viernes, 18 de noviembre de 2022

LA SALUD MENTAL DE UNA PERSONA EMPIEZA ANTES DE SU NACIMIENTO

 

La literatura reciente demuestra que las personas con este diagnóstico tienen múltiples problemas médicos en diferentes combinaciones y gravedad: pueden ser psiquiátricos, neurológicos o relacionadas con problemas médicos más allá del cerebro.



Suele decirse que los viajes comienzan aún antes de ser emprendidos, es decir cuando se los planifica y se fantasea con ellos. Es curioso, pero algo similar acontece con la salud mental de un individuo, ya que, las bases de la misma se inician, incluso, antes de que la persona arribe a este mundo. ¿Cómo es eso posible? Sucede que las expectativas y fantasías de los progenitores empiezan a configurar con anticipación el escenario al que llegará el futuro bebé.

¿Se trata de un hijo deseado? ¿Se pretende que sea niño o niña? ¿Se desplegará sobre el bebé un cúmulo de deseos proyectados por los padres? ¿Intervendrán en la crianza las frustraciones individuales? ¿Cuál es la historia de quienes constituyen la pareja y cómo esto influirá en la educación? En definitiva, ¿cuál es el lugar real y cuál el simbólico que vendrá a ocupar ese hijo dentro de la estructura familiar?

Tal como empieza a advertirse, “el viajero” que nace ya está en gran parte condicionado en su travesía y, en la mayoría de los casos, su salud mental futura dependerá de que pueda ser consciente de sus condicionamientos, los cuestione y batalle para abrazar su ser auténtico.

El rol de la familia

Más allá de la corriente psicológica que aborde el tema (sistémica, cognitiva o psicoanalítica), no es casual la coincidencia en considerar a la familia como fuente de salud o enfermedad. Es la familia la que favorece la socialización primaria y es la principal encargada de inculcar valores en los niños, así como también es quien moldea la conducta del infante y direcciona su futura identidad.

Ya Salvador Minuchin, destacado psiquiatra y pediatra argentino, consideraba a la familia como la célula básica de la sociedad y decía que era la matriz de la identidad. Según el autor, era la familia la encargada de velar por el bienestar psicosocial de sus miembros. Afirmaba que era en el seno de la familia donde el niño adquiría consciencia de su ser, de pautas de comportamiento y de relacionamiento con los otros. Y aseguraba, además, que lo que se incorporaba o aprendía en la familia habría de permanecer como una huella indeleble, en forma consciente o no, para toda la vida.

La infancia, la base de la salud mental

Desde una visión psicoanalítica podemos afirmar que las bases de la salud mental se establecen en la infancia. Donald Winnicott, pediatra y psicoanalista británico del siglo pasado, aclaraba que dichas bases se instituían siempre desde el principio, cuando la madre estaba dedicada a su bebé y este dependía doblemente de ella, precisamente, porque no tenía la menor consciencia de esa dependencia.

En definitiva, nuestra identidad no emerge de la nada, sino que lo hace a partir de un contexto particular que es la familia. Para Freud, el “Yo” es lo menos propio que hay. ¿Por qué? Porque surge a partir de las distintas identificaciones con los otros. Identificarse es tomar algo del otro y hacerlo propio, incorporarlo a la propia personalidad. Y es claro que con quienes más se identifica el niño es con sus padres y con otras figuras significativas de la niñez.

Por tal razón es que los traumas vividos en la infancia tienden a permanecer de manera latente a nivel inconsciente, pudiendo incluso seguir influenciando el accionar y el estado anímico de un individuo adulto.

Fuente: Daniel Alejandro Fernández (M.N. 41.671) es licenciado en psicología con orientación psicoanalítica.



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