jueves, 1 de junio de 2023

Equinoterapia, un tratamiento que buscan incluir como prestación médica obligatoria









 “Equinoterapia como método terapéutico integral y complementario”, a cargo de miembros de diferentes centros de la Red Argentina de Equinoterapia (RAE). “En nuestro país se trabaja con este método desde hace alrededor de 40 años y hay más de 250 centros en todo el país que ayudan a mejorar la vida de una cantidad de personas que realmente lo necesitan”, dice Elena Cataldi Fleming, fundadora y presidenta de la fundación Equinoterapia del Azul (Salta), y miembro fundador de la RAE.

La historia de Elena con la equinoterapia empieza con su hijo Francisco, alias Panchi. “A raíz de un paro respiratorio a los dos meses que le dejó severas secuelas neurológicas, a Francisco le diagnosticaron parálisis cerebral (ECNE). El panorama fue que Panchi no caminaría y que tendría control cefálico. La equinoterapia le cambió la vida. Hoy es un chico que camina, salta con el caballo, baila, corre, y es absolutamente feliz, gracias a los beneficios que le trajo el contacto con los caballos”, cuenta Elena, recordando todo el camino recorrido.


“Esta fue la razón por la cual inicié la fundación.Creo en esta actividad y nuestro objetivo es que cada vez haya más centros en el país, para que todas aquellas personas que necesiten mejorar su calidad de vida puedan experimentarlo. Es un método terapéutico que realmente funciona”, agrega Elena, quien hoy promueve junto a la RAE que se trate el proyecto de ley que incluya a la equinoterapia dentro de las prestaciones médicas obligatorias (PMO), presentado en el Congreso por la diputada Gabriela Lena (de Entre Ríos), así como la declaración del Día Nacional de la Equinoterapia, de la diputada salteña Virginia Cornejo. “Hoy, en el Congreso, esperamos contar con la presencia de muchos legisladores, porque es una gran oportunidad para explicarles a los legisladores lo que hacemos y nuestras necesidades, además de brindar información a la sociedad sobre este método terapéutico”, explica.

“En la equinoterapia se conjugan el caballo y el humano. El caballo tiene la habilidad de tener un paso, una cadencia, exactamente igual a la cadencia del paso del humano. Esto significa que cuando uno sube al caballo, va a recibir los impulsos como si estuviera caminando”, detalla Nadine Bell, equinoterapeuta y una de las pioneras de este método en nuestro país.

“En una persona con su cuerpo con todas las facultades, no genera más que estímulos, por eso es tan agradable andar a caballo por un determinado tiempo. En una persona con discapacidad –en un 70% u 80% de los casos las afecciones son físicas–, se genera otra cosa durante el período que dura la sesión, de 10 minutos a 40 minutos. Esa persona está recibiendo los estímulos como si su cuerpo tuviera toda las musculatura en perfecto estado. Esto hace que, por ejemplo, en los niños con parálisis cerebral cuyos cuerpos son muy tiesos, al subirse al caballo se produzca un relajamiento de los músculos y su tono muscular. Con otras patologías en que los músculos están flácidos, se genera el efecto contrario a medida que están arriba del caballo. Además, a nivel neurológico también se reciben estímulos del caballo”, describe Nadine.

Y continúa: “Ellos estimulan el cuerpo, las emociones, las ganas. Es una actividad que, además, se hace al aire libre con un animal. El animal es un desafío: subirse, manejarlo... Si el equipo es bueno, ese chico puede tener enormes mejorías, no solo por el caballo, sino también por el equipo interdisciplinario. En esto de tener un buen equipo hay que hacerse muy responsable de los caballos que se van a usar. No puedo tener un centro de equinoterapia con uno o dos caballos; por un lado, para darles descanso, y por el otro, para que puedan ofrecer distintos tipos de formas, porque nuestros cuerpos son distintos, lo mismo que los de los caballos”.

“Si yo tuviera un chico con una parálisis que compromete sus miembros inferiores, el caballo tiene que ser delgadito para la apertura de piernas, porque si me fuera a uno muy grandote voy a exigir demasiado a ese cuerpo, más de lo que debería. Lo mismo si tuviera un paciente que mide 1,80 metro y tengo un caballo de una alzada de 1,50; en ese caso, recibiría impulsos demasiado cortos”, aclara.

“Difundir y promover la equinoterapia –agrega– es muy importante también para los caballos. En lugar de mandarlos al frigorífico como sucede con miles de ejemplares descartados de diferentes disciplinas, se utilizan para equinoterapia y mueren de viejos tranquilamente, ayudando en el medio a muchísimas personas.

Elena recuerda que en 2018, cuando se prohibió la tracción a sangre en la ciudad de Salta y se hizo un intercambio de motos por caballos, recibieron a los animales en la fundación. “Algunos que estaban muy flacos y lastimados fueron recuperados junto a la Facultad de Ciencias Veterinarias de la Universidad Católica. Una vez curados, fueron al campo a recuperarse y hoy trabajan con nosotros. Los que no fue posible usar para equinoterapia, fueron distribuidos en casas de familia y con adopciones responsables”, relata.

Ya en el siglo V antes de Cristo, el médico griego Hipócrates hablaba sobre esta terapia y hacía referencia a los beneficios que aportaban los caballos para solucionar los problemas de salud. En el país de los caballos, sería un enorme paso que este método fuera reconocido por las obras sociales –lo es en algunas provincias, como Salta– a nivel nacional, porque los resultados están comprobados aquí y en el mundo entero.

A su vez, sería un beneficio para los caballos en el contexto de que la Argentina empiece a tener un tratamiento ético para ellos. Hoy, unos 100.000 caballos descartados por año mueren en los frigoríficos, cuando muchos de ellos podrían estar ayudando a cientos de chicos y adultos.

Fuente La Nacion

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