sábado, 15 de octubre de 2022

APRENDIZAJE AUTODIRIGIDO EN DISCAPACIDAD



En la educación tradicional, el centro de la escena es ocupado por el docente, mientras el alumno cumple un rol más bien pasivo. Desde hace tiempo se vienen realizando propuestas para invertir los papeles y poner el foco en el estudiante. ¿Puede aplicarse el Aprendizaje Autodirigido en la educación de personas con discapacidad que presentan problemas intelectuales, cognitivos y otros similares? Algunos creen que es posible, mientras otros lo ponen en duda.

Primeras palabras

La Educación es un instrumento imprescindible para el desarrollo de la sociedad y también para los individuos que la misma contiene en su seno. No hace falta insistir demasiado acerca de que, en general, aquellos que logran mayor capacitación obtienen mejores perspectivas laborales, más allá de algunos sucesos fortuitos que pueden y suelen trastornar las perspectivas.

Las personas con discapacidad han logrado, mayoritariamente, ser incluidas en la educación común, aunque en muchos casos las adaptaciones curriculares y las ayudas no bastan para compensar un problema de base: la estandarización de la metodología de enseñanza y la uniformación de las metas.

Lejos de tratarse de un instrumento inerte, la Pedagogía ha ido modificándose a lo largo de la historia, influida por la filosofía, la ideología, la sociología, la política, entre otras disciplinas, además de evolucionar (no en sentido lineal, claro) por los propios desarrollos de quienes se dedican a ella.

De todas maneras, en el transcurso de toda su historia ha prevalecido un modelo jerárquico: el de la relación del que “sabe” -el maestro- y el que “quiere saber” -el alumno-, según el cual el rol activo lo asume el enseñante y el pasivo, casi como un mero receptor, el estudiante.

Si bien todavía hoy sigue predominando, ese modelo está en retroceso, ya que la revolución de las redes informáticas ha puesto el saber al alcance de casi todos, aunque antes de ello ya existían corrientes pedagógicas que postulaban reformular los roles, tratando de correr al docente del lugar del sabelotodo, ubicándolo más como un orientador, y haciendo que el educando sea un participante pleno del proceso que debe tenerlo como centro, y no como un depósito de saber enciclopédico.

Una de dichas teorías que lleva décadas abriéndose paso en la enseñanza moderna es, precisamente, el Aprendizaje Autodirigido.


Caracterización
Muchos cultores de esta forma pedagógica ponen el punto de partida en la Andragogía, objeto de estudio del educador norteamericano Malcom Shepherd Knowles (1913-1997). Este se interesó en ese término acuñado por su par alemán Alexander Kapp (1799-1869), quien lo utilizó por primera vez en 1833 para referirse a la educación de adultos, así como pedagogía se entiende como hacer lo propio con los niños, siguiendo a otro teórico estadounidense en el mismo campo, Eduard Christian Lindeman (1885-1953), que, a su vez, retomó el vocablo en un par de sus libros referidos a ese tipo de instrucción.

De las ideas de Knowles se toman los conceptos que distinguen al Aprendizaje Autodirigido, sobre cuya definición existe un importante consenso. La misma explica que se trata de un proceso de aprendizaje de carácter estratégico y autorreflexivo, en el cual el alumno toma la iniciativa, con o sin la ayuda de otros, para diagnosticar sus necesidades de aprendizaje, formular sus metas, identificar materiales y recursos humanos para aprender.

De ella se derivan otros conceptos que es necesario tener en cuenta. Por un lado, implementar esta forma de aprender implica el uso de estrategias cognitivas, metacognitivas y motivacionales que dependen de factores que involucran tanto al alumno cuanto a los docentes, incluso al sistema educativo y también a la propia cultura en la que ello se produce. Las estrategias metacognitivas refieren a procedimientos que desarrollamos sistemática y conscientemente para influir en las actividades de procesamiento de información, como buscar y evaluar información, almacenarla en nuestra memoria y recuperarla para resolver problemas y auto-regular nuestro aprendizaje.

