jueves, 23 de mayo de 2019

El Alzheimer podrá detectarse hasta 34 años antes de sus primeros síntomas


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No es que el Alzheimer esté de moda pero sí, por el contrario, a la orden del día. Demasiado a la orden del día. Y quizá en sentido ascendente en cuanto a lo numérico. En cuanto al número de personas que lo padecen. 35 millones de personas viven o conviven actualmente con la enfermedad del Alzheimer. Un número altísimo. Esto ha llevado incluso a algunos expertos a referirse a una “epidemia mundial”. Un dato revela esta significación a tenor de una reciente estimación: “La prevalencia del Alzheimer se duplicará casi cada dos décadas”.
¿A qué podemos referirnos en términos esperanzadores? De entrada a la detección temprana. ¿Por qué? Porque la detección temprana facilita la atención más adecuada, más propicia, para también comenzar las intervenciones terapéuticas lo antes posible, a la mayor brevedad posible, casi de inmediato. Lo que propiciará que se alivien los síntomas.
Existe un refrendo, una postura, unánime: los investigadores están convencidos de que el alzhéimer comienza muchos años antes del inicio de los síntomas. Tan es así que investigaciones de veras emergentes han sugerido que algunos mecanismos cerebrales relacionados con el alzhéimer comienzan al menos 10 años antes del diagnóstico.
Con todo y con eso, aún no está definido exactamente en qué momento se producen estos cambios. He ahí la clave de todo. En un nuevo estudio, los investigadores se propusieron detectar «puntos de cambio» más precisos en la evolución de los biomarcadores del Alzhéimer, “identificando cambios en la neuroquímica y anatomía del cerebro que ocurren décadas antes de que los individuos experimenten cualquier síntoma de la enfermedad de Alzheimer”.
Laurent Younes, profesor y director del Departamento de Matemáticas Aplicadas y Estadísticas en la Universidad Johns Hopkins en Baltimore (EE. UU.) explica sus conclusiones en el artículo que aparece en la revista Frontiers in Aging Neuroscience. Se trata de una aportación de todas a todas. Y es que, para saber cuándo ocurren los cambios bioquímicos y anatómicos, los expertos revisaron los registros médicos de 290 personas con al menos 40 años de edad. Los científicos accedieron a los datos del proyecto BIOCARD, “que tiene como objetivo descubrir predictores de deterioro cognitivo.
La mayoría de los participantes del estudio tenían al menos un pariente de primer grado con Alzhéimer, lo que aumentó considerablemente el riesgo de desarrollar esta afección”. Cabe reseñar que los investigadores tuvieron acceso a las muestras de líquido cefalorraquídeo y escáneres cerebrales de resonancia magnética de los participantes, que habían recopilado cada 2 años entre 1995 y 2013 como parte del estudio BIOCARD. Durante el mismo período, los científicos de BIOCARD realizaron cinco pruebas estándar cada año, examinando la memoria, el aprendizaje, la lectura y la atención de los participantes.
Con todo y con eso, aún no está definido exactamente en qué momento se producen estos cambios. He ahí la clave de todo. En un nuevo estudio, los investigadores se propusieron detectar «puntos de cambio» más precisos en la evolución de los biomarcadores del Alzhéimer, “identificando cambios en la neuroquímica y anatomía del cerebro que ocurren décadas antes de que los individuos experimenten cualquier síntoma de la enfermedad de Alzheimer”.
Laurent Younes, profesor y director del Departamento de Matemáticas Aplicadas y Estadísticas en la Universidad Johns Hopkins en Baltimore (EE. UU.) explica sus conclusiones en el artículo que aparece en la revista Frontiers in Aging Neuroscience. Se trata de una aportación de todas a todas. Y es que, para saber cuándo ocurren los cambios bioquímicos y anatómicos, los expertos revisaron los registros médicos de 290 personas con al menos 40 años de edad. Los científicos accedieron a los datos del proyecto BIOCARD, “que tiene como objetivo descubrir predictores de deterioro cognitivo.
La mayoría de los participantes del estudio tenían al menos un pariente de primer grado con Alzhéimer, lo que aumentó considerablemente el riesgo de desarrollar esta afección”. Cabe reseñar que los investigadores tuvieron acceso a las muestras de líquido cefalorraquídeo y escáneres cerebrales de resonancia magnética de los participantes, que habían recopilado cada 2 años entre 1995 y 2013 como parte del estudio BIOCARD. Durante el mismo período, los científicos de BIOCARD realizaron cinco pruebas estándar cada año, examinando la memoria, el aprendizaje, la lectura y la atención de los participantes.
De hecho, detectaron niveles más altos de esta proteína hasta 34 años antes de la aparición de los primeros síntomas. Suman y siguen. Porque además los niveles de una versión modificada de la proteína tau llamada «p-tau» aumentaron 13 años antes de que aparecieran los síntomas visibles de deterioro cognitivo. Finalmente, el equipo también utilizó algoritmos informáticos para rastrear los cambios cerebrales en los participantes a lo largo del tiempo. Los científicos asignaron números concretos a diferentes partes del cerebro y encontraron que la velocidad a la que cambiaba el lóbulo temporal medial era ligeramente diferente en los participantes con alzhéimer.
El lóbulo temporal medial tiene una asociación con la memoria, y los científicos notaron los cambios en esta región del cerebro de 3 a 9 años antes de que los participantes se volvieran sintomáticos. Michael I. Miller, coautor del trabajo, comenta: «Se pueden observar varias medidas bioquímicas y anatómicas que cambian hasta una década o más antes del inicio de los síntomas clínicos. El objetivo es encontrar la combinación correcta de marcadores que indiquen un mayor riesgo de deterioro cognitivo y usar esa herramienta para guiar las intervenciones futuras para ayudar a evitarlo».
En este sentido cabe insistir en que los expertos advierten que los cambios en el cerebro varían considerablemente de persona a persona y que la muestra del estudio era pequeña. Sin embargo, los resultados pueden conducir a mejores pruebas de diagnóstico, que podrían, a su vez, ofrecer mejores opciones de tratamiento. «Nuestro estudio sugiere que es posible usar imágenes del cerebro y análisis del líquido cefalorraquídeo para evaluar el riesgo de enfermedad de Alzheimer al menos 10 años o más antes de que ocurran los síntomas más comunes, como un deterioro cognitivo leve», concluye Laurent Younes

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