También es embajador de la Fundación FC Barcelona, inspira a miles de personas en sus
conferencias; ha vendido 10.000 ejemplares de su libro “El límite te lo pones
vos”
Probablemente muera o quede en estado
vegetativo. Es
lo que los médicos comunicaron a los padres de Álex Roca cuando, a los seis
meses de vida, una encefalitis viral herpética le causó una parálisis cerebral permanente,
con un 76% de discapacidad física y
la pérdida completa del habla.
Treinta
años después este español ha completado 3 medias maratones, 5 triatlones y la
carrera en bicicleta en el desierto Titan Desert.
También
es embajador de la Fundación FC Barcelona, tiene 125.000 seguidores en
Instagram, inspira a miles de personas en sus conferencias y ha vendido 10.000
ejemplares de su libro “El límite te lo pones tú”. Y, por encima de todo, jamás acepta un “no” por respuesta.
El
presidente del FC Barcelona, Joan Laporta, le nombró embajador del club el
pasado noviembre.
“En la calle me
miraban mal”
BBC Mundo entrevistó
a Álex en Miami, donde impartió una conferencia en la academia de fútbol del FC
Barcelona y corrió 21 kilómetros en su primera media maratón en el extranjero,
la tercera en total tras las dos completadas en 2019 y 2021 en su ciudad natal,
Barcelona.
Fue
en la escuela cuando se dio cuenta de sus limitaciones físicas: “Mi vida no ha
sido fácil”, asegura. “Observas a personas diferentes que tú y se parecen
muchísimo más entre ellas que a ti y a tu cuerpo, y ahí me di cuenta de que
ellos hablaban lengua oral y yo la de los signos”.
Su
primer gran reto, integrarse
como un compañero de clase más,
lo cumplió con creces: “Nunca recibí una mala mirada o una sonrisa con
desprecio; en mi escuela éramos un equipo”.
Álex
asegura, sin embargo, que tenía “dos mundos”: el de la escuela y la familia,
donde le apreciaban, y “un mundo exterior donde la gente me miraba mal, donde
recibía malos comentarios, donde me decían muchas veces lo pobrecito que era”.
Al
principio cada muestra de desprecio era una puñalada, pero, “te das cuenta
cuando vas creciendo, cuando vas madurando, que si tienes un buen entorno, si
tú te sientes a gusto contigo mismo y eres feliz, no importa lo que digan”.
Ya
con 19 años se había sobrepuesto a los prejuicios y saltado constantes barreras. ¿Por qué no hacer algo grande de
verdad?
Estaba
en el parque con mis amigos y llegó un momento en que pensé: ¿qué hago todas
las tardes aquí? Debo hacer algo a lo grande y va a ser empezar a hacer
deporte”. Lo intentó con el fútbol, “pero no tenía mucha estabilidad para andar
y me tiraban”; el tenis, “no era muy bueno”; el esquí, “tenía mucho frío y no
me gustaba”.
Álex
veía su hermano competir en triatlones y al principio creía no poder imitarlo,
“porque no sé nadar y tampoco puedo ir solo en bicicleta ya que no tengo
estabilidad”.
Pero
un día se planteó, ¿por qué no hacerlo de forma diferente? Consiguió un traje
de neoprén, una máscara “para no tragarme el agua” (le es difícil mantener la
boca cerrada) y una bicicleta de 3 ruedas.
Y en 2016 superó su primer gran desafío deportivo: un triatlón Súper Sprint en
Barcelona, al que siguieron otros cuatro en los siguientes años, además de las
mencionadas medias maratones y la Titan Desert de 2019 (el año anterior
participó pero no logró acabarla).
La carrera de su
vida contra el “no”
“He
tenido una vida donde siempre me han dicho que no podría vivir, que no podría
andar, que no podría tener amigos, que no podría conducir un coche, que no
podría estudiar, que no podría tener pareja…”.
Lo rechazaron en varias autoescuelas. “Me dijeron que no me podía
sacar el carnet de coche, y yo pensaba, ¿pero cómo que no puedo, si soy amante
del motor, si me encantan los coches, si en los karts soy el primero siempre?”,
explica en lenguaje de signos y entre risas.
“Y
me costó un poquito, pero un día en una autoescuela me admitieron para hacer
prácticas con un coche automático como el que ahora mismo conduzco con una bola
para hacer mejor las maniobras. Bueno, fue algo brutal”.
El
“no” más doloroso fue en su vida académica, cuando se decidió a cursar un grado
superior de integración social.
Ya
desde el principio comenzaron a ponerle obstáculos: “En aquella escuela me
dijeron que cómo quería ser integrador si estaba por integrar. Pero como a mí
me encanta romper los prejuicios, cambiar las mentes, dije, yo debo intentarlo,
y lo intenté”.
De
hecho, asegura, fue superando las asignaturas pero en la entrega del
título “me
dijeron que no me lo iban a dar porque yo no era capaz de hablar con lenguaje oral, porque no
era capaz de mover una silla de ruedas…”.
Estos
son dos ejemplos de los incontables “no” que Álex ha escuchado en sus 30 años
de vida; unos “no” que, lejos de desanimarlo, le incitan a pisar si cabe un
poco más el acelerador rumbo a sus metas.
