La profesora de Educación Especial y magíster en
Psicología Cognitiva, Pamela Salas, dialogó con AIRE sobre la inserción de las
personas con discapacidad en el sistema escolar. Qué cosas ya se lograron y en
qué todavía falta trabajar.
La
diversidad es una realidad, al igual que el acceso igualitario a la
educación previsto por la Ley Nacional 26.206, que en la
provincia de Santa Fe cuenta con el
Proyecto de Integración Interinstitucional de Niños, Adolescentes y Jóvenes con
Discapacidad, normado bajo Decreto 2703 del año 2010. Pero ¿se está logrando la inclusión?,
¿encuentran hoy los y las estudiantes en las escuelas comunes el acompañamiento
que necesitan?, ¿hay aceptación por parte
de los docentes y familias?
Para plantear estas y otras consultas, se dialogó
con Pamela Salas Contreras, profesora de Educación Especial y
magíster en Psicología Cognitiva y Aprendizaje con experiencia en educación
inclusiva, quien aseguró que “lo primero que hay que tener en cuenta para
planificar procesos es la Convención de los Derechos de las Personas con Discapacidad”,
un tratado de derechos humanos firmado por muchos países (en 2006) para
reconocer el derecho de las personas con discapacidad a participar en toda la
vida de la sociedad, sin discriminación de ningún tipo.
La profesional puntualizó en la necesidad de concientizar a la comunidad
respecto a que las dificultades o barreras no son de las personas, sino de una
sociedad que piensa las cosas para un determinado grupo; y que cuando uno habla
de educación inclusiva o de participación plena, "hay que remitirse a esta
convención, que es suprema o superior a cualquier ley nacional, provincial,
municipal”.
“Estamos totalmente de acuerdo en que todas las personas estudiantes
tienen el mismo derecho a acceder a la educación, por eso deberemos revisar
nuestras prácticas, formarnos y prepararnos, para estar a la altura de las
circunstancias, a lo que se exige”, dijo.
En este sentido, la profesional consideró que “estamos viviendo una
oportunidad, un cambio, porque venimos de una generación que se educó con la
segregación en la educación, pensada por un lado para la escuela obligatoria y
por el otro para la escuela especial. Entonces tenemos que hacer un esfuerzo
enorme, a veces, para modificar la idea de la separación, porque las
personas con discapacidad antes no compartían muchas cosas y es este
modelo social lo está cambiando”.
“Hoy es usual en todos los grupos que haya un compañerito no pueda
acceder a ciertos contenidos de la misma manera y tenga una profe que lo ayuda.
Las nuevas generaciones tienen incorporadas estas cosas, por lo que el cambio a
realizar está en los adultos; desde el padre o madre del niño o niña con
discapacidad, hasta el compañero, y por supuesto el equipo docente que requiere
de preparación, porque no hay magia, la inserción al aula es solo el inicio,
luego hay que ir viendo cada necesidad y respondiendo en demanda”, afirmó Salas
Contreras.
En esa línea, la profesional hizo hincapié en la necesidad de que
la igualdad en educación implica el compromiso de contar con los materiales
adecuados y pensar las propuestas, teniendo en cuenta las características de
todos los alumnos y alumnas; y reforzó la idea de la formación para los
docentes dentro del aula y la sensibilidad para la comunidad educativa en general.
"Hay que formar a los docentes y sensibilizar más a la
comunidad. La educación inclusiva tiene que ver con este principio de que
todos los estudiantes tienen derecho a recibir una educación de calidad, sin
importar las diferencias que puede haber entre uno y otro, eliminando todo tipo
de barreras que pudiese evitar o impedir esa participación plena y equitativa
en el proceso educativo”, subrayó.
Sin
generalizar, según cada necesidad
Pamela Salas
Contreras desempeña roles de coordinación, dirección y asesoramiento en el
abordaje de personas con discapacidad y trastornos del espectro autista; y
además contribuye en la creación de programas y documentos curriculares, así
como en la capacitación de profesionales y familias en diversas instituciones.
Desde
su experiencia puede afirmar que los procesos de cambio, en lo que respecta a
la integración de las personas con discapacidad a la escuela común obligatoria,
es "muy variable". “El tema
está instaurado, pero es muy variable de acuerdo a cada localidad o región. En
algunos pareciera que es la primera vez que se habla del tema, en otros están
un poquito más avanzados, en otros hay mucha resistencia todavía”, dijo.
La
profesional mencionó que “no se puede generalizar”, y que es
"imprescindible tener claro cuáles son los modelos filosóficos que
orientan, tener herramientas de apoyo, qué cosas se le puede brindar a una
persona con una dificultad, ya sea desde lo intelectual, desde la motricidad,
desde lo visual, desde lo auditivo, o sea, estar preparado o saber dónde buscar
la información, porque también esto es importante".
“No estamos diciendo que todos tenemos que saber de todo, pero sí que
tenemos que saber a quién pedirle ayuda”, remarcó.
En
todo sentido lo que primará será el tipo de diagnóstico que tiene la persona,
que será la base para marcar la especificidad en el apoyo. Si hablamos de, por
ejemplo, una persona que tal vez transitó gran parte de su educación en
educación especial y tiene un diagnóstico de una persona con síndrome de Down,
tal vez le sea mucho más sencillo a nivel social, de interacciones sociales,
comunicativas, de intereses comunes, tal vez integrarse a la escuela
obligatoria con otros adolescentes. Pero no ocurre de igual manera con una
persona que tiene un diagnóstico de autismo, por ejemplo. Habrá que ver, cómo
han sido trabajadas sus habilidades sociales, comunicativas, la regulación para
poder estar en ese contexto”, completó.
Para
concluir, la profesora de Educación Especial focalizó en la persona y sus
necesidades, sus miedos y deseos, “porque podemos
tener una ley muy linda, tener normativas que nos acompañen para poder hacer
estos procesos. Pero si yo no tengo en cuenta qué necesita la persona, nunca
lograré buenos resultados”.
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