domingo, 17 de septiembre de 2017

Semillero tecno: un equipo de la UTN desarrolló una app para chicos con autismo


Permite que los niños que padecen este trastorno usen la tecnología para comunicarse, interactuar o ver contenidos
Un grupo de estudiantes y graduados de la carrera de Ingeniería en Sistemas de Información de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN) Buenos Aires desarrolló Pspecs, una aplicación para niños que conviven con TEA (Trastorno del Espectro Autista), con la que llegaron a ser finalistas del concurso de apps del Enacom.
La idea surgió porque la esposa de Juan Brito, uno de los desarrolladores, trabaja con niños con autismo: “Ella notaba que los chicos se inclinaban a usar la tecnología para comunicarse, interactuar o ver contenidos, y buscó aplicaciones para poder trabajar mejor con ellos y no encontró desarrollos de calidad, o los que encontraba estaban en inglés. Así surgió la necesidad”, contó el profesional.
Los desarrolladores destacaron que Pspecs brinda la posibilidad de adecuar la tecnología a la etapa de aprendizaje y orientación que está atravesando el niño.
"A medida que va avanzando, la tecnología va complejizándose, acompañando el proceso terapéutico. Es común que se comience por la identificación de pictogramas. En la terapia, en el plano físico, utilizan tarjetas. El objetivo de la app es usar la tecnología para reemplazar este entorno analógico por uno digital e ir incorporando otras herramientas, e ir armando frases", explicaron los creativos.
La aplicación "está diseñada para contener a tres tipos de usuarios: los niños, los padres y los profesionales. Cuando el niño es capaz de armar frases, puede enviarlas por este medio a profesionales y familiares, y recibir ellos también respuestas. Siempre depende de la etapa en que estén y los estímulos que puedan manejar”.
Fuente: http://tn.com.ar/tecno/recomendados/semillero-tecno-un-equipo-de-la-utn-desarrollo-una-app-para-chicos-con-autismo_820899

sábado, 16 de septiembre de 2017

Carlos Paz tendrá hoteles atendidos por jóvenes con síndrome de Down

Carlos Paz tendrá hoteles atendidos por jóvenes con síndrome de Down

Carlos Paz tendrá hoteles atendidos por jóvenes con síndrome de Down

Carlos Paz se convertirá en la primera ciudad del país que contará con establecimientos hoteleros atendidos por grupos de jóvenes con síndrome de Down, en el marco del proyecto “Albergo Ético” que impulsa la Fundación Unidos por la Inclusión Social  (U.P.I.S.) junto con la Asociación Hotelera y Gastronómica.
“¿Por qué un hotel?...porque es como una casa, donde uno debe cocinar, servir y levantar la mesa, tender la cama y limpiar sanitarios”; contó Lucía Torres, una de sus impulsoras.
La iniciativa es novedosa en el país y apunta a fomentar la independencia y autonomía, al tiempo que fue declarada de interés legislativo, social y cultural por el Concejo de Representantes. La Asociación Albergo Ético (Hotel Ético), nació en la región del Piemonte, en la ciudad italiana de Asti, donde se encuentra el único hotel a nivel mundial cuyo personal está integrado en un 50% por jóvenes con Síndrome de Down (SD) y la premisa será replicar esta experiencia en las sierras.
“El objetivo no es la inclusión laboral, sino la autonomía de la persona con Síndrome de Down, pero nosotros llegamos a la autonomía a través del trabajo. El nuestro es un método de desarrollo de la persona con discapacidad intelectual a través de una pasantía de trabajo en un hotel, que dura entre 2 y 3 años, porque son puestos rotativos que se ocupan por períodos de tiempo breves, como un fin de semana o una semana al mes”; resaltó Lucía Torres, en declaraciones a El Diario.
“Las madres que tenemos hijos con Síndrome de Down nos preguntamos que será de nuestros hijos cuando ya no estemos. Este sistema apunta a la total autonomía y nos da la tranquilidad de que su vida va a seguir un curso normal”; agregó la fundadora de U.P.I.S. Por último, agradeció al presidente de la Asociación Hotelera, Rodrigo Serna, quien junto a otro cuatro empresarios de la ciudad pusieron a disposición sus establecimientos para desarrollar el proyecto “Albergo Ético”.

Convocan a voluntarios
Se lanzó una convocatoria para aquellos voluntarios que deseen sumarse al proyecto “Albergo Ético Argentino, que se constituirá como el segundo hotel-escuela del mundo bajo el método de Doownland. De esta forma, la ciudad de Carlos Paz se ubicará a la vanguardia de la inclusión de personas con Síndrome de Down y con discapacidades intelectuales para que puedan lograr su autonomía personal y económica a través del aprendizaje de la profesión hotelera-gastronómica. Los interesados deberán tener entre 18 y 40 años y residir en Carlos Paz. Es importante mencionar que los datos se recibirán hasta el 20 de septiembre a través del email: info@fundacionupis.org.

Brenda y una historia de inclusión universitaria

Brenda Tenaglia Giunta: Hay personas que tenemos discapacidades y necesitamos un poquito de ayuda. No mucho.
Brenda Tenaglia Giunta: "Hay personas que tenemos discapacidades y necesitamos un poquito de ayuda. No mucho".
La joven padece de hipoacusia congénita. Logró su sueño de recibirse de licenciada en biotecnología.
Cuando entré a la Facultad de Ciencias Bioquímicas y Farmacia no quería que se supiera que tenía una discapacidad, quería que me trataran igual que al resto y con los años aprendí que ese fue un error", cuenta Brenda que padece una hipoacusia bilateral congénita y está equipada con audífonos en los dos oídos desde los 6 años.
Su caso es particular porque adquirió el habla desde muy pequeña y por esta razón descubrieron su patología recién a los dos años y medio. Hablaba normalmente, cualquier persona que la escuchaba no se daba cuenta de su problema, ni siquiera su propia familia, a pesar que está formada por médicos. Brenda había aprendido sola a leer los labios a las personas y cree que la clave fue que su madre hablaba fuerte, modulaba muy bien, gesticulaba y usaba mucho las manos.
Cuando empezó el jardín de infantes, en una de las actividades que se hacen para desarrollar los estímulos, las maestras notaron la dificultad. Había que descubrir de dónde venían ciertos sonidos y cuando le taparon los ojos, ella no reaccionó. En los primeros estudios fonoaudiológicos también percibieron que si bien contestaba las preguntas de la profesional, cuando esta se tapaba la boca, ya no podía responder más.
Hizo la primaria en su ciudad, Firmat y la secundaria en la escuela Juan Bautista Alberdi de Arroyo Seco, porque tenía orientación en ciencias naturales. "Desde chica mi pasión estaba en el área de las ciencias", dice. De ahí egresó con el mejor promedio y también desarrolló su hobby, la fotografía.
En 2006 se anotó en la Facultad de Ciencias Bioquímicas y Farmacia de la UNR, como todo ingresante de 18 años "con mucho miedo" y además no quería que se supiera de su discapacidad para que la trataran "igual que al resto", una postura que ahora considera errónea. "Yo tenía esa idea de que en la Universidad eras un número, no como en la escuela que te conocen, te preguntan cómo estas", explica Brenda y en ese contexto deseaba pasar desapercibida, que nadie se dé cuenta porque no quería tener otro trato.
Fue así como empezó primer año, con todas las ganas y "esa emoción de estudiar por fin lo que me gustaba". Pero fue muy difícil porque ahí se dio cuenta que no podía tomar apuntes. Si bien ella leía los labios, cuando bajaba la vista para escribir, se perdía. Entonces, al llegar a su casa, tenía que volver a leer de los libros todo lo que los profesores habían explicado en las clases. Su rutina diaria empezaba a las 8 de la mañana, cursaba las materias, volvía a las 3 de la tarde y estudiaba hasta las 12 de la noche para poder llegar. Así y todo en los parciales siempre iba a los recuperatorios y terminaba aprobando con lo mínimo, un 6. "El primer año fue duro", recuerda.
Había cursado las tres materias anuales, matemática, física y química inorgánica, pero en las vacaciones sólo pudo preparar el final de esta última. El segundo año ya lo empezó cansada y encima con temáticas más complejas. "Tengo una forma de aprender que consiste en leer un concepto y transformarlo en un dibujo en mi cabeza, pero las asignaturas eran tan abstractas que no podía imaginarlas", cuenta Brenda. Rendía los finales muchas veces, leía y leía pero no entendía, por lo que decidió abandonar una materia y se desanimó, sufrió su primera crisis. "Esto no es para mí", pensó.
Luego de cinco años, de todas las materias que había logrado regularizar, sólo pudo rendir bien tres finales. Estaba atrasada y cansada de levantarse y pelearla y se dijo "hasta acá llegué". Uno de esos días, en los pasillos de la Facultad, vio colgado un afiche de la Comisión Universitaria de Discapacidad y ahí "hice el clik", cuenta. Preguntó, se acercó y dialogó con Berenice Frati, referente de esa comisión en Bioquímicas. "Comencé a charlar primero desde lo anímico mi idea de abandonar la carrera y luego empecé a aceptar mi discapacidad, mis limitaciones, recién después pude continuar", afirma.