Me
han dicho que no a todo pero, ¿sabes qué pasa? Este “no” me ha permitido la
posibilidad de decir, voy a demostrar que sí que puedo. Y no intento demostrar
al mundo que yo puedo, sino demostrarme a mí mismo que soy capaz de
intentarlo”.
“Nunca
nadie me puede decir que no puedo hacer algo, porque yo debo intentarlo. Y si
me caigo, yo mismo me voy a dar cuenta de que no puedo. Y si no puedo quizá es
porque debo cambiar de estrategia, pero quizá vuelvo otra vez a intentarlo”.
“Mi cabeza está
muy loca a veces”
Alex
Roca corrió 750
kilómetros en total el año pasado.
Le preguntamos cómo le afecta su discapacidad física en una media maratón de 21
kilómetros. El joven se
descalza y nos muestra su pie.
“Aquí
tenéis un pie diferente, con dos operaciones. ¿Pensáis que este pie puede
correr carreras de 5 km? Yo pensaba que no. ¿De 10? Tampoco. ¿Y de 21? Me
hicieron un estudio hace 3 años y me dijeron que era casi imposible que este
pie corriera 21 km. Los médicos y los fisioterapeutas me decían que si lo
intentaba me rompería”.
“Pero
yo soy un motivado, mi
cabeza está muy loca a veces”.
Ríe otra vez. Por supuesto, además de calzado y plantillas especiales, Álex
cuenta con fisioterapeutas para optimizar su esfuerzo al máximo y evitar
lesiones, además de una estricta disciplina.
Por
ejemplo, en las medias maratones su
estrategia es dividir el tiempo:
“Pensamos primero en los 5 primeros minutos y paramos a hidratar 20 segundos; 5
más y paramos a hidratar un minuto; 5 más y paramos a hidratar el tiempo que
necesitemos”.
¿Y
qué siente en plena carrera, cuando el sol aprieta, el cansancio apremia y las
extremidades comienzan a resentirse?
“Me
encanta correr porque es libertad, es conexión de tu mente con tu cuerpo.
Siempre digo que correr
es como la vida porque cuando ves tu objetivo debes ir hacia él y mis sensaciones físicas a
veces son dolorosas”.
Mari Carme
“A
los 14 años, cuando empezaba a salir en las típicas fiestas de tarde, veía a
mis amigos hablar con chicas. Yo pensaba que nunca tendría pareja porque era
una persona con parálisis cerebral, hablaba con lengua de signos y era un poco
diferente”.
En
el año 2017 Álex trabajaba como contable y ocasionalmente impartía conferencias
con su mejor amigo en centros educativos. “A media conferencia mi amigo me dijo
que la chica de primera fila me miraba
mucho. Yo le dije que era
imposible”
Esa
chica era Mari Carme.
Sí
se había fijado en él y aquella
misma noche le envió un mensaje privado por
Facebook.
“Era
un mensaje muy bonito y empezamos siendo amigos, pero llegó un día en que yo le
dije: yo quiero algo más contigo y si tú no quieres mejor lo dejamos, porque no
quiero sufrir”, recuerda.
La
comunicación comenzó con dificultades, ya que ella desconocía el lenguaje de
signos y Álex le
dibujaba sus palabras en la libreta de notas del móvil o en la piel de sus
manos. Pero con el tiempo
lo aprendió y ahora se comunican fluidamente con gestos.
Mari
Carme, estudiante universitaria de educación y trabajo social de 24 años, es
además su intérprete a tiempo completo tanto en las conferencias como en citas
de trabajo y amigos.
“¿Quién más puede decir que su pareja es su voz?”, afirma, orgulloso.
Tras
cinco años juntos, recientemente Álex le pidió matrimonio. Mari Carme respondió que sí.
Se
casarán en julio.
“Dejó el alcohol
con mis videos”
El
embajador de la Fundación FC Barcelona también es todo un influencer. Acumula más de 125.000 seguidores en su cuenta de Instagram.
Quiere
convencerles de que pueden vencer cualquier adversidad con tres valores
básicos: sacrificio, actitud y humildad.
“El
otro día recibí un mensaje de una persona que me dijo que él había dejado el
alcohol porque había visto mis videos; que había empezado un tratamiento y
había empezado a ir en bici y a correr porque se motivaba viéndome; y esto para
mí es lo más importante”.
Asegura
haber motivado a varios de sus seguidores, en su mayoría personas que pasaban por un bache en su vida y han
encontrado inspiración en
su ejemplo.
Y
leer sus agradecimientos hace que su sacrificio cobre más sentido: “Cuando
alguien te dice eso, pienso, uf, yo no soy nadie en este mundo, pero si
realmente mi forma de ser, mi persona, mi lucha y mi retos generan la
posibilidad de cambiar un poquito el mundo, yo ya me siento super gratificado”,
afirma.
“Con
6 meses tuve un herpes en el cerebro y los médicos dijeron que podía morir o
quedar en estado vegetativo, y
aquí estoy, intentando demostrar al mundo que es importante soñar a lo grande, porque donde hay un sueño hay un
camino que trazar. Intento, a través de mis retos deportivos, romper los
prejuicios, cambiar las mentes de la sociedad y demostrar que el límite te lo pones tú”.
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