viernes, 23 de diciembre de 2022

AMOR, ENTRENAMIENTO Y EFICIENCIA: ASÍ FUNCIONA LA DIVISIÓN K9, LA BRIGADA DE PERROS DE LA POLICÍA DE LA CIUDAD


Los grandes amigos del hombre son mucho más que una hermosa compañía: también pueden hacer tareas complementarias de policía. En entrenamientos y misiones especiales, el vínculo se potencia.

Desde su domesticación, hace miles de años, el perro se convirtió en uno de los animales de compañía por excelencia y en un complemento para nuestra vida: es nuestro amigo incondicional, un integrante más de nuestra familia, capaz de darnos alegría y asistencia en casos de discapacidad y también en las misiones vinculadas a la seguridad.

Basados en experiencias anteriores y en esa complicidad casi natural entre el hombre y el perro, la División K9 (canino, en inglés) de las Fuerzas Especiales de la Policía de la Ciudad se formó, el 20 de noviembre de 2018, con esta dupla imbatible para llevar adelante tareas de seguridad y control de situaciones de riesgo.

El subcomisario Hernán Giuliodori es el jefe de esta división y cuenta que la tarea de los perros de la K9 es operar en conjunto con la División Operaciones Especiales y la División Negociadores en todas las intervenciones de alto riesgo donde participe el Departamento Fuerzas Especiales.

Para qué entrenan a los perros de la División K9

Los especialistas de la K9 entrenan a los perros para intervenir en situaciones de crisis con rehenes, personas atrincheradas y parapetadas, crisis de salud mental, patrullajes en zonas de alta complejidad y en todos los servicios que les ordena la Superintendencia de Operaciones de la cual depende el Departamento de Fuerzas Especiales.

Para esta tarea, Giuliodori comenta que “recurren a los años de experiencia en el trabajo con canes, toman cursos en distintas Fuerzas Armadas y de seguridad nacionales y extranjeras, en la Facultad de Ciencias Veterinarias, y suman la especialidad de enfermería veterinaria y, también realizan distintos cursos y capacitaciones en operaciones especiales”.

A la hora de seleccionar a los perros, buscan los de una raza acorde a la actividad a emplear, de fenotipo mediano y con carga genética alta. Los ingresan de pequeños, de aproximadamente dos meses, aunque también han adoptado algunos adultos jóvenes.

Las razas que entrenan son el pastor belga Malinois para intervención táctica y doble propósito y el dogo argentino para patrullas en zonas de alta complejidad. Los perros reciben alimentación de primer nivel, les hacen chequeos y controles diarios en base a un plan sanitario trazado por la K9.

Cómo son las jornadas de entrenamiento

El jefe de la división explica cómo son las jornadas de estos perros: “Tienen guardias de 24 por 48 horas. En esas 24 horas, se realizan entrenamientos cortos en horarios discontinuos, descansando y recreándose el resto de la jornada en el caso de no haber ninguna intervención real. Los días francos, los operadores pueden llevarse a sus canes a su domicilio siendo esto lo más beneficioso para el vínculo entre ellos. Los canes tienen una operatividad de entre siete y ocho años dependiendo del fenotipo y del genotipo de los mismos”.

A los perros, los entrenan en técnicas de condicionamiento instrumental/operante “lo que lleva ejercicios en base a apetencias por juego y/o comida”.

 

“Podemos decir que es una asociación positiva en la que cuando realiza un ejercicio deseado para nosotros, algo bueno o placentero aparece (lo que se traduce en juego, comida, felicitación en manada). De esta manera se da lugar a la asociación de que la conducta se repita. Y en el caso que realice un criterio no deseado por nosotros, nada bueno y/o malo aparece. Obteniéndose como resultado que la conducta se debilite o desaparezca. Por tal motivo, el período del adiestramiento dura entre dos o tres años, dependiendo de la especialidad”, explica Giuliodori.

Violencia y drogas no forman parte del entrenamiento de los perros de la K9

Ni la violencia ni las drogas, como comúnmente se cree, forman parte de los entrenamientos. Estos perros adoran recibir sus recompensas las que van desde caricias (las que más le gustan), más juego y comida. Estos son sus grandes estímulos por cumplir con el aprendizaje y la tarea. Además, y equiparándose al plantel humano, durante el entrenamiento y las misiones tienen protección visual y chaleco balístico.

Hoy el plantel canino es de 10 operadores de cuatro patas en las distintas especialidades: intervención táctica, doble propósito y patrullas de alta complejidad. Dos ya están operando en intervención táctica, uno en doble propósito, dos en patrullas de alta complejidad y el resto de la manada sigue en su proceso de aprendizaje.

Cuando ya les llega el momento de retirarse del servicio, a los perros se les busca una familia o, lo más probable, es que se los lleve su compañero humano.

El trabajo con estos animales en la K9 es fiel reflejo del concepto de UNA Salud donde lo inherente al hombre y su bienestar está involucrado con el ambiente y, especialmente, con las otras especies con quienes compartimos el planeta.

Por Guillermo Lobos

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