Unidad
Penitenciaria 40
En la cárcel de Budge los presos fabrican prótesis
para gente que no puede caminar
Fabrican prótesis ortopédicas, bastones y arreglan
de sillas de ruedas. Esas son algunas de las actividades que 16 presos de la
Unidad Penitenciaria N° 40 de Lomas de Zamora, en el barrio de Ingeniero
Budge, realizan en el marco del programa Inclusión para la
Discapacidad.
Esta cadena solidaria, que se da en condiciones tan particulares,
comienza con Nicolás, un joven de 25 años que desde hace tres está privado de
su libertad.
Es el primer eslabón y se encarga de diseñar las prótesis que sus compañeros más tarde fabrican con madera, plástico, lana de vidrio, tornillos y resortes.
Se trata de un trabajo muy cuidadoso, en el que deben tener en
cuenta el peso, la altura y hasta si la persona que la recibirá tiene
pie plano. Atendiendo todas estas variables, idean una prótesis lo más
eficiente posible.
Nicolás tenía un taller mecánico y vivía en Glew. Usó su base de
conocimientos en trabajos manuales para desarrollar artefactos que permiten a
personas con discapacidad volver a una vida normal.
Algunas de las prótesis que realizan las hacen para otros internos que tienen
problemas para movilizarse, pero el proyecto también excede los muros del penal
y está pensado para prestarle un servicio a otras personas que lo necesiten.
Es
el caso de Héctor Pereyra, un remisero de 58 años que va a recibir dos
piernas ortopédicas elaboradas por los internos. Cuando se enteró del
taller de prótesis que estaban desarrollando en el penal, se acercó para
averiguar si podían ayudarlo a recuperar su movilidad. “Estoy más que
feliz. No camino desde hace 17 años y ahora voy a poder movilizarme
mejor”, afirmó Héctor. Tuvo la oportunidad de encontrarse con los internos,
llevarles su necesidad y que ellos pusieran manos a la obra.
“Propiciamos
proyectos de integración con la comunidad a través del desarrollo de acciones
de responsabilidad social donde se prestan servicios o se elaborarán diversos
bienes destinados a sectores de la sociedad e instituciones destinadas
al bien común”, resaltó Gustavo Ferrari, ministro de Justicia de la Provincia.
Otro de los beneficiaros de las primeras piezas elaboradas en este
taller es Federico, un joven de 25 años que también cumple una condena en el
penal. Hace poco recibió una pierna ortopédica fabricada por sus compañeros y
desde ese momento pudo dejar de usar muletas y caminar con más comodidad. “Cada
vez camino mejor. Al principio me dolía un poco, pero ya se me hizo el callo,
y ahora me movilizo casi naturalmente”, cuenta mientras posa
orgulloso junto a sus compañeros y muestra los resultados del trabajo en su
propio cuerpo
Maximiliano Correa es policía y coordinador general del taller. Cuenta
que durante un curso de capacitación comprendió que “los internos
tienen que hacer algo por la sociedad” y así fue cobrando forma la
idea del taller. “Trabajan con empeño y responsabilidad al saber que su labor
sirve para tender puentes con la comunidad, a la que de alguna manera han
dañado”, afirma Correa
Una de las tareas que sumaron en los últimos días y que esperan tenga
mucha demanda, es la reparación de sillas de ruedas, especialmente
apuntada a personas de bajos recursos que necesitan el mantenimiento
de sus sillas pero no tienen dinero para hacerlo.
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