Juntas analizaron dónde estaban las fallas, por qué tenía que rendir tantas veces una materia y descubrieron que el problema no era la falta de estudio sino el tiempo que necesitaba para resolver un examen. "No me faltaban los conocimientos, pero me llevaba más tiempo entender qué tenía que escribir". Y otra dificultad era la imposibilidad de tomar apuntes en las clases.
Desde la Comisión de Discapacidad y la Secretaría Estudiantil, diseñaron algunas estrategias para enfrentar estas dificultades. Citaron a los jefes de cátedra para explicarles la situación y les solicitaron la posibilidad de que Brenda grabara las clases para poder escucharlas luego más despacio y hacer un resumen. Asimismo, plantearon la necesidad de un mayor tiempo para resolver los exámenes.
Compromiso docente
Otra cuestión que les pidieron a los profesores es que miraran de frente porque ella les leía los labios, dado que a veces mientras hablaban se daban vuelta para escribir en el pizarrón y ahí perdía el hilo del tema. Todos los docentes accedieron sin ningún problema y los que no querían ser grabados, les pasaban sus clases escritas. "En ese sentido yo estoy agradecida porque todos se han brindado generosamente cuando no era parte de su trabajo", dice.
A partir de ahí "nunca más rendí mal", afirma y agrega: "Cuando yo acepté mis limitaciones y empecé a entender que con esas pequeñas cosas podía avanzar, empecé a disfrutar la carrera".
Brenda reconoce que sin el sostén de su familia, no hubiera llegado donde llegó. El apoyo de decir "presentate de nuevo", "ponete a estudiar", "seguí leyendo", "en qué te podemos ayudar". También remarca la contención de la Universidad, a través de Berenice Frati que la impulsaba a seguir cuando el cansancio la desanimaba.
Después de ella ingresó a la Facultad otro alumno con hipoacusia que en un principio tampoco quiso decir nada. Pero cuando se acercó a la Comisión de Discapacidad y empezaron a desplegarse las pequeñas estrategias ya probadas, pudo avanzar. Brenda destaca que le hizo muy bien poder ayudar a otros, le dio satisfacción que no tuviera que pasar por todo lo que ella sufrió, haber dejado una huella, el camino un poco más libre.
"Me llevo eso, poder haber cambiado un poco esa mentalidad de creer que somos todos iguales y no es así. Hay personas que tenemos discapacidades y necesitamos un poquito de ayuda, no mucho".
Sobre la licenciatura en biotecnología, reconoce que es una carrera difícil, no sólo por su complejidad sino también por la cantidad de horas de cursado y de estudio. Ya con el título quiere dedicarse a investigar aquellos problemas de salud que aún no tienen solución, así como también aplicaciones para mejorar la calidad de vida del hombre. Le gustaría trabajar en una industria para mejorar procesos y obtener la purificación de proteínas recombinantes que vienen a reemplazar a las proteínas que se obtenían de los animales, por ejemplo.
"Yo siempre digo que el Universo ordena, cuando uno deja que fluya, aparecen las soluciones. Fue así, vi un cartel, me llamó la atención y era lo último que tenía para probar, ya había probado todo".
Criterios de accesibilidad universal
La Argentina adhiere desde 2006 a la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas Con Discapacidad y allí se establece que "la discapacidad es un concepto que evoluciona y que resulta de la interacción entre las personas con deficiencias y la barreras debidas a la actitud y el entorno que evitan su participación plena y efectiva en la sociedad, en igualdad de condiciones con las demás". El desafío es que las personas con discapacidad no se tengan que adaptar a las instituciones, sino que sean éstas las que se adapten a un criterio de accesibilidad universal. Para fortalecer esta política, el Area de Accesibilidad de la Secretaría de Extensión (UNR) creó en 2008 la Comisión Universitaria de Discapacidad.
   Esta comisión elaboró el documento "Educación superior inclusiva: orientaciones para la comunidad universitaria", del que participaron entre otros, Brenda Tenaglia Giunta, Berenice Frati y la coordinadora del área Natalia Pieroni. Ofrece orientaciones asumiendo que cada persona con discapacidad puede tener sus necesidades y demandas particulares. La información se presenta con un abordaje específico para los diversos tipos de discapacidad, que incluye estrategias de apoyo académico, de comunicación y de accesibilidad a materiales. "Es indudable la necesidad de propiciar condiciones equitativas para el ingreso y desempeño de estudiantes, docentes y no docentes con discapacidad en la Universidad, bregando por la igualdad de oportunidades y el pleno ejercicio de sus derechos como integrantes activos de la comunidad. Respecto de los estudiantes, su acceso, permanencia y egreso deben estar garantizados por estrategias que aporten y no obstaculicen su derecho a formarse como profesionales", dice el documento.

viernes, 15 de septiembre de 2017

Si me preguntan por tu discapacidad ..



