sábado, 18 de mayo de 2019

PENSAMIENTO CRÍTICO Y TRASTORNOS DEL DESARROLLO

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El PC es una forma de raciocinio activa, pensada originalmente para la población general, pero adaptada para que aquellos niños con TGD puedan poner en acto sus potencialidades. Existen herramientas y estrategias simples a ser utilizadas por padres, terapeutas y docentes mancomunadamente para reducir el impacto de los síntomas en la vida diaria. Sin embargo, algunas voces se alzan en su contra.
¿Qué es el Pensamiento Crítico?
Los cultores del Pensamiento Crítico (PC) remontan su existencia a tiempos tan remotos como los de la Filosofía Clásica griega, más precisamente a Platón y su descripción del conocido método socrático, aquella forma de revelar la verdad a partir de preguntas que ponían en duda el saber absorbido como verdadero sin haber cuestionado su veracidad, desarrollado por su maestro Sócrates.
Si bien la Filosofía se ha ocupado de ello desde tiempos tan remotos como el siglo V antes de Cristo y a lo largo de toda la historia (piénsese en Descartes y su duda cartesiana como ejemplo de ello), la realidad indica que el PC comienza a desarrollarse a mediados del siglo pasado, con autores como Edward Glaser, quien en 1941 publica An Experiment in the Development of Critical Thinking, e irrumpe en su versión actual a partir de finales del siglo XX, más precisamente hacia la década de 1980, con algunos escritos y declaraciones del filósofo norteamericano Richard W. Paul, como el libro que terminó de instalar su punto de vista y el concepto, el denominado Pensamiento crítico: lo que cada persona necesita para sobrevivir en un mundo que cambia rápidamente, aparecido en 1992, entre otros que le dan forma a esta forma de aprendizaje.
Entre muchas otras posibles, tal vez la definición más aceptada sobre qué es el Pensamiento Crítico es la que brindó en 1987 el denominado Consejo Nacional para la Excelencia en el Pensamiento Crítico, una derivación de la Fundación para el Pensamiento Crítico radicada en los EE.UU., la que expresa: “Pensamiento Crítico es el proceso intelectual disciplinado de activa y hábilmente conceptualizar, aplicar, analizar, sintetizar y/o evaluar información obtenida de o generada por observación, experiencia, reflexión, razonamiento o comunicación como una vía para la creencia y la acción”.
Se supone que el PC se encuentra en acto cuando el niño se basa en su experiencia y la información que posee, así como en sus habilidades para resolver problemas, para:
– Comparar y contrastar.
– Explicar por qué ocurren las cosas.
– Evaluar ideas y formar opiniones.
– Entender las perspectivas de los demás.
– Predecir lo que acontecerá.
– Pensar soluciones creativas.
Se trata de una forma de educar que intenta que los conocimientos que se requieren no solamente para los aspectos educativos sino aquellos de la vida diaria se adquieran razonadamente y no de forma mecánica y/o memorística.
Quienes defienden esta teoría explican que el PC es de suma utilidad en la actualidad, ante la cantidad de información de la que dispone cualquier sujeto, y, sobre todo, los niños. Desarrollar las habilidades asociadas permite discriminar entre lo que sirve y aquello que no. El bombardeo de información es constante, así como la publicidad establece falsas opciones, según las cuales la posesión de tal o cual objeto implica, por ejemplo, un pasaje hacia el mundo de la felicidad.
Es por ello que el PC no se trata de una lección que se aprende sentado en un aula, sino que se trataría de una actitud ante la vida, en la cual es necesario develar los cómo y los por qué de lo que nos rodea, en lugar de someterse a conceptos y preconceptos dados sin fundamentación.

¿Pensamiento crítico y autismo?
Una cuestión a considerar es que el PC no fue concebido originalmente para ser utilizado en Trastornos del Desarrollo, sino como un método de aprendizaje y una actitud ante la vida de la población en general. Sin embargo, según afirman quienes lo utilizan, sus postulados y sus formas de implementación sirven para mejorar muchas de las habilidades en falta en la población autista, con leves modificaciones.
De acuerdo con sus manifestaciones, habilidades como poder predecir lo que sucederá, saber por qué ocurre tal o cual circunstancia, poder tener una pista sobre las intenciones de los demás, ser capaces de resolver problemas ante cambios súbitos y otras ciertamente que resultan útiles para mejorar la calidad de vida de este colectivo.
Los cultores de esta disciplina sostienen que cuanto más temprano se comience a poner en marcha las técnicas, mejores resultados se obtendrán en el largo plazo, al tiempo que advierten que la implementación del PC para personas autistas requiere, además de mucha paciencia, la participación de todos aquellos que se hallan involucrados con estos sujetos, sean estos padres, maestros o terapeutas.

Las estrategias
Una de ellas, que sirve para ejemplificar las diversas maneras de abordaje de este tipo de intervención en Trastornos del Desarrollo, establece tres ciclos o etapas para realizar la tarea.
El primero refiere a las herramientas y técnicas que pueden utilizarse para desarrollar el pensamiento crítico en niños con TGD.
Las rutinas de pensamiento son una de ellas. Este concepto se desarrolló como parte del Visible Thinking Project en la Harvard School of Education. Se trata de un conjunto de pasos y preguntas flexibles para apuntalar las diversas habilidades del pensamiento, pero su utilidad no solamente reside en ello, sino que, además, aporta a estos niños dos elementos que les resultan importantes: estructura y sistematización.
Un ejemplo de su utilización es hacer observar al niño algún objeto o circunstancia y preguntarle qué es lo que ve, qué piensa sobre ello y qué preguntas le surgen sobre lo que ha visto. Con ello se busca estimularlo a fundamentar sus respuestas e internalizar el proceso para que lo repita por sí mismo ante lo que se le pueda presentar.
Por otro lado, las preguntas que se hagan deben ser abiertas, esto es, que no sean de respuesta tipo sí o no, sino aquellas que induzcan la inferencia de las respuestas en base a pistas, su experiencia personal, o que lo lleven a explorar diversas opciones.
La enseñanza de una metodología simple para resolver problemas ayuda a que el procedimiento pueda repetirse ante distintas problemáticas, conduciendo a pensar independientemente.
Esta estrategia puede consistir en ayudar a identificar cuál es el problema, preguntar qué puede hacerse para resolverlo y constatar que el camino elegido realmente es una solución adecuada.
El siguiente ciclo refiere a cambiar el propio comportamiento para fomentar el pensamiento crítico.
Para cumplir con ello es necesario que el padre, el terapeuta y/o el maestro sean pacientes y respeten los tiempos del niño, sin inducir sus respuestas.
Alentarlo a preguntar es otra de las buenas prácticas, así como no censurarlo ante los errores que cometa, dado que esa es una buena oportunidad para pensar y para explorar opciones.
A su vez, es una buena medida que el propio adulto muestre cuál es el proceso que lo lleva a tomar determinaciones mediante de la descripción, no para que el niño copie la solución sino para que se le haga patente el procedimiento.
El tercer ciclo o elemento a considerar comprende a las oportunidades que brinda la vida diaria para ejercitar el PC.
Desde esta perspectiva, las aficiones, los pasatiempos y aquellas áreas en las que el niño muestra buen desarrollo; la lectura de la literatura infantil; la realización de las tareas escolares; las salidas y paseos; las visitas; las crisis de comportamiento, es decir, casi cualquier momento es bueno para poner en práctica el pensamiento crítico, estimulando al niño con preguntas y apoyándolo sin darle las respuestas sino alentándolo para que elabore las propias.
Fundamentalmente, el desarrollo del PC se centra en hablar con el niño. La literatura infantil es una buena herramienta para aquellos en edad preescolar, ya que su lectura y posterior comentario permite conectar la trama con las experiencias y los conocimientos del pequeño. También es una ocasión para establecer una explicación acerca de por qué ocurren las cosas, brindando pistas sobre los actos y sus consecuencias.
Otro aspecto importante es dilucidar cuál es el problema que trae la narración y cómo se resuelve, ya que la reflexión sobre ello no solamente permitirá que el niño pueda analizar textos futuros que se le lean o a los que acceda por sí mismo, sino que le aportará una forma de encarar las dificultades en la vida real y sus múltiples posibilidades de solución.
Un beneficio importante que trae esta forma de estimular el PC es la predicción. La experiencia reiterada en la lectura permite que el niño pueda anticipar cómo se desencadenarán los hechos. Una vez más, el desarrollo de esa habilidad le permitirá aplicarla en la existencia cotidiana, reduciendo la ansiedad y los temores ante los cambios en el entorno.
Otras herramientas que suelen utilizarse son:
– Utilizar objetos novedosos, originales e impactantes que ayuden a los niños a desplegar el potencial que tienen, fomentando la capacidad de sorprenderse sin que ello represente una amenaza.
– Se puede potenciar el juego simbólico mediante la utilización de objetos que tengan más de una utilidad, lo que ofrece la oportunidad de hacerle saber que las cosas pueden ser algo que no parecen (una cuchara de madera, por ejemplo, puede servir para revolver o para batir el parche de un tambor) y estimular la utilización creativa de aquellos objetos que se hallan a su alcance.
– Estar abierto y estimular a que el niño tenga sus propias ideas, que pueda plasmarlas y reestructurarlas, ayudándolo a reconocer aquellas que sirven para lo que se busca y descartar las que no, todo con un amplio rango de tolerancia.
– Casi a todos los niños les agradan aquellos juegos u objetos que pueden transformarse. Es por ello que rompecabezas, la plastilina, los lápices de colores y muchos otros son una buena opción para fomentar la creatividad.
– Estimular aquellas áreas que son de su interés, mientras que, con paciencia y persistencia intentar acercarle nuevos intereses para ampliar sus gustos, ello sin forzar situaciones.
– Permitir que el propio niño experimente y pruebe cosas diferentes, siempre que ello, obviamente, no represente un peligro y resulte adecuado para su edad y condición.
– Alentar la libre expresión y la originalidad.
Muchas de las técnicas y estrategias que se recomiendan fueron creadas, en realidad, para que se utilicen en la educación formal. Pero como el PC alienta el trabajo mancomunado de profesionales, docentes y padres (quienes, por otro lado, son los responsables principales en la educación), los aportes familiares son muy importantes.
Existen muchos libros, guías y manuales que pueden orientar a los padres en los pasos a seguir, pero siempre se recomienda que sea un profesional del área de la salud quien dirija y ordene las estrategias, dado que cada niño tiene sus particularidades, por un lado, por lo que las líneas de intervención, más allá de las generalidades señaladas, deben estar referidas a las características que presente cada uno, y, por el otro, es necesario que las herramientas y las formas a utilizarse estén coordinadas para que los esfuerzos no se superpongan o, lo que es peor, se anulen unos a otros.

