sábado, 6 de agosto de 2022

LOS EFECTOS DE LA PANDEMIA EN LAS PERSONAS CON DISCAPACIDAD


Las personas con discapacidad sufren con más intensidad que el resto de la población las derivaciones que trajo el coronavirus, incluyendo una vulnerabilidad mayor respecto de la infección. En los niños se producen retrocesos en su condición, problemas depresivos, de ansiedad y muchos otros. Por otra parte, dado el daño que se ha constatado que el virus provoca en órganos vitales, se sospecha que muchos infectados, incluidos los asintomáticos, desarrollarán condiciones crónicas que pueden derivar en alguna forma de discapacidad.

Prolegómeno
No hace falta explicar que la pandemia ha trastocado la vida de los habitantes del planeta, porque todos, en mayor o menor medida, hemos experimentado los cambios que las necesarias medidas para tratar de contener la expansión del virus han aportado en los distintos niveles, incluidos el económico, el social, el sanitario, el laboral y el educativo. Cuáles y cómo se quedarán esas modificaciones una vez pasada esta penosa circunstancia es algo que se intuye, pero no se sabe con certeza.
La aparición de distintas vacunas que protegen, cuando menos, de los efectos más nocivos del virus aporta una esperanza en el horizonte cercano.
La Organización Mundial de la Salud advierte, sin embargo, la inequidad de su distribución, ya que, a la fecha, los países más ricos han logrado inmunizar a aproximadamente el 40% de la población, mientras que en el otro extremo hay naciones que no llegan ni al 1%. También señala que las consecuencias presentes y a futuro de la pandemia afectan y afectarán con muchísima mayor intensidad a los sectores más vulnerables de la sociedad, entre los cuales se encuentra buena parte del colectivo de la discapacidad, sobre todo los más pobres, pero ello no significa que aquellas personas ubicadas en los estratos medios y hasta en los altos estén exentas de ello. Muchos trabajos científicos han señalado la mayor propensión al contagio de dichos individuos, la que se ubica en el orden del triple o el cuádruple que en el resto de la población, además de los mayores riesgos de muerte en muchos de ellos, sobre todo aquellos que portan comorbilidades factibles de potenciar los efectos del virus o viceversa.
Las personas con discapacidad (PCD) han sido relegadas en todo el mundo en cuanto a la vacunación. Esta comenzó a fines del año pasado, priorizando a las personas mayores, a quienes presentaban algunas enfermedades que implicaban mayor riesgo y a personal esencial (médicos, fuerzas de seguridad, etc.), entre otros, no considerando, por ejemplo, a aquellos con alguna problemática mental, a los diagnosticados con autismo y a quienes portan discapacidades no visibles. Hace relativamente poco, y tras los reclamos de asociaciones, ONGs y otras organizaciones, se los ha considerado como prioritarios en buena parte del globo, incluido nuestro país.
A continuación reseñaremos los principales efectos que ha causado la pandemia en las personas con discapacidad y los problemas más importantes que pueden implicar una discapacidad crónica que han provocado el virus y las medidas de protección en aquellas otras que no portaban una con anterioridad.