Si me preguntan por tu discapacidad...Yo les cuento de tu sonrisa...de tus manitos suaves y cálidas que todo lo quieren agarrar, del lenguaje maravilloso que construimos para entendernos, de que te encanta dormir, comer chocolate, escuchar música, te gusta el viento suave en tu cara, de tus no y tus si claros como el agua, te gustan las cosquillas y que te hagan volar alto como un avión...que lloras si mamá se va o si papá no te lleva a pasear con tu andador...que haces caricias maravillosas ..que sos la luz de nuestras vidas...que nos cambiaste ...que te amamos profundamente...que no imaginamos una vida diferente, con un hijo diferente...que agradecemos tu presencia en nuestras vidas cada día. Que no todo resulta fácil, que hemos sufrido y llorado a tu lado , que rezamos y suplicamos por tu bienestar, pero también saltamos doblemente de alegría con cada cosa superada, con cada logro....está es la capacidad de mi hijo, luchar cada día ....la " dis" es otro cuento..
Escrito por Alejandra Milano, mamá de Martino

 Facebook:https://www.facebook.com/alejandra.milano.98?hc_ref=ARRpHlIUWznBf5GhA04uSL6Mzn20WLZz3iLo8HGHNFaZLDJjWFjTBZQdAjIYXmqu_VU&fref=nf&pnref=story

Fotógrafo documenta la belleza de animales con discapacidad



Durante varios días, aprendieron la técnica para empezar a competir.

A pesar de haber tenido historias de vida difíciles, un grupo de jóvenes se reunió durante tres días en el Centro Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (Cenard), donde fueron entrenados por el medallista paralímpico alemán Heinrich Popow.

Los competidores, que utilizaron prótesis especiales para poder correr a gran velocidad, se encontraban entre los 10 y los 40 años. Para algunos, fue volver a entrenar, para otros, fue empezar a hacerlo.
A pesar de haber tenido historias de vida difíciles, un grupo de jóvenes se reunió durante tres días en el Centro Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (Cenard), donde fueron entrenados por el medallista paralímpico alemán Heinrich Popow.

Los competidores, que utilizaron prótesis especiales para poder correr a gran velocidad, se encontraban entre los 10 y los 40 años. Para algunos, fue volver a entrenar, para otros, fue empezar a hacerlo.

Historias de vida
Varios de los participantes, que vinieron de todas las zonas del país y de la región, contaron a CONBIENESTAR cómo fue que terminaron en esa situación y cómo los inspiró el poder practicar deporte.

La Running Clinic, que ya se ha organizado en otros países, estuvo durante tres días en Buenos Aires. Allí, cada nuevo deportista se llevó una anécdota y el orgullo de haber obtenido una medalla por competir.

“Me estoy preparando para correr y poder participar en los juegos paralímpicos Tokio 2020”, sostuvo Pablo Giesenow, un cordobés de 40 años. Él era el único doble amputado de los participantes mayores, condición en la que quedó tras un accidente de tránsito.
Por su parte, Agustín Guillot, de 26 años, contó: “Si bien a los 21 años tuve un accidente rural hoy subo montañas, practico escalada deportiva en roca”. “Tuve un accidente rural, con un tractor trabajando en el campo, haciendo pasturas para animales junto a mi padre”, explicó.

Además, el joven agregó sobre su vida: “Comencé a rehabilitar y llegó mi primera prótesis. Luego de mucho esfuerzo me permitió volver a hacer las actividades que realizaba y a sumar algunas nuevas”.

Esmeralda, de tan solo 10 años, contó antes del evento: "Amo patinar, bailar y jugar con mis amigas". A los tres meses tuvo una meningitis en el grado más alto, que tiene un riesgo de mortalidad del 100%, y por eso se decidió amputarle ambas piernas por debajo de la rodilla, para salvarle la vida.

Por esa razón, usa prótesis especiales desde los 7 meses de edad. De todas formas, eso no le impide competir en patín artístico.