¿Cómo aprenden los alumnos? ¿Qué aprenden los alumnos? ¿Son necesarios los métodos de enseñanza para que exista el aprendizaje? ¿Cuáles son las estrategias de los docentes para que los alumnos aprendan? ¿En qué se basan dichas estrategias? ¿Todos los alumnos aprenden por igual? ¿Cómo aprende un chico con Trastorno del Espectro Autista (TEA)? ¿Cómo aprende un niño con Retraso Mental? ¿Cómo aprende un alumno con Trastorno de Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH)? ¿Aprenden todos de la misma forma? ¿El maestro integrador cumple algún rol en este tema?
Tomando en consideración los aportes de Fenstermacher
(1989), el aprendizaje no es causado por la enseñanza, sino por las actividades
que realiza el estudiante. Según el autor, la enseñanza ayudaría a mejorar las
actividades que realizaría el alumno para conseguir el aprendizaje.
Teorías sobre el aprendizaje
Existen diversos modelos teóricos que sirven para explicar
cómo aprenden las personas:
La teoría conductista explica el aprendizaje por
condicionamiento: la conducta del alumno se refuerza o extingue según las
consecuencias que reciba.
La teoría de la Gestalt explica que se llega a la solución
de un problema a partir de percibir la situación en su conjunto: los elementos
que la componen y la relación entre ellos. La visión global de la situación
posibilita la comprensión.
El psicoanálisis explica que las consecuencias defensivas
que surgen por poner bajo amenaza al yo pueden tener como efecto conflictos
entre el alumno y su docente y alterar la motivación para estudiar.
Por su parte, John Dewey plantea que el alumno aprende
aquello que descubre por si mismo, por tal motivo, propone el método inductivo
para explicar la forma en que los alumnos aprenden: surge una nueva dificultad
que el alumno no pude resolver con sus conocimientos, define el problema, busca
posibles soluciones y analiza las consecuencias que se desprenden de ellas.
Finalmente, aplica las hipótesis.
Tomando en consideración los aportes de Piaget, se puede
explicar el desarrollo del conocimiento a partir de tres actividades: la
asimilación (la forma en que el alumno se acercaría al nuevo objeto y va
conociendo sus particularidades), la acomodación (el alumno comienza a
modificarse él mismo frente al objeto) y la adaptación (momento en que el
alumno llega a un equilibrio entre la asimilación y la acomodación, llegando a
un nuevo conocimiento).
Vigotsky, por su parte, define la Zona de Desarrollo Próximo
como la distancia entre aquello que el alumno puede realizar solo y aquello que
necesita la ayuda de alguien con mayor capacidad. Este autor destaca la
importancia de la interacción social para el aprendizaje.
Por su parte, Ausubel propone que el aprendizaje se produce
cuando el alumno logra relacionar sus conocimientos con la nueva información:
esto permitiría la incorporación de los nuevos conocimientos en la estructura
cognitiva del alumno.
El docente
Los objetivos de los programas refieren a los aprendizajes
que deben conseguir los alumnos. Entonces, estos objetivos orientan las
actividades que se programan. Porque las actividades tienen como finalidad que
los alumnos realicen las mediaciones cognitivas y sociales necesarias para
aprender.
Entonces los docentes construyen las actividades basándose en
teorías sobre el aprendizaje.
Tomando como ejemplo la teoría de John Dewey, propone que
los alumnos aprenden aquellos conocimientos que descubren por sí mismos. A
partir de dicha teoría, un objetivo podría ser que los alumnos logren buscar
diversas alternativas de solución a un problema. Una actividad posible podría
ser encontrar tres formas distintas de resolver una situación problemática.
En este ejemplo se puede observar que la teoría del
aprendizaje influye sobre la actividad que el docente programa para la clase.
Pero, ¿todos los alumnos aprenden de la misma forma? ¿Cómo aprende un alumno
con TEA? ¿El docente está capacitado para afrontar ese desafío? ¿Qué rol cumple
el maestro integrador en lo referido al aprendizaje del alumno con TEA? ¿El
maestro integrador tiene los conocimientos pedagógicos para ayudar a ese
alumno? ¿Se especializa en TEA? ¿Se especializa en niños con Retraso Mental?
¿Es necesario que los maestros integradores sean especialistas en cada
problemática del paciente? ¿O las teorías del aprendizaje alcanzan para todos
por igual? ¿Y si el alumno no tiene maestro integrador?
La programación
Tomando los aportes de Jackson (1975), se puede hablar de
tres momentos en la enseñanza: fase preactiva (donde se programa la tarea),
fase interactiva (donde se desarrolla la planificación que se hizo previamente)
y la fase posactiva (donde se evalúan las fases anteriores).
En la fase preactiva se construye el programa. Pero, explica
Davini (2008) que el programa es una hipótesis que se pone a prueba durante la
fase interactiva. Por lo tanto, esta programación está abierta a recibir
modificaciones y considera los imprevistos que pueden surgir en el aula. Este
autor también explica que el programa debe ser revisado y modificado las veces
que sea necesario (fase posactiva).
Frente a dificultades de aprendizaje que puede tener un niño
con TEA, ¿el niño puede llegar a esos objetivos propuestos? ¿Los objetivos se
armaron en base a teorías del aprendizaje adecuadas para el TEA? ¿Se puede
modificar la programación? ¿Hay que construir un proyecto pedagógico individual
(PPI) para ese niño? ¿Quién lo construye? ¿La escuela? ¿La docente del curso?
¿Participa la maestra integradora? ¿Quién dispone de las teorías sobre el
aprendizaje en niños con TEA para construir ese PPI? ¿Y si el niño no tiene
maestra integradora? ¿Cómo sería con niños con TDAH? ¿Y en niños con Retraso Mental?
La evaluación
Perrenoud (2008) explica que la evaluación (tradicional)
genera una jerarquía de excelencia, donde los que obtienen mejor resultado
tienen éxito y continúan su trayecto escolar. Pero las evaluaciones no son una
medida objetiva y estandarizada, sino que son construidas por los docentes en
base a los programas que se construyeron. Es decir que las normas para medir la
excelencia de los alumnos se desprenden de los programas.
Sin embargo, estos programas plantean objetivos basados en
ciertas teorías del aprendizaje. Pero estas teorías podrían ser inadecuadas
para explicar la forma en que aprende un niño con TEA. Entonces, ¿es correcto
medir con la misma regla a un niño con TEA? ¿Es posible modificar la forma de
evaluar a un niño con TEA? ¿La evaluación hay que hacerla sobre la base de un
PPI?
Si el niño no tiene TEA y tiene trastorno de déficit de
atención con hiperactividad (TDAH), ¿también hay que modificar el programa?
¿Hay que armarle un PPI? ¿Quién es el responsable de esta situación? ¿La
maestra integradora? ¿Y si no tienen maestra integradora? ¿El alumno con TDAH
aprende de la misma forma que el niño con TEA?
Conclusión
La diversidad de alumnos que afrontan los docentes en la
actualidad lleva a considerar teorías sobre el aprendizaje en trastornos
específicos. Considerar a la programación como una hipótesis, permite que se
tenga en cuenta estas teorías para la planificación de la enseñanza. Sin
embargo, organizar las clases teniendo en cuenta esta diversidad, ¿es una
realidad que se transmite en la capacitación docente? ¿Las escuelas cuentan con
personal especializado para ayudar a los docentes en estas situaciones? ¿O los
docentes afrontan estas situaciones inermes y depende de su propia voluntad
investigar para hacerse de estrategias que le permitan resolver estos desafíos?
Ramiro M. Borghiani
E-mail de contacto: rmborghiani@gmail.com
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