Los efectos de la pandemia
Los que peor la han pasado durante la pandemia son las personas con discapacidad intelectual o del desarrollo, junto con sus familias, claro. Plena Inclusión de España publicó en diciembre del año pasado una investigación de 233 páginas con el título “Covid-19 y discapacidades intelectual y del desarrollo. Impacto del confinamiento desde la perspectiva de las personas, sus familiares y los profesionales y organizaciones que prestan apoyo” (https://www.plenainclusion.org/sites/default/files/00._informe_covid-19_y_discapacidades_intelectuales_y_ del_desarrollo.pdf). Se trató de una encuesta online realizada con 1.473 personas, 582 de las cuales con diagnóstico de discapacidad mental o del desarrollo, 323 familiares o tutores legales, 493 profesionales y 75 directivos de centros y servicios.
Los resultados que se recogieron señalan que la crisis sanitaria y su correlato económico ha generado un retroceso en los avances que las PCD habían logrado, sobre todo en el ámbito laboral, el educativo y en la utilización de los servicios sociales.
Los aspectos que se han echado de menos, según su relevancia, son: el contacto con familiares y amigos, las actividades recreativas, los servicios y/o los apoyos específicos y las actividades laborales u otras ocupaciones.
A su vez, un problema que enfrentan aquellas personas con problemas de audición es que el uso de los tapabocas impide que ellas puedan efectuar la lectura de labios, lo que complica su comunicación. Otra barrera que se suma es el distanciamiento social, ya que eso complica a quienes tienen un resto de audición. Algo similar ocurre respecto de la educación presencial.
Otro informe revela que mientras que el 58% de las PCD consultadas manifiesta no haber padecido cambios en su estado de salud, un 34% afirma que este ha empeorado. Respecto de este último, las mujeres (38,7%), los mayores de 45 años (40%) y las personas con discapacidad psicológica y social (41,6%) son quienes más atestiguan sobre ello.
Por otro lado, según el mismo análisis, el 58% de estas personas sostiene que sus tratamientos y visitas a los distintos profesionales se han paralizado durante los momentos de restricciones más estrictas, para ir normalizándose paulatinamente, aunque no en forma plena.
En lo concerniente a la educación, ha habido cantidad de testimonios que indican que los niños y niñas con discapacidad intelectual y/o problemas del neurodesarrollo, así como aquellos con problemas de conducta y otros, han tenido problemas serios para seguir los cursos virtuales.
Las personas ciegas o con baja visión tienen inconvenientes diversos. Por un lado, se les imposibilita el cálculo de la distancia social, al tiempo que esto mismo hace que se dificulte el requerimiento de ayuda hacia otros individuos en su entorno. Otro aspecto que los perjudica es que algunos espacios se han transformado, sea para facilitar la circulación manteniendo el menor contacto posible o directamente para limitar la entrada, aunque no se ha tenido en cuenta a estas personas en los lugares de mayor afluencia, y no han colocado indicaciones en gran tamaño o recurrido a señalamientos sonoros para orientación de quienes experimentan dificultades de visión.

