El egipcio
tiene 48 años. A los 10 sufrió un accidente de tren que cambió su vida. Poco
después presenciaba un partido en el que se mostró en desacuerdo con el fallo
de una jugada: “Callate, que vos nunca podrás jugar”, le dijeron.
“Nunca te rindas en la vida”. Ese es el lema de Ibrahim Elhusseiny Hamadtou, deportista egipcio que, sin brazos, ha logrado convertirse en uno de los mejores jugadores de tenis de mesa paralímpico compitiendo con la paleta en la boca y disputando cada pelota con el movimiento de su cabeza.
Hamadtou (Dumyat, Egipto; 1973) afronta en Tokio su segunda participación en unos Juegos Paralímpicos tras su presencia en Río de Janeiro. Allí, en la ciudad carioca, sorprendió al mundo con su manera de jugar.
El tenista de mesa egipcio se pone la pelota en el
pie, la eleva a media altura y, con el gesto de su cabeza, la manda al otro
lado de la mesa para tratar de ganar a sus rivales.
Es su forma de jugar y también su forma de mostrar
al mundo que, pese a su discapacidad, no hay barreras que se lo impidan.
En 1983, a los diez años, tras un accidente de
tren, perdió los dos brazos y su vida cambió, pero, lejos de venirse abajo,
hizo frente a las adversidades para salir adelante.
Hamadtou, cuyo ídolo es el futbolista portugués Cristiano Ronaldo, siempre subraya que “la discapacidad no está en los brazos o las piernas, sino que la discapacidad es no creer en lo que tú quieres hacer”.
Su debut internacional se produjo en 2004
representando a Egipto y, nueve años después, en 2013, fue nominado para el
premio a la innovación deportiva Sheikh Mohammed Bin Rashid Al Maktoum en Dubai
y fue galardonado como Mejor Deportista Árabe del año.
“Ese año aumentó mi confianza para seguir
adelante”, comenta Hamadtou, que solo tres años después cumplió uno de sus
sueños, acudir a los Juegos Paralímpicos de Río. Sus resultados deportivos
fueron discretos. Terminó undécimo en clase individual y noveno por equipos
pero su historia trascendió fronteras. Desde entonces la Federación
Internacional de Tenis de Mesa lo invita a diferentes eventos por el mundo como
ejemplo de deportista.
En Tokio, en su debut en el Gimnasio Metropolitano
de la ciudad nipona, perdió con el coreano Park Hong Kyu por 3-0. Confiado,
espera ganar el próximo partido frente al chino Chen Chao. Mientras tanto, su
mensaje sigue intacto: “Mi caso demuestra que cualquiera puede practicar cualquier
deporte”.
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