Lucas Romagnoli tiene 38 años y enseña informática en una escuela especial: "Quiero que la gente logre sus metas. ¿Qué es eso de estancarse?"
Del otro lado del teléfono se oye a un
hombre sereno que advierte la hora. Son las 19.10 y en 50 minutos
deberá estar en la terminal de ómnibus de Bahía Blanca, su ciudad natal, para
recorrer los 170 kilómetros que le demandarán dos horas y media de su vida y le
permitirán llegar a Villalonga, partido de Patagones, en donde vive y se
desempeña como docente de inclusión.
“Soy ciego
desde que nací”, explica Lucas Romagnoli. “Y si tuviera que definirme soy
alguien que siempre busca proyectos innovadores y el bienestar de la gente de
las personas con discapacidad. Docencia en todo el sentido de lo que
significa esa palabra”, cuenta el hombre de 38 años.
Villalonga abriga
a menos de 5 mil habitantes. Allí, en la Escuela Especial Nº 502,
Romagnoli es docente de Informática, utilizando programas
específicos como lectores de pantalla para que los alumnos puedan
desarrollar todo el resto de las materias en la escuela. “También a
manejarse en el colegio, a usar el bastón blanco en el caso de
los alumnos ciegos. El bastón verde para aquellos que tienen
baja visión. Estoy en el área de inclusión de la escuela secundaria,
en donde coordino con los profesores. Ellos me dan los trabajos con
anterioridad, los escaneo y los paso a word para que los puedan leer”, explica.
“Los
chicos ciegos tienen la compu con lector de pantalla o el teléfono que les
habla. En las redes sociales podés escuchar lo que la gente pone, sin
intermediarios. Antes yo encontraba un texto y sí o sí tenía que estar
en braile. Ahora es todo mas instantáneo. El que quiere estudiar
abogacía puede hacer su propio material y descargarlo. Todos los potenciales
adquiridos son maravillosos”, sostiene.
Lucas
estudió en Bahia Blanca. Hizo la primaria y la secundaria en una escuela
tradicional, de manera integrada, para después volcarse al profesorado en otra
de educación especial. “Previo a eso hice dos años de abogacía. Después
dejé porque no era el camino que tenia que seguir.Comencé a dar charlas en
escuelas comunes sobre cómo se manejan las personas ciegas. Eso fue en 2002.
Tuve una gran repercusión en Bahía Blanca, me encantaba escuchar a los
chicos. Otros me decían que eran villeros, que me iban a faltar el
respeto. Y nunca me pasó nada de eso. Ahí me dije: ‘tenés que ser
maestro’. En 2003 comencé el profesorado”.
Apenas
algunos años más tarde, con el título en mano, entendió que “la
sociedad debe abrirse pero no debemos esperar a que suceda por arte de magia.
Hay que mostrarle a la sociedad cómo abrirse”. Su pensamiento aún
perdura y es esta la idea que lo motiva: “Las personas ciegas de antes no
tenían esta apertura. Todos eran más cerrados. Salvo algunas excepciones no se
abría la gente, eran otros tiempos”, recuerda.
Y a su muy buena etapa como alumno le agregó otra mejor como
docente. Aunque para ello el sacrificio, que lo obligó a dejar su casa y
emprender otro camino: el de la soledad. “En Villalonga se vive de otra forma,
el ambiente es otro, no hay conflictos. La educación en sí encuentra apertura a nuevos
materiales y a ideas que son captadas y rápidamente se quieren adaptar“, dice Lucas,
quien alquila un departamento “en el centro del pueblo”, en donde la televisión
no adquiere demasiado protagonismo en su vida. Sí la
lectura, la investigación permanente y las reuniones con amigos.
“Nunca
sufrí la discriminación, ni en la escuela ni en la calle,
todo lo contrario. Cuando daba las charlas me tocó ir a las villas, a casas muy
precarias, en donde me recibían con mate y me encontraba con madres que
me pedían que hable con sus hijos, que ellos tenían muchas preguntas para
hacerme. Nunca nada negativo”, rememora.
Cada día
Lucas se despierta y enciende el televisor para escuchar algún canal de
noticias y así desayunar tranquilo mientras se prepara para una nueva
jornada de clases. “Hay un sistema en la televisión, que lo tienen
algunos canales, que se llama programación adaptada para personas
ciegas. De eso mucho no se habla, pero está bueno que se sepa. Yo
consumo programas políticos y de actualidad como cualquier ser humano. Me
gusta estar muy informado”.
Admite la
angustia de a ratos aunque no la ubica dentro de los parámetros habituales. La
meditación es su escape. “Siempre medité. Leo muchos autores espirituales y
tengo la búsqueda interna por ese lado. Adquirí otra visión de la vida
y no le doy lugar alguno al aburrimiento”.
Y
concluye: “Siempre pienso en positivo y creo que si das lo mejor recibís lo
mejor. Quiero que la gente logre sus metas. Busco que los chicos
cumplan sus sueños. En lo personal, hacer lo mejor día a día y ver qué
surge, con qué proyectos uno vuelve a esperanzarse. Progresar. ¿Qué es
eso de estancarse?”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario