lunes, 5 de julio de 2021

Eros Recio, el primer bailarín profesional con Síndrome de Down, actúa por primera vez en Canarias

Guillermo Eros Recio Peyró tiene 22 años. Es bailarín -camino de ser profesional- y es Down. Y se anuncia en los carteles de sus espectáculos como Eros Recio. O lo que es lo mismo, «Amor Fuerte», como le gusta enfatizar.

Sabe que pudieron matarle antes de nacer y agradece que sus padres creyeran en él. Los prejuicios le llevaron a ser bailarín solista, porque las chicas no creían que un síndrome de Down pudiera bailar salsa o bachata. «Ahora bailo más que ellas», ironiza. Hasta en Nueva York. Y ha logrado estudiar en el Conservatorio Profesional de Danza de Valencia.

Mi nombre es Eros y mi apellido es Recio. Soy un «Eros Recio», un «Amor Fuerte». Yo amo la danza y el teatro porque me permiten comunicarme con la gente y porque nos ayudan a todos a construir un mundo mejor.

Tengo problemas de vocalización y tartamudez en mis cuerdas vocales, por eso canalizo mi energía a través de mi mímica y mi cuerpo. Yo aspiro a tener un futuro profesional con la danza, con plena normalidad, independientemente de mi número de cromosomas.

Empezó a bailar con ritmos movidos, como el chachachá, la samba o la capoeira. Ahora domina otros géneros del baile. ¿En cuál se encuentra más cómodo?

Empecé en los bailes de salón, pero allí hace falta pareja, y muchas ninas pensaban que un Síndrome de Down no podría bailar nunca. No pude encontrar pareja de baile y tuve que ser solista. Ahora yo bailo más que ellas y participo en muchos espectáculos y exhibiciones.

¿Cómo ha sido tu relación con los compañeros del Conservatorio de Valencia?

Después de los bailes de salón – donde conseguí dos medallas – me uní a un grupo de danza urbana en la calle. El profesor Tsyperdyuk fue mi primer maestro y luego vinieron muchos otros, tantos que no me atrevo a dar más nombres. Pablo Sánchez y yo montamos «Algodown» que se puede ver en Youtube.

Luego hice cursillos sueltos en la universidad, y finalmente me presenté al examen oficial del Conservatorio Profesional donde me aceptaron. Mis compañeros me tratan muy bien, pero habría que poner refuerzos de profesores para que más gente pudiera bailar allí y aprender muchas cosas.

¿Cuáles son sus bailarines favoritos? ¿Admira a alguno en particular?

He interpretado en teatro a Nijinsky, Barysnikov, Li Cuxin y Marcelo Gomes, entre muchos otros. Son los mejores bailarines del mundo, y yo he tratado de seguir sus pasos. El que más me gusta actualmente es Sergei Polunin, pero es muy antipático, porque le escribí por el Facebook y no me contestó. Me gustaría mucho ir a ver a Barisnikov en mayo, porque actúa en Madrid, y saludarlo personalmente. Si alguien me puede ayudar en esto se lo agradecería mucho.

«Muchas ninas pensaban que un síndrome de Down no podría bailar nunca. Ahora bailo más que ellas»

Ahora que acumula algo de experiencia, ¿se ve dando clases como profesor en su propia academia?

Sólo tengo tres años de experiencia en espectáculos. Me gustaría abrir una academia específica para jovenes con necesidades educativas especiales. Y también me gustaría viajar en verano a países del tercer mundo para dar clases de baile a esos jovenes que tienen el futuro más difícil.

La danza es alegría y esperanza, y yo creo que les ayudaría mucho, al mismo tiempo que ellos me ayudarían a mi, porque cuanto más damos, más recibimos.

¿El paso por la televisión fue un vértigo o lo asumió como un paso más en su carrera?

El paso por televisión (Mira quién baila) fue muy corto. Me sacaron un poco y ya está, para quedar bien. Lo que necesitamos es que en programas, series y películas los discapacitados tengamos papeles normalmente, como las otras personas.

Hoy en día no hay ningún personaje de ficción fijo, ni ningún colaborador fijo, en ningún programa de ninguna televisión. Los guionistas no piensan en nosotros. Si a mi me dejaran yo me iría a un «reallity» y les diría «dejen de emitir mezquindades» y empiecen a promocionar la generosidad y la bondad del alma humana.

¿Cuál ha sido la actuación que le ha reportado más satisfacción personal?

Los Siete Gigantes de la Libertad que bailé a beneficio de los ninos damnificados por la Guerra de Ucrania. Era una obra muy bonita a la que acudieron muchas personalidades. Yo siempre suelo actuar a favor de entidades y organizaciones de personas necesitadas. Me pongo a disposición, desde ya, de todos aquellos que me necesiten. Además de actuar en España, ya he actuado también en los Estados Unidos.

Supongo que conoce la historia de Pablo Pineda. Él cuenta que no supo que era síndrome de Down hasta los 7 años y que lo único que le importó al saberlo era si iba a poder seguir yendo al colegio… 

Pablo Pinedo es nuestra punta de lanza. Él abrió un camino, y consiguió un premio Goya de interpretación. Pero cuidado, siempre le han dado papeles de síndrome de Down, lo que implica otra discriminación.

Los discapacitados hemos de tener acceso a todos los papeles, porque si no, nos encasillamos. Yo nunca he hecho un papel de discapacitado, porque un actor ha de ser capaz de hacer cualquier papel. Es como si para interpretar a un asesino fuéramos a una cárcel y pusiéramos a un asesino de verdad para hacer un papel. Eso no es ser actor.

El papel que más me ha gustado es «Calixto» en una versión infantil de «La Celestina», donde le dimos la vuelta a este personaje y la convertimos en un hada buena. Me gusta que en mis obras siempre hablemos de cosas positivas.

«Siempre nos han llamado ‘retrasados’. Ahora hemos de demostrar que podemos ser ‘adelantados'»

¿La discapacidad ha supuesto un freno a sus sueños o ha sido más bien una motivación extra?

La discapacidad es mi mayor impulso. Siempre nos han llamado «retrasados». Ahora hemos de demostrar que podemos ser «adelantados». Mucho de nuestro esfuerzo depende de nuestras familias y de lo que crean en nosotros.

Cuando yo fui concebido, los análisis indicaron que yo tenía síndrome de Down. Podrían haberme matado dentro del vientre de mi madre. Pero mis padres creyeron en mi desde antes de que yo naciera.

Cuando tiene una dificultad… ¿qué pensamiento le hace superarla? ¿Tiene alguna frase que le motive?

Cuando tengo una dificultad sé que trabajando puedo superarla. Disciplina y esfuerzo pueden ayudar a superar todas las barreras y, sobre todo nunca rendirse. Optimismo tenaz es la llave de todas las victorias.

¿Cree que la sociedad arropa a las personas con síndrome de Down o al contrario, las discrimina?

La sociedad es un concepto muy amplio. Hay gente con sensibilidad y hay gente insensible. Los que no sienten son muy desgraciados y debemos tener compasión de ellos. Tienen tanta ambición de ser felices en su egoísmo, que nunca serán felices. Mayor desgracia no puede existir.

¿Qué opina de que haya quien considere que es deseable no dejar vivir a quien tiene síndrome de Down antes de nacer?

Son ignorantes y simplistas, pero no olvidemos que los gobiernos son los primeros que procuran que todos seamos ignorantes y simplistas. Cada ser humano es un milagro de la vida, y cada ser humano aportará algo distinto a este planeta. Pero, a veces, la maldad humana es terrible y sólo podremos eliminarla aumentando la bondad.

¿Qué le pediría al próximo presidente del Gobierno?

Al próximo presidente, y a todos los presidentes, les pediría «amor fuerte», que es mi nombre. Amor a la vida, incluso antes de la vida. Amor a los ninos y educarlos para que sean mejores personas. Amor a la honradez, para que haya trabajo para todos. Amor a los ancianos, para agradecerles lo que hicieron por nosotros. Amor a los extranjeros y a los otros países, para que no haya guerras. Amor para la paz y la Esperanza.

Los abortistas «son muy desgraciados y debemos tener compasión de ellos»

¿Cuál es el «paso de baile» en la vida que más le ha costado superar?

El «paso de baile» más difícil es siempre el que está por venir. Mi próxima meta es ir al Vaticano y poder actuar ante el Papa Francisco para mostrarle lo que ya sabe: que Dios hace milagros en cada uno de nosotros como seres humanos. Si alguien puede ayudarme en esto, también se lo agradeceré infinitamente.

Antes de despedirnos y darle las gracias, si quiere decir alguna cosa más… es el momento.

Gracias por interesarse por mi actuación. Yo me ofrezco a todas las asociaciones sociales de España y del mundo para actuar para ellos y recaudar fondos. Yo quiero que vean de lo que somos capaces nosotros, las personas que parecemos distintas. Pero en el fondo todos somos seres humanos. Esto es lo que opina Eros Recio, «el bailarín del Amor Fuerte».

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