Covid-19 como generador de discapacidad
Aunque no se conocen todos los efectos que las diferentes variantes del virus puede generar en el largo plazo, sí se sabe que puede provocar daños en diversos órganos vitales, que, aunque no sean mortales, pueden derivar en una discapacidad permanente.
En ese sentido, un trabajo publicado en mayo de este año en The Lancet, realizado por investigadores de la Universidad de Oxford, afirma que una de cada tres personas que se contagiaron con el coronavirus presenta secuelas neurológicas o psiquiátricas que se mantienen por lo menos hasta seis meses después de la infección.
Llegaron a esa conclusión tras haber estudiado las historias clínicas de 236.379 pacientes mayores de 10 años. El 33,6% de los mismos presentó alguna secuela psiquiátrica o neurológica, el 17,4% trastornos de ansiedad, el 2,1% infarto cerebral, el 1,4% algún problema psicótico, el 0,7% demencia y el 0,1% parkinsonismo. Es decir que más de la mitad de los contagiados no quedó igual que antes de la infección.
Los autores hacen la salvedad de que solamente para el 12,8% de los afectados se trataba del primer diagnóstico al respecto.
Por otro lado, el Dr. Ricardo Allegri, jefe de Neurología Cognitiva del Instituto de Investigaciones Neurológicas Fleni de nuestro país, explicó que las complicaciones neurológicas debidas al Covid-19 son de tres tipos. Ubica en el primero a las personas con diagnóstico previo, las que presentan mayor riesgo de complicaciones y mortalidad y pone como ejemplo a aquellas con Alzheimer. En el segundo se hallan quienes tienen consecuencias neurológicas debidas exclusivamente al virus, como la pérdida del olfato y/o el gusto, los accidentes cerebrovasculares, la aparición del Síndrome de Guillain-Barré y otras neuropatías. En el tercero estarían aquellas afecciones que reciben el nombre de post covid, es decir los problemas que continúan aun cuando se supere el cuadro agudo que les dio origen.
Desde Colombia, el Ministerio de Salud de ese país informa que durante el aislamiento las consultas por temas de salud mental crecieron más de un 30%, la mayor parte de las cuales se centró en cuadros de ansiedad, pensamientos intrusivos, sensación de miedo o persecución, depresión prolongada (más de seis meses) y violencia intrafamiliar, causada por el estrés que provoca en algunas personas la convivencia permanente.
Otra de las consecuencias negativas que se observan y que resulta fruto de la pandemia es el menor progreso y los obstáculos al desarrollo social y el lenguaje en los niños más pequeños. Ello se debe a las restricciones en las salidas, la reducción del contacto con otros familiares y amigos, los cierres de las escuelas, el distanciamiento social y el uso de barbijos, entre otras derivaciones de las medidas que buscan evitar los contagios masivos.
En ese sentido, un trabajo realizado en el Reino Unido, y que abarcó a 58 escuelas de educación primaria, mostró que en el 76% de ellas los alumnos que comenzaron a cursar en plena pandemia necesitaron mucho más apoyo en la comunicación que en años anteriores y que en casi todos los establecimientos (96%) existe preocupación en lo que hace al desarrollo del habla y del lenguaje. Ello se encuentra corroborado por la empresa británica Speech Link, dedicada a la identificación y el apoyo a niños entre 4 y 8 años con problemas de lenguaje. Constataron que de los aproximadamente 50.000 escolares con edades que van de 4 a 5 años que iniciaron el ciclo lectivo en el período referido, entre un 20 y un 25% más de ellos requirió ayuda para adquirir las habilidades lingüísticas que en el período prepandémico.
Esto es muy importante, ya que los especialistas en la materia aseguran que aquellas personas que experimentan problemas de ese tipo a una edad tan temprana tienen cuatro veces más probabilidad de tener inconvenientes con la lectura y tres veces más de presentar problemas de salud mental. Y también su futuro laboral se ve comprometido.
Por su parte, una investigación realizada en los EE.UU. por la organización sin fines de lucro KFF (Kaiser Family Foundation), interesada en investigar y difundir noticias sobre salud en ese país, llegó a la conclusión de que, a causa de la pandemia y la consiguiente recesión económica, la salud mental de muchas personas se vio seriamente afectada, incluso la de aquellas que nunca habían tenido problemas en ese sentido, al tiempo que empeoró la de quienes ya portaban un diagnóstico previo.
En una encuesta realizada en julio del año pasado, el 36% de los participantes manifestó tener problemas con el sueño, el 32% con la comida, el 12% con el consumo de alcohol o de sustancias prohibidas y otro 12% que sus afecciones crónicas previas se agravaron.
Uno de los disparadores más importantes en este sentido fue el temor a la pérdida del empleo, lo que produjo depresión, ansiedad, estrés y baja estima, sobre todo en los adultos más jóvenes, en los cuales los cuadros ansiosos o depresivos alcanzaron al 56% de los mismos (41% para el promedio).
Por su parte, UNICEF se ocupó de señalar el impacto de la situación en los niños en una publicación de marzo del corriente año titulada “Los estragos que la pandemia de Covid-19 ha causado a los niños del mundo”.
Allí constatan que el 13% de las infecciones por el virus corresponde a niños y adolescentes menores de 20 años. La pobreza entre los niños se estima que aumentará alrededor de un 15%, mientras que al menos uno de cada siete en los países en que se impusieron confinamientos estrictos sufrieron ansiedad, depresión y aislamiento. También en muchos territorios se suspendió o se hizo irregular el suministro de otras vacunas, lo que puede implicar enfermedades y discapacidad en un futuro no muy lejano.
Al mismo tiempo, se señala que muchos niños experimentan temor de salir de sus hogares y que algunos de ellos han retrocedido a etapas anteriores de su desarrollo, mientras se ha observado jóvenes que han aumentado los comportamientos de riesgo.
A su vez, la Organización de las Naciones Unidas apunta que, aunque los niños no se contagien, cuando sus padres resultan infectados con el coronavirus, quedan expuestos a sufrir angustia, ansiedad y explotación, mientras que también se incrementa el riesgo de violencia hacia ellos por los largos tiempos de convivencia.
Un trabajo realizado por profesionales de la Clínica Mayo estadounidense da cuenta de que existen casos en los cuales los síntomas de Covid-19 pueden persistir durante meses, lo que afecta la calidad de vida de quienes tienen esas derivaciones.
Si bien señalan que buena parte de los mismos son personas mayores o con afecciones preexistentes, también afecta a jóvenes y hasta niños sanos pueden presentar durante semanas o meses síntomas tales como fatiga, falta de aire al respirar, tos, dolor en las articulaciones, dolor en el pecho, y con menos frecuencia dolor muscular o en la cabeza, latidos rápidos o fuertes del corazón, pérdida de olfato o gusto, problemas de concentración, de sueño, de memoria, erupciones y pérdida del cabello, entre otras.
Aunque se considera que este virus afecta principalmente a los pulmones, se han hallado efectos perniciosos en otros órganos.
En imágenes tomadas meses después se ha encontrado daño duradero en el corazón, incluso en aquellas personas que han transitado por la forma leve de la enfermedad, lo que aumenta el riesgo de sufrir complicaciones cardíacas.
Otro tanto ocurre respecto de los pulmones, ya que el tipo de neumonía más frecuentemente asociada al Covid-19 puede causar daño duradero en los alvéolos de los pulmones, la cicatrización de los cuales al superar la dolencia puede derivar en problemas respiratorios a futuro. Según investigadores pertenecientes a la Universidad de Texas, que compararon mediante técnicas de imaginería los pulmones de grandes fumadores con los de las personas contagiadas, aseguran que los pulmones post Covid se ven peor que los de cualquier fumador. Y ello incluye a los enfermos con pocos o ningún síntoma.
Tampoco el cerebro queda exento de las consecuencias de la infección, ya que es factible que produzca accidentes cerebrovasculares, convulsiones y el ya mencionado Síndrome de Guillain-Barré, y aumenta el peligro de desarrollar Parkinson y Alzheimer.
También se han reportado coágulos producidos por el Covid-19, lo que conlleva el riesgo de accidentes cardiovasculares y de presentar problemas en las piernas, el hígado y los riñones, que en algunos casos suelen ser permanentes.
Algunos de aquellos que han pasado por las fases más graves de la enfermedad, sobre todo los que han tenido que recurrir a cuidados intensivos, presentan síndrome de estrés postraumático, depresión y ansiedad. Asimismo, como ocurre con otros virus de la misma familia, es posible que aquellos que se han recuperado desarrollen síndrome de fatiga crónica, condición que empeora con la actividad física o mental, pero que no mejora con el descanso.

