El encargado de hacer historia fue Max Park, de 21 años, quien superó por 34 milésimas al chino Yusheng Du, que tenía el récord desde septiembre de 2018. Lo curioso es que detrás del joven norteamericano existe una historia de superación que fue contada por sus padres.
El Cubo Rubik, que en la actualidad tiene infinitas versiones, fue creado a mediados de la década del 70 en Hungría y para la década siguiente ya era furor en occidente por el desafío que significaba rearmar las caras. En la actualidad, con la posibilidad de encontrar en Internet la solución a cualquier problema, ese elemento perdió vigencia, pero se siguen organizando torneos del mismo. Aunque, ya no para ver s alguien es capaz de resolverlo, sino para saber quién lo hace más rápido. Max Park podrá decir que en 50 años nadie ha sido más veloz que él.
Es que a los dos años de edad, Max fue diagnosticado con autismo y sufría de problemas de movilidad fina, motivo por el cual ni siquiera era capaz de destapar botellas, tal y como explicaron sus padres Schawn y Miki, en declaraciones compartidas por Guinness World Record. Fue a través de sesiones de psicología que el pequeño conoció el Cubo Rubik, como elemento de práctica que además lo ayudó a sociabilizarse.
Después de años de practica, el estadounidense consiguió una habilidad singular con este juguete y se volvió capaz de armar todas sus caras en tiempos alucinantes. Fue así que lo invitaron a participar de un certamen y esta semana consiguió armarlo en 3,134 segundos, más rápido que cualquier otra persona que haya tenido el cubo en sus manos.
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