¿Cómo llevar a cabo un salto cualitativo semejante?

Estamos en un camino de transición y en un momento de decisiones que nos involucran. Concebimos la integración escolar desde un abordaje interdisciplinario como la mejor herramienta hacia una nueva escuela. No es la integración escolar un fin, lugar de llegada, es el estadio actual de un proceso de más de treinta años en nuestro país.
La Disposición 311/16 sienta las bases de la educación inclusiva, dejando de lado el modelo del déficit para pasar al social, poniendo el acento en el entorno que limita y no en el sujeto.
La educación inclusiva propone transformar los entornos educativos con el fin de responder a la diversidad de aprendizajes. Se aborda desde el diseño universal de aprendizaje.
Aunque fundamentales, no son las leyes que por imposición determinen la inclusión. Son insuficientes o un paso que requiere de los ulteriores. El ejemplo de Italia en los 90 sirve para ilustrar esta aseveración. No es el recorrido de algunos niños “como de prestado” a cargo de un equipo y derivando en él decisiones, omitiendo la responsabilidad de la institución como tal en la educación de cada sujeto. No es la autorización del desempeño de un equipo externo dentro de una escuela, considerando los recorridos particulares que puede requerir un alumno.
El niño o joven con discapacidad integrado en una escuela común es alumno de la escuela común. Tan simple como eso. Es alumno de una institución educativa que requiere de apoyos, modificaciones, ayudas y formación. De una escuela con puertas y ventanas abiertas. Por las que dejar entrar y salir tanto mitos así como realidades. Una escuela en transformación. Dispuesta a construir una nueva historia.
Más de treinta años de experiencia en integración escolar permite saber que se exige mucho de las escuelas, sin poder garantizar el apoyo necesario, grados de cooperación, formación conjunta y continua. Este apoyo brindado por los equipos contribuye a la creación de valores inclusivos en los diferentes actores escolares.
Desde nuestra tarea, cada actor, cada instancia, aprende del hacer. Aceptar marchas y contramarchas, borrones y reescrituras es parte de esta dinámica construcción. No establecemos juicios, no evaluamos ni inspeccionamos. Trabajamos conjuntamente, se requiere de abordajes específicos, de otras intervenciones, tiempos, propuestas, lecturas… Claro que es prioritario hablar de trayectos educativos, provisión de los apoyos, ajustes razonables, criterios de evaluación, acreditaciones y promociones. Educar para la diversidad es un trabajo en el que la soledad y la omnipotencia no tienen cabida.
En el orden nacional se ha reconocido la necesidad de una atención multidisciplinaria como primordial. A través de un equipo que se denomina BÁSICO, y se ha definido la importancia de los SAIE (servicios de apoyo a la integración escolar). Sin embargo, y justamente, atendiendo a la diversidad de nuestro país, sus posibilidades, necesidades, carencias, zonas y en el intento de proveer un indispensable seguimiento-acompañamiento del alumno con discapacidad, se ha creado la figura del maestro de apoyo. Único profesional (profesor de educación especial o psicopedagogo) que trabaja desde el mejor de los intentos de conformar equipos con los docentes escolares, los profesionales tratantes del niño, acompañando a la familia. Elección que se da por diferentes factores: en oportunidades, carecer del recurso más amplio, por desconocimiento o desorientaciones voluntarias, disponibilidad.
Cuando el acompañamiento es brindado por un maestro de apoyo que intermedia entre el alumno, su entorno y los posibles conflictos cognitivos que enfrenta, se trata solo de una parte de la imbrincada tarea.
Ambos términos convivientes en el actual marco básico de organización y funcionamiento de Prestaciones y Establecimientos de Atención a personas con discapacidad: Maestro de apoyo y Equipos de apoyo a la integración. Se los asocia, confunde, compara. Claramente las diferencias sobran.
Los SAIE están concebidos para la atención a la diversidad, se conforman con diferentes profesionales que hacen al equipo técnico: psicólogos, psicopedagogos, trabajador social, profesores de educación especial, fonoaudiólogo…
Acorde con la modalidad de cada institución y las características de la población que atiende, se incorporan a él: Lic. en Ciencias de la Educación, especialistas en psicomotricidad, terapia ocupacional, docentes de educación inicial, primaria, de las diferentes áreas y materias del secundario, profesionales de la salud y la educación que hacen sus aportes en cada situación. Se llevan a cabo supervisiones externas.
Cada centro cuenta con un equipo que desempeña tareas de coordinación: generales y específicas.
La figura del coordinador cobra vital importancia, ya que en él convergen cada una de las instancias que intervienen en los recorridos educativos de un niño o joven con discapacidad. Familia, profesionales, equipo escolar, docentes y profesional de apoyo. Desde la coordinación se desarrolla el apoyo indirecto de la integración. Definen y sostienen el acompañamiento, asesoramiento y seguimiento para quienes se implican directamente con el alumno.
Brindan un espacio de orientación a padres, seguimiento evolutivo, trabajan con el equipo de conducción escolar, los maestros/profesores, establecen canales de comunicación con los profesionales tratantes, supervisan y brindan espacios de formación a los profesionales de apoyo (quienes asisten a las escuelas a dar el apoyo directo al alumno).
La concurrencia del coordinador e instancias de comunicación con la escuela no son eventuales o surgen del llamado ante una dificultad, sino que conforman un dinámico constructo en el que las partes deciden, asumen responsabilidades y compromisos. Se trata de un cambio que sin duda trasciende al “sujeto con discapacidad”. Plantea revisiones de los paradigmas vigentes y cuestiona definiciones tan instaladas como la de normalidad. Si lo normal es lo más frecuente, lo que de alguna forma prepondera, ¿no será un sinónimo de diversidad?
Sumergidos en la diversidad, proponemos lo superador del trabajo en red. Su construcción es laboriosa. Pero se inicia con un simple hilo. Confeccionar una malla, que a la vez que sostiene sea permeable y flexible. No es perfecta. Pero desata soledades para tejer con esas hebras la oportunidad de una sociedad más acorde a estos tiempos.
La red entre SAIE surge como una necesidad de ir atando muchos cabos sueltos que el devenir echa por tierra (fundamentos en virtud de exclusividades y competencias) para provocar el encuentro, el trabajo conjunto y organizado de los equipos profesionales categorizados por el SNR (Servicio Nacional de Rehabilitación). Preparados específicamente pa-ra esta tarea transformadora de proponer desde las acciones cotidianas una escuela inclusiva a través del apoyo a la integración escolar.
Permite, desde la teoría y la praxis aportada por los integrantes, atender a las diferentes coyunturas educativas. No ya solo de las personas con discapacidad permanente o transitoria, sino de la escuela común. La escuela de todos.
En 2013 se crea la CASAIE: Cámara Argentina de Servicios de Apoyo a la Integración Escolar, con el cometido de trabajar conjuntamente todos los que hemos elegido esta tarea y nos hemos formado para llevarla a cabo. Propiciando el diálogo, promoviendo una educación inclusiva y de calidad para todos.
En este encuentro federal que es la CASAIE, se gesta un enriquecedor espacio de intercambio, formación, capacitación, actualización, debate y reflexión con el fin de cimentar una sociedad en la que las diferencias sean un valor y las capacidades de cada sujeto el inicio de cada nueva historia.

María Elena Bertolini*
* La Prof. María Elena Bertolini es Directora del Centro NEXO, Equipo Interdisciplinario. Secretaria General de CASAIE (Cámara Argentina de Servicios de Apoyo a la Integración Escolar).

E-mail: info@casaie.com.ar