapar. Para mí es fácil hacerlo, pero lamentablemente ahora no tengo trabajo”, dice y con su pie derecho demuestra su habilidad al frente de una CPU.
Ver para creer
Aprender la técnica para destapar las computadoras le costó varias semanas. Sus dedos se fortalecieron y al final logró la rigidez necesaria para sostener varios destornilladores y abrir las tapas llenas de diminutos tornillos con rapidez.
“Al principio me dolían los dedos pero no me dejé vencer. Tenía que lograrlo para no depender de nadie. Tenía que demostrar que no tener manos no es una limitación en mi desarrollo”, comenta a La República.
Lecciones de escritura
Gilberto también escribe con sus pies. Con ambos redacta cartas, escribe mails y currículos de trabajo. En ningún momento se sintió disminuido. “Traté de superarme y gracias a Dios he logrado salir adelante para lograr mis metas”, dice.
Empezó de niño escribiendo una letra, la que inicia su nombre, hasta lograr palabras y luego oraciones y finalmente párrafos. Con extremo rigor acostumbró los dedos de sus pies a coger el lapicero y pudo flexibilizarlos para escribir con fluidez. “Primero se me caían. Pero siempre me repetía: hay que ser constante”.
Años escolares
Gilberto estudió en el colegio Julio C. Tello, en Chiclayo, y gracias al apoyo de sus padres y de su hermana mayor logró terminar sus estudios. “A las personas que también son discapacitadas les digo que no se sientan mal cuando busquen trabajo. He presentado mi currículo en algunas empresas y espero que me llamen”, dice, con mucha esperanza.
Recuerda que a veces sus amigos lo querían ayudar, pero él les decía que no. “Porque los profesores califican los logros de uno. Y también porque son mis propias batallas”, añade. Gilberto sueña con tener trabajo para ayudar a su familia, y sentirse útil a la sociedad. Pero sobre todo, necesita creer que los sueños pueden hacerse realidad.

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