Para terminar
Lo reseñado son los efectos conocidos más frecuentes que se han hallado en quienes se han contagiado, aun aquellos con síntomas leves e incluso en los asintomáticos. Lo que no se conoce es qué otros se pueden desarrollar en el largo plazo, ya que todavía no ha transcurrido ese tiempo.
De lo que sí se tiene certeza es que las personas con discapacidad y su entorno han sufrido con mayor intensidad que el resto de la población la pandemia, ya que, sea por las restricciones a la circulación o por el temor, muchas de ellas han discontinuado su tratamiento, al tiempo que la recesión económica mundial que produjo la expansión del coronavirus ha hecho que dejen de existir muchos de los centros de día y otros servicios, además de provocar retrocesos en la evolución de sus diversas condiciones, sin contar con que la proporción de contagiados es mucho mayor entre los integrantes de este colectivo tan diverso.
Otro tema que se dilucidará con el tiempo es cuántos de los contagiados desarrollarán alguna condición crónica que implique alguna clase de discapacidad permanente. Se sospecha que el número puede llegar a ser importante.
Un aspecto al que, en general, no se le ha dado la importancia que merece es al Covid-19 en niños, para los cuales, por el momento, no existe la posibilidad de una vacuna. Si bien el porcentaje de infectados menores de 18 años es relativamente bajo, por ejemplo en la ciudad de Buenos Aires se pasó de 80 casos en el mes de febrero a 450 en abril. Y de lo que casi no se habla es de los decesos de menores, pese a que se estima que el 2% de todos los fallecidos son niños o adolescentes, lo que elevaría a más de 7.500 la cifra en todo el mundo.
Un artículo de Deutsche Welle afirma que en Latinoamérica el número de fallecidos es mayor que en los países desarrollados. Cita que en Chile son 123, en Perú 440, en Brasil 830, en Argentina 185, entre otros, muchos de los cuales se deben a la pobreza. Pero otros se podrían haber evitado simplemente siguiendo con más enjundia las directivas impartidas por las autoridades sanitarias.

Fuentes:
– https://news.un.org/es/story/2020/11/1484262
– https://www.ospat.com.ar/blog/salud/coronavirus-salud-fisica-y-emocional-en-ninos-y-adolescentes/
– https://www.unicef.org/es/coronavirus/estragos-pandemia-covid19-ha-causado-ninos-mundo
– https://www.kff.org/coronavirus-covid-19/issue-brief/the-implications-of-covid-19-for-mental-health-and-substance-use/
– https://www.clinicaalemana.cl/articulos/detalle/2021/depresion-y-ansiedad-secuelas-de-quienes-tuvieron-covid-19
– https://gacetamedica.com/profesion/secuelas-psicologicas-pandemia-nos-preparamos-para-la-cuarta-ola-los-problemas-sobre-la-salud-mental/
– https://www.thelancet.com/journals/lanpsy/article/PIIS2215-0366(20)30491-0/fulltext#%20
– https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC7287305/
– http://www.infocop.es/view_article.asp?id=14970
– https://ethic.es/2020/11/como-afecta-la-pandemia-a-los-colectivos-con-discapacidad/
– https://www.unicef.org/argentina/media/9026/file
– https://bancos.salud.gob.ar/sites/default/files/2020-07/covid19-ninies-adolescentes-con-discapacidad-contexto-pandemia.pdf
– https://www.elhospital.com/temas/Aumento-de-enfermedades-mentales-durante-la-cuarentena+136476

Fuente el cisne

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