Crítica
No todos los profesionales relacionados con la Psicología y/o la Psiquiatría comparten los postulados del PC.
Una de las críticas que se realizan es que esta disciplina forma parte de todo un movimiento que se iniciara en la década del 90 del siglo pasado, según el cual se buscaba potenciar la inteligencia y las habilidades de los niños mediante una especie de sobre-estimulación a partir de los 3 años e incluso antes.
Aquellos niños de entonces en la actualidad están terminando la escuela secundaria e incluso han egresado de la universidad, pero, siempre según los críticos, no solamente no se notan los beneficios sino que se han transformado en memoristas y repetidores, en lugar de creativos.
Otro aspecto que se señala es que estimular en exceso a niños a edades muy tempranas es un error, si no se tienen en cuenta las capacidades madurativas necesarias, por ejemplo, para desarrollar un pensamiento crítico y que muchas veces ello termina siendo contraproducente, transformándose en una especie de condicionamiento tipo estímulo-respuesta.
En lo que respecta a su utilización en niños con trastornos del desarrollo, no todos encuentran beneficiosa su utilización y mucho menos consideran al PC como un tratamiento estándar para todos los afectados, dado que requiere de aptitudes y actitudes que no todos ellos pueden encarar.
También se objeta el hecho de que todas y cada una de las actividades que realiza un pequeño tengan que estar referidas a lograr una enseñanza sistematizada, ya que el juego libre es vital durante la infancia y de él se obtienen los mejores resultados educativos, antes que de actividades lúdicas más o menos regladas por los adultos. Y, una vez más, el temor al condicionamiento constituye una objeción importante.

Conclusiones
La primera cuestión a considerar es que, al menos hasta la fecha, los Trastornos del Desarrollo no tienen cura, sino que las distintas vías de tratamiento buscan mejorar las condiciones de vida de las personas que los portan atenuando sus síntomas y brindando estrategias para desenvolverse mejor en el entorno.
Otra consideración para tener en cuenta es que lo que funciona para unos puede no hacerlo para otros, es decir que es necesario adecuar las líneas de intervención y las herramientas a la realidad de cada sujeto.
Desde esta perspectiva, aquello que muestra su utilidad y no resulta en daño para la persona parece la mejor forma de encarar el tratamiento, sin entrar en dogmatismos que muchas veces tienen que ver más con el mercado que con la realidad de los pacientes. Y siempre hay que considerar que es el propio individuo (o, en caso de los niños, quienes deban velar por ellos) quien decide sobre su salud física y psíquica.

Ronaldo Pellegrini
Fuente: El Cisne

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