    QTambién se encuentran lo que se denominan los estilos de aprendizaje, que no son otra cosa sino los rasgos cognitivos, afectivos y hasta fisiológicos que median en la forma en que los estudiantes perciben, interaccionan y responden a los ámbitos en que se produce el mismo, junto con las estrategias, conjunto de actividades que asume el alumno para procesar la información y abordar la tarea de incorporarla.
Uno de los componentes imprescindibles para poder aprender de manera autónoma es la capacidad reflexiva-analítica, es decir aquella que permite pensar atenta y detenidamente sobre las propias decisiones y determina cuál es la mejor manera de llevar adelante la tarea.
El Aprendizaje Autodirigido brinda a quienes quieren aprender libertad y autonomía para elegir qué, por qué, cómo y dónde hacerlo. Para esa determinación existen cuatro dimensiones a tener en cuenta, a saber:
1) La autorregulación, la que se define como la capacidad de planificar, dirigir y controlar las emociones, los pensamientos y los comportamientos en el proceso mismo del aprendizaje, ello, al menos, teóricamente.
2) La motivación, elemento central en cualquier proceso de adquisición de conocimientos, y que implica el disfrute de la realización de alguna actividad escogida libremente o del mero sentido de obligación al participar de una experiencia de aprendizaje.
3) La responsabilidad personal, que no es sino asumir la total responsabilidad por las acciones y los caminos que se emprenden.
4) La autonomía, o sea, la capacidad de evaluar las opciones disponibles y hacerse cargo del propio aprendizaje, controlando las opciones que se vayan presentando y realizando la evaluación constante de las rutas que se siguen.
Es decir que buena parte de la tarea implica la flexibilidad de no persistir dogmáticamente en una manera de aprender y la consiguiente capacidad de someter a testeo las opciones que se presentan como posibles, eligiendo aquellas que permitan arribar a los resultados esperados.
La educación a distancia que se produjo como consecuencia obligada de los confinamientos sanitarios en los tiempos pre vacuna ha ayudado a relanzar y a reevaluar esta forma de autoaprender.
Por la falta de práctica y motivación, un estudio realizado entre más de 500.000 alumnos estadounidenses por la empresa Youth Truth, que se dedica al monitorear diversos aspectos del desempeño de los estudiantes en distintas entidades educativas de aquel país, se ha constatado que solamente el 41% de los participantes (niños y adolescentes de 10 a 18 años) logró motivarse para realizar sus tareas escolares mientras los establecimientos estaban cerrados. A mayor edad, menor compromiso. La propia encuesta revela que el 57% de los niños de 5º año (final de la escuela primaria, con edades de 10 a 11 años) pudo motivarse, pero que, a más edad, menor compromiso. En ese sentido los del 12º grado (final de la escuela secundaria -preparatoria-, 17 a 18 años) fueron los de menor motivación, ya que apenas el 32% logró interesarse.
Pero la variación etárea no fue la única diferencia que se halló, sino que también se comprobó que los estudiantes de aquellas instituciones educativas entre cuyas metodologías se incluye la promoción de la autonomía del educando estuvieron mucho más enfocados y utilizaron mejor sus recursos que aquellos otros de escuelas más apegadas a métodos tradicionales de instrucción académica.
Otro punto que se señala es que las diferencias de enfoque no son las únicas, sino que, en general, aquellos educandos con menores recursos económicos tienden a hallarse en establecimientos más apegados a las viejas metodologías de enseñanza.
Se señala que muchas escuelas tuvieron problemas para instalar y hacer efectiva la educación remota precisamente porque sus estudiantes no tenían costumbre de asumir un rol activo.
El Aprendizaje Autodirigido, según sus propulsores, no es algo externo a las personas. Los pequeños comienzan a experimentar autónomamente alrededor de los dos años. Aquellos que crecen en entornos de cuidado y motivación poseen naturalmente las habilidades para autodeterminar su instrucción al ingreso al preescolar. Con la guía adecuada, pueden utilizarlas también en la etapa de la instrucción formal. Pero, en realidad, en el ámbito informal, la gran mayoría de las personas nos valemos de la autodirección para objetivos que llaman nuestra atención, como aprender jardinería, música, historia o lo que sea por nuestra cuenta, para lo cual investigamos, desarrollamos estrategias, dedicamos cierto tiempo a ello, nos ponemos metas y evaluamos nuestro progreso.
Incluso desde el punto de vista empresarial, las corrientes de capacitación laboral comenzaron a alentar a sus trabajadores para que su adaptación a las nuevas formas de trabajo la lleven a cabo valiéndose de esta herramienta, lo que, según expresan, les permitirá no solamente conservar su empleo, sino progresar, dentro de sus propios intereses. Hay empresas que dedican parte del horario de trabajo para fomentar dicha actividad.
También cambia el rol del docente dentro de esta técnica, ya que no hay más preponderancia de clases magistrales ni la simple lectura de la página tal a la cual de un libro o manual, sino que el enseñante pasa a tener, a su vez, un papel más interesante y creativo, como lo es motivar y ayudar a que cada uno de sus alumnos logre su máximo potencial.

¿Puede implementarse el aprendizaje autodirigido en personas con discapacidad?
Un tema que hemos soslayado deliberadamente en la caracterización de este tipo de aprendizaje es el de los tiempos. A esta altura de nuestro desarrollo social, resulta obvio señalar que todos, portemos alguna discapacidad o no, tenemos capacidades y velocidades de captación de información diferentes. Una de las características principales de esta estrategia es, precisamente, dejar que cada aprendiente tenga su propio ritmo. Muchos de los niños con discapacidades cognitivas o mentales tienen la capacidad para incorporar contenidos, pero, precisamente, lo que necesitan, en muchos casos, es más tiempo. Desde esta perspectiva, el AA es una herramienta de suma utilidad. Pero no es la única ventaja.
Una investigación realizada al mando de Karrie A. Shogren, una experta en educación especial de la Universidad de Illinois, ha revelado que una forma de implementarlo, el denominado Self-Determined Learning Model of Instruction (SDLMI) -Modelo de Instrucción de Aprendizaje Autodirigido-, aplicado a alumnos con discapacidad intelectual y problemas de aprendizaje, ha logrado que accedieran a más altos niveles de instrucción y que alcanzaran sus metas académicas y de otro tipo más rápida y completamente que aquellos otros que recibieron una educación más tradicional.
A su vez, afirma que hay estudios que demuestran que los adultos jóvenes con discapacidad que muestran ser autodeterminados y aprendieron a tomar decisiones por sí mismos, a resolver problemas y a buscar lo que necesitan tienen más posibilidades de ser empleados, con mejores sueldos, pero, además, lo mismo ocurre respecto a lograr mejores niveles de instrucción, lo que repercute en su calidad de vida.
El trabajo incluyó a más de 300 estudiantes con edades comprendidas entre 13 y 21 años, reclutados en 20 escuelas de los Estados de Kansas, Missouri y Texas, la mitad de los cuales funcionó como grupo de control, mientras que el resto fue instruido con esa metodología de AA.
Tras un comienzo en el cual los alumnos de ambos grupos mostraron poco interés en tareas referidas a los estándares educativos corrientes, sobre todo aquellos con discapacidad cognitiva, los resultados fueron sorprendentes. A quienes se los educó durante dos años con la técnica autodirigida tuvieron una evaluación muy superior que el resto, con una particularidad: los que portaban discapacidad intelectual consiguieron mejorar su desempeño en cuanto a cómo realizar las tareas, aunque no ocurrió en la misma medida respecto de sus logros académicos, mientras que en aquellos otros con problemas de aprendizaje se dio exactamente la situación inversa. De todas maneras, en los dos casos superaron sus niveles previos.
Algunos expertos en la temática aseguran que la respuesta a la pregunta del subtítulo es un sí rotundo, aunque, dependiendo de cada caso particular, habrá alumnos que necesitarán más apoyos que otros, según el grado de su discapacidad, algo que también ocurre con el resto del alumnado.
En aquel grupo, la tarea del docente ha de tener un peso más marcado respecto de la motivación y de la presentación de tareas que despierten el interés y la creatividad de sus alumnos.
El enseñante deberá hacer los siguientes aportes, entre otros:
– Presentar modelos que sirvan para que sus estudiantes comprendan mejor lo que se requiere de ellos.
– Dar pistas sobre organización de la tarea y la distribución del tiempo.
– Ayudar a evaluar y corregir errores
– Verificar el progreso y aportar alternativas para el desarrollo de la tarea.
– Analizar con el propio alumno cuáles son sus necesidades.
– Enseñar, evaluar y dejar libertad para que el estudiante siga el camino que elija.
– Crear un clima positivo, con la menor carga posible de estrés.
– Seleccionar y combinar diferentes actividades que sean apropiadas para potenciar el interés y la creatividad de los educandos.
Por fin, el docente ayudará a cada uno de sus alumnos a definir cuáles son sus objetivos, a determinar los contenidos a adquirir, a seleccionar los métodos y técnicas de aprendizaje que le sirvan para su educación, a monitorear el progreso de su propio aprendizaje y a ser crítico consigo mismo al evaluar los resultados obtenidos a lo largo del proceso.
Pero sobre todo, el maestro ha de poner en el centro a su propio alumno con discapacidad, porque, además de obtener una mejor formación en lo que respecta a lo meramente académico, también estimulará su autoestima y le mostrará cuáles son sus capacidades, mientras adquiere herramientas para autoconducirse en otros aspectos de la vida.
A su vez, los padres pueden y deben complementar la tarea docente, animando, ayudando y dando espacio y tiempo a sus hijos para que logren los objetivos que ellos mismos se proponen.

Pero…
Como ocurre con casi cualquier actividad humana, hay quienes no ven con buenos ojos la aplicación del Aprendizaje Autodirigido a personas con discapacidad intelectual, problemas de aprendizaje u otra condición que dificulte la adquisición de conocimientos académicos.
Muchos, en realidad, no se oponen a la implementación de estas estrategias, sino que se preguntan si buena parte de estos niños, aquellos con niveles más altos de discapacidad, por ejemplo, tienen los niveles suficientes de motivación (o, en todo caso, si se los puede estimular adecuadamente) como para encarar el aprendizaje por su cuenta, así como la habilidad para recopilar la información, la disposición para administrar su tiempo, la constancia para proseguir ante las frustraciones parciales, entre otras cuestiones.
Por otro lado, más allá de que en algunos casos, como el de los que portan Autismo, ello es uno de los síntomas frecuentes, se cuestiona si la determinación de los intereses por el propio estudiante no terminaría por ser restringida a una sola o a un pequeño número de temáticas, dejando de lado otras necesarias para el desarrollo de su vida social y laboral.
También preocupa el hecho de que los niños más pequeños necesitan cierta estructuración de su vida para ordenarse, lo que ocurre, asimismo, respecto de la educación, por lo que no estarían capacitados para desarrollar su existencia sin el control estrecho de los adultos, al menos en las primeras etapas. Ello vale tanto para aquellos con y sin discapacidad. Al mismo tiempo, se cuestiona si estos pequeños se encuentran en condiciones de asumir tal responsabilidad y si eso no los llevaría a asumir una presión para la que no están preparados.
Por fin, otro de los argumentos centrales de la duda es que esta forma de educación no parece factible de aplicarse en la enseñanza superior o, incluso, en la terciaria de oficios, por lo que estos alumnos se hallarían en desventaja respecto de aquellos que provengan de la educación tradicional.

Para terminar
Desde hace tiempo se viene bregando para abandonar esa forma de educar en la que el maestro o profesor ocupa el centro de la escena para poner al verdadero protagonista, el alumno, en ese lugar. Existen establecimientos educativos que emplean distintas estrategias en ese sentido y hasta hay docentes en escuelas públicas y privadas que, un poco intuitivamente, realizan experiencias positivas.
El problema es que las estructuras educativas (como toda estructura de gran magnitud) cada tanto intentan modernizarse, pero casi fatalmente existen retrocesos y algunos pequeños avances en forma de parches, pero seguramente que distan mucho de ser capaces de adaptarse a un cambio tan profundo en el futuro inmediato. Apenas va lográndose la inclusión educativa y con dificultades, por lo que, aunque parezca deseable, el Aprendizaje Autodirigido parece lejano, todavía, como política educativa central.
Respecto de las dudas acerca de si puede aplicarse o no a aquellos que portan discapacidad, cada niño, joven y adulto es un ser diferente y es posible que muchos se beneficien pudiendo decidir qué, cuándo, cómo y en qué tiempo aprender. Quizás otros no. Habrá que hacer la prueba.

Consultas:
– https://discapacidadrosario.blogspot.com/2013/12/aprendizaje-autodirigido-solucion-la.html
– https://cvc.cervantes.es/ensenanza/biblioteca_ele/asele/pdf/19/19_0395.pdf
– https://psicologiaymente.com/desarrollo/alumnos-discapacidad-intelectual-evaluacion
– https://education.wm.edu/centers/ttac/resources/articles/teachtechnique/selfdirectedlearners/index.php
– https://news.illinois.edu/view/6367/205023
– https://www.nciea.org/blog/educational-assessment/instructing-assessing-21st-century-skills-focus-self-directed-learning
– https://courses.lumenlearning.com/suny-esc-educationalplanning/chapter/self-directed-learning/
– https://www.shiftelearning.com/blogshift/promover-el-aprendizaje-autodirigido-empresas
– https://blogs.iadb.org/educacion/es/aprendizajeautodirigido/
– https://www.selfdirect.school/
– https://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0034-
98872014001100009&lng=es
Fuente